Es quizá el lado más feo, más oscuro, de la fama. Su vertiente más desagradable. Pero el fenómeno fan descontrolado existe desde la antigüedad. Quizá no con brotes tan alocados o excéntricos como ahora, eso sí. Situaciones casi inverosímiles que obligan, por ejemplo, a un personaje popular a tener que cambiar de domicilio tras detener la policía a numerosos frikis escarbando diariamente en sus cubos de basura. 

Es lo que le ocurrió durante meses a la creadora del universo Harry Potter. Se filtró en Internet el lugar de residencia de J.K. Rowling, y hasta que no se mudó a su castillo actual no pararon de molestarla. Por no hablar del horrible suceso que tuvo que soportar el periodista deportivo Paco González, uno de los más terribles y sonados de las últimas décadas: hasta en cuatro ocasiones una fan totalmente enamorada de él, llamada Lorena G.F., intentó matar a la mujer del locutor. Todo por celos, por envidias... Y en uno de los intentos, en febrero del año 2014, casi lo consigue.

Pues por una situación similar está pasando este verano el todopoderoso David Beckham. El futbolista más guapo y más querido de la historia del Reino Unido no se halla en su mejor momento. Según informa la prensa de Londres, el deportista ha declarado esta pasada semana por el acoso que sufrió entre julio y noviembre del pasado 2021 por parte de una admiradora de 58 años con problemas mentales. Según la revista Pronto, en la audiencia se leyeron tres misivas en las que dicha fan aseguraba, entre otras falsedades, que mantuvo una relación con él “de la que nació la pequeña Harper”, o que Victoria Beckham mantiene deudas: “Victoria me debe dinero, ha estado robando de mi cuenta bancaria durante años”.

Aunque en la carta más peligrosa e incómoda de todas, esta fan fuera de sí llegó a destacar lo siguiente: “Dijiste que si te escribía primero y estaba desarmada (que lo estaré) podría entrar en tu casa para charlar y tomar un té con todos vosotros”. Una declaración que ya hizo saltar todas las alarmas y la familia Beckham, como les ha ocurrido a otros tantos rostros conocidos, no tuvo más remedio que contactar con la policía y con cierta seguridad privada.