Es historia viva de la televisión. Uno de los personajes pop más recordados (y valorados) de la década dorada de la tele. El sargento Bosco Albert B.A. Baracus (M.A. en España, aunque su verdadero nombre artístico es Mr. T) aterrizó en nuestras vidas en 1983. Y lo hizo como un experto mecánico y conductor que, a pesar de su enorme fuerza y su conocido mal carácter, tenía miedo a volar. No se lleva bien con Murdock, acostumbra a conducir la histórica furgoneta GMC (medio de transporte de El equipo A), y lucía con gala cantidad de colgantes de oro, pendientes y anillos, así como una característica cresta (usada por la tribu mandinga de África). Y cuando la serie se estrenó en TVE, el apodo se tradujo del inglés B.A. (Bad Attitude) a M.A. (Mala actitud), castellanizando así un bautismo derivado de sus problemas de servicio en el ejército. Y es que, siempre acostumbró a contradecir con sus músculos las órdenes de sus superiores, llegando incluso a la violencia física contra jefes y oficiales.

El equipo A al completo.

El equipo A al completo.

Por ello, como bien narra el comienzo de esta serie inolvidable, “en 1972, un comando compuesto por cuatro de los mejores hombres del ejército estadounidense, fueron encarcelados por un delito que no habían cometido”. No tardaron en fugarse de la prisión en la que se encontraban recluidos. “Hoy, buscados todavía por el gobierno, sobreviven como soldados de fortuna”. Y así fue durante cinco intensas temporadas, en las que M.A., junto al coronel John Hannibal Smith (George Peppard), el teniente Templeton Faceman Peck (Dirk Benedict) y el ya citado capitán H. M. Howling Mad Murdock (Dwight Schultz), recorrieron buena parte de los Estados Unidos impartiendo justicia. Cameo de Ana Obregón incluido en el estreno del primero de los episodios de la cuarta temporada (búsquenlo en YouTube).

El caso es que 36 años después del final de dicha serie de culto, y con un DNI que ya firma 70 primaveras, el sorprendente físico de Laurence Tureaud (su nombre original) sigue causando sensación. Mr. T se mantiene en forma siguiendo una estricta dieta y más de dos horas de exhaustivo ejercicio diario. Para que se hagan una idea: entre las dos imágenes que observan en esta página han transcurridos más de 40 años. Y ese cachismo que tan determinante fue en su carrera sigue presente.