Rita, la protagonista de su libro, tiene muchas similitudes con ella: es una mujer que fue Miss España y que vive del faranduleo: presenta galas, hace publicidad en Instagram, tiene un programa en la tele... 

QUIÉN ES

Beatriz Rico se define como una asturiana que cumplió su sueño de Mamá, quiero ser artista, llegando a destacar como actriz en cine, teatro y televisión. Además, tiene su propia banda de rock. Sus miles de seguidores la han convertido en todo un referente de las redes sociales y, según dice, eso le compensa un poco el disgusto de tener una discopatía lumbar. Tú quédate conmigo… yo me encargo de que merezca la pena (Ed. Harper) es su segunda novela. La primera fue De Miss a más sin pasar por Albacete.

Actriz, presentadora la televisión y también novelista. ¿Siempre le atrajo la escritura?

Desde pequeña me gustaban las letras, las redacciones, los cuentos infantiles. Con el auge de las redes sociales, que yo utilizaba, empecé a escribir un texto con una foto en una app. Con la pandemia, donde caí en un estado depresivo por miedo a perder el trabajo, aparqué la vergüenza de escribir. Y es que me tiré dos semanas en la cama, mientras recibía mensajes de gente que me decía que le gustaba lo que escribía. Un día por fin conseguí fuerzas para levantarme y salir del estado en el que me encontraba. Me lancé a escribir como me gusta, con boli, porque me fluye mejor todo lo que quiero contar; con el ordenador me atasco.

¿Escribir fue su mejor terapia?

Me resultaba muy cómodo contar las cosas por las que pasaba y descubrí que las horas que estaba con la escritura no era consciente de nada de lo que pasaba en el confinamiento. Era como mi mejor terapia; me cambió el humor y me sentía libre para contar lo que quería. 

"En la televisión cumplir años penaliza si eres mujer; está mal visto”

¿Con que se va a topar el lector/a en su novela?

Con el humor. Ese es mi principal objetivo: que la persona que la lea se ría a carcajadas con las cosas que Rita hace y piensa, igual que me reí yo escribiéndolas. Pero también van a poder mirar, como por el ojo de una cerradura, qué es lo que pasa detrás del famoseo, los photocalls y la tele, entornos en los que todo parece glamour y brilli-brilli, pero en los que en realidad nos pasan unas cosas rarísimas y muy cutres, que cuando suceden no te hacen ninguna gracia, pero cuando las recuerdas te partes y te dices a ti misma esto lo tengo que contar.

¿También hallarán pequeñas historias de esa parte fea de la vida que no nos gusta ver?

Lo que ocurre en esas habitaciones de desconocidos dentro de un hospital, esa parte de la existencia por la que quizá aún no has pasado, pero que sabes que en algún momento llegará. Y hay que contarla, desmitificar y decir “señores, esto es así”. Esta es la parte de la reflexión, que para mí era imprescindible en la novela.

"En mi profesión es clave cuidar la mente, sobre todo si no sabes cómo será tu vida dentro de unos meses”

¿Cómo define su libro?

Es un libro con el que se puede pasar de la carcajada a ese pequeño puñetazo en el estómago para, de nuevo, volver a otra carcajada. Una montaña rusa sin un orden concreto. En la vida, el factor sorpresa es una constante, y eso quiero que también lo sienta el lector.

¿Tiene tintes autobiográficos?

Pensé que a la protagonista la tenía que situar en un medio que yo conociese, el del espectáculo, del colorín, que es maravilloso para la mayoría de la gente que lo ve desde fuera, pero que también tiene sus cosas cutres. Cuento cosas mías que me han pasado y que me da vergüenza reconocer; hay mucho mío, cosas que no he contado y ahora lo hago riéndome.

En su profesión existe un culto exagerado a la imagen, ¿cómo lucha contra esa tiranía de estar siempre brillante?

A veces lucho poco y me dejo llevar; la frivolidad me ha salvado la vida en varias ocasiones. Cuando he estado inmersa en desastres diarios a los que todas las personas nos tenemos que enfrentar, el querer estar y verme guapa me ha levantado el ánimo. En esta profesión cumplir años penaliza si eres mujer; está mal visto y los comentarios son crueles. Cuando alguien abusa de la cirugía estética, la gente se lleva las manos a la cabeza, como ha ocurrido con Madonna por ejemplo. ¡Pero cómo no van a procurar estar mejor si tienen tal presión que las vuelven locas!

Beatriz Rico se dio a conocer en televisión.

¿El deporte es su mejor psicólogo?

Sí, es fundamental; en mi profesión es clave el cuidar la mente, sobre todo si llevas muchos años trabajando y continúas sin saber cuál será tu vida dentro de unos meses. Esto te provoca gran incertidumbre con altibajos emocionales y miedos. Con el deporte generas endorfinas que te animan a seguir adelante, a pesar de los contratiempos. Si no fuera por las horas que dedico al deporte seguro que mi autoestima estaría a la baja.

Además, como la protagonista de su libro, usted también es voluntaria en un hospital. ¿Cómo surgió?

Por un familiar que estaba muy enfermo y al que solía ir a visitar. En el hospital observé que en las habitaciones de al lado había persona en estado terminal que se hallaban solos. Me llegó al alma. La vida me ha dado muchas cosas buenas, por lo que creo que tengo que devolver algo a la gente, a la sociedad; llevo años trabajando con mayores en un hospital. Cuando me voy me dan las gracias, pero, en realidad, soy yo quien se la tengo que dar por sus lecciones de dignidad, de sentido del humor... Todas las cosas que cuento en el libro sobre el hospital son reales, me han pasado, y las he escrito con la mayor fidelidad, incluidos los diálogos. 

¿La libertad de expresión no goza de buena salud?

Leí con tristeza que en Jaén echaron para atrás la función de Ana Belén Romeo y Julieta despiertan; es un retroceso tremendo. La cultura tiene que tener un compromiso; entretiene, abre los ojos y conciencia a la sociedad. ¿Si nos quitan eso a qué se reduce la cultura? Además, mientras tanto se anuncia el aumento del presupuesto para a tauromaquia. Eso duele a todos los que nos dedicamos al mundo del arte. Yo estoy aquí por vocación, me encanta lo que hago y subo al escenario con mis monólogos a divertir y divertirme. Soy libre, sin ofender al público, que también es libre de no acudir al evento si no le gusta o a marcharse. Pero que sean las propias instituciones las que te vengan con la censura es tremendo. Me viene una anécdota que me contó hace años Carmen Maura.

¿Cuál?

Me comentó que al principio de su carrera, debido a la censura, a las actrices por debajo de la ropa les ponían como unos tapadores, por si tenían frío; era censura ideológica. Pero lo que está sucediendo ahora... No se puede censurar una función, un monólogo, una película porque no se comulgue con las ideas de quien tiene el poder. Hay que dejar el arte de ser libre.

"No se puede censurar una función o una película porque no se comulgue con las ideas de quien tiene el poder”

¿Qué opina del amor? ¿Es para toda la vida?

Soy antirromántica; el amor lo demuestro, pero nunca con detalles. Me muero de vergüenza. Además, el amor romántico está superidealizado. Afortunadamente, el amor va cambiando, porque si todas las historias tuvieran la intensidad de los primeros meses sería un suplicio. Pasados los primeros momentos llega un amor más tranquilo. Un amor bonito, más sereno que no tiene por qué estar exento de pasión. El que quiere mantener el ritmo amoroso de los tres primeros meses tiene que asimilar que debe de cambiar de pareja durante toda su vida. Menos mal que esa primera etapa se va.

¿Cuál es su objetivo en Tú quédate conmigo… yo me encargo de que merezca la pena?

Vender millones de libros, convertirme en la J. K. Rowling española, versión chick lit, y retirarme a un bonito rancho de Minnesota mientras me pongo un sombrero de cowboy cada día. ¡Ah! Y que la gente se ría, se identifique con los pensamientos de Rita y terminen el libro diciendo: “Vaya, soy un poco más feliz y un poco mejor persona”. Es lo que busco y sería mi mayor premio. Ni rancho ni nada.

¿Y las reseñas que le llegan de las redes?

Una de las que más me gustó fue la de una mujer que decía que mientras leía el libro se le olvidaron los problemas por los que estaba atravesando. Para mí, es un gran privilegio contribuir a que las personas se olviden, aunque sea por unas horas, de situaciones dolorosas. El libro no es ni femenino ni romántico. Es un libro de amor, gamberro que contiene mensajes para todas las personas que deseen pasar un rato divertido y que tienen esos pensamientos de Rita, la protagonista, sentimientos que le dan vergüenza exponer.