Apadrinados por una institución del indie estatal como Ricardo Lezón (líder de la banda de Getxo McEnroe), la banda de Bilbao Galerna sorprendió el año pasado con su álbum de debut, Viaje a Roma, editado por el sello madrileño Subterfuge. Aquellas poéticas y melancólicas canciones de pop estructuradas en doce capítulos arrancaban mencionando la Plaza Moyúa y culminaban con una historia de desamor en la playa de Muriola en Barrika. Estos chicos siguen lanzando dardos certeros en la diana del corazón de los oyentes en su nuevo single, editado en vinilo: una versión muy suya de la famosísima aria Nessum dorma de la ópera Turandot de Puccini en la cara A y el medio tiempo Que nadie duerma, inspirado en las letras reguetoneras subidas de tono de Bad Gyal, en la cara B. El amor eterno, romántico y naíf frente al hedonismo sexual y la irreverencia de los tiempos actuales. El compositor, guitarrista y cantante de Galerna, Mario García-Atucha (Bilbao, 27 años), se resiste a elegir uno u otro. Se queda con los dos.

¿Inspirarse en Bad Gyal y un aria de Puccini es una forma de marcar perfil propio y desmarcarse de los referentes indies de una banda como Galerna?

-Hay gente que podría pensar que lo que hace Bad Gyal es de mal gusto o que no pega con nosotros, pero lo cierto es que nos interesa mucho. Su discurso es muy relevante en la actualidad y habla de cosas que ahora mismo son importantes como los amores pasajeros y la hipersexualidad sin consecuencias. Frente a esta visión del siglo XXI, ponemos nuestra versión del aria de Puccini en la que se habla de un amor cortesano que nunca se consuma sexualmente, sino espiritualmente, en el interior. La elegimos porque me parece un planteamiento ridículo hoy en día, cuando ya no se cree en la trascendencia. Sin embargo, al final de la canción nosotros añadimos una nueva parte: “Tú fuiste un diamante antes del verso / una joya, un pibón / pero tras el enamoramiento/ siempre viene el amor/ y yo ahora ya nunca te encuentro/ te escondiste en mi corazón/ una ley prohíbe mirar dentro/ es el misterio o el horror”. Con este añadido queremos decir que a pesar de que no sea posible la trascendencia espiritual o el amor romántico total, y a pesar de que las relaciones comiencen de manera superficial, con el tiempo se genera una fe humilde, un amor, como digo yo, de los “padres” en el que los amantes comparten la experiencia de la vejez y la decadencia y se perdonan en sus fallos pase lo que pase. Esa es la única posibilidad de amar para siempre.

"Hoy ya ni dios puede dormir por la angustia que sufre”

“No es que nadie duerma / es que nadie duerme ya del horror”, canta en Que nadie duerma. ¿A qué horror se refiere? ¿El de Gaza? 

-Es interesante que lo menciones porque cuando tengo conversaciones con mis amigos sobre este tema se produce una especie de desencaje entre la moral y la política. Por un lado, cualquiera es capaz de entender que el Estado de Israel busque su existencia y perdurar en el tiempo, pero eso mismo choca frontalmente con el aspecto moral, que es lo que termina haciendo con sus acciones. Seguramente, muchos israelíes salvarían la vida de un gazatí que se está muriendo en la playa ahogado, pero no cuando hay en juego la vida de 200.000 palestinos. En la vida todo suele estar bastante desencajado y nosotros nos movemos en esa especie de tristeza e imperfección.  


Compositor, cantante y… ahora escritor 


Mario hizo en su día Empresariales y Filosofía y ahora se ha lanzado a estudiar una tercera carrera, Filología Hispánica. Mientras tanto, trabaja actualmente en un mundo tan complejo como el de las finanzas. Pero lo que de verdad ilusiona al vocalista de Galerna es la publicación de su primera novela, que se titulará Blas de Umbe y saldrá con la editorial valenciana Pre-Textos. La historia se desarrolla en la urbanización vizcaina de Unbe-Mendi en la que Mario, dice, ha pasado mucho tiempo. Es el primer laurel que coronará la dedicación de este joven estudioso tras haber invertido cuatro años de escritura.  

“Comerse un polla es como comerse una fresa”, dice en esa misma canción. ¿Eso cree?

-Por un lado, en el amor romántico todo importa, cada detalle es relevante. Los amores cortesanos de la literatura castellana y portuguesa requerían que los amantes fuesen absolutamente vírgenes porque cualquier relación sexual era motivo de impureza. Ahora estamos en un momento en el que sucede todo lo contrario, lo que tiene enormes virtudes pero también acarrea un montón de preguntas que todos nos hacemos. ¿Tiene la hipersexualidad algún tipo de consecuencia en nuestra forma de relacionarnos?

¿Qué le atrae de Bad Gyal?

-Todo. Me fascina. Personifica un tipo de feminismo de corte neoliberal en el que la mujer se empodera a sí misma al entender su capacidad de convertir en mercancía intercambiable su propia feminidad y cree que no se pierde a sí misma en el camino. Contrasta con otras visiones feministas que más bien buscan acabar con la disyuntiva masculino/femenino. El de Bad Gyal consiste confiar en que su poder económico basta para ser libre porque ella elige “fetichizarse”, volverse objeto de deseo. Por eso su disco se llama la joia que es joya en catalán. 

Se dice que la generación Z no tiene prejuicios y es más libre, pero que también profundiza poco por la influencia de las stories de Instagram y TikTok. 

-Cada generación tiene sus virtudes y sus defectos. Ahora hay una exposición enorme a muchos estímulos que en otros tiempos no hubiera sido posible conocer porque ocurrían lejos y no había forma de enterarse. Podemos descubrir un grupo de Wisconsin alucinante por nuestra cuenta, por ejemplo. La sensación de profundizar en las cosas y concentrarse me temo que es menor, aunque también es algo que le puede pasar a una señora de 60 años que está todo el día enganchada en Instagram. Dicho esto, para nada soy pesimista con respecto a nuestra generación. Nosotros nos parecemos más a los boomers, que vivieron el mayo del 68 y la liberación sexual, que ellos a sus padres. 

Enfrentarse a la colosal Nessun dorma y no salir trasquilado ya es mucho. Supongo que la versión de Pavarotti no era un modelo a seguir.

-Me daba un poco de rabia hacer de nuevo algo relacionado con lo italiano (por su primer álbum Viaje a Roma). Teníamos claro que no queríamos nada que fuera hortera o pretencioso; lo debíamos hacer a nuestro modo, tenía que ser bonito. En el aria Nessun dorma se le pide a la gente que nadie duerma hasta que se descubra el nombre del príncipe Calaf. Me hace gracia. Como si la gente pudiese ponerse el gorrito de dormir y ya está. Hoy ya ni dios puede dormir por la angustia que sufre. 

¿Mola más el amor romántico o la pasión sexual de una relación casual?

-No hay una sin la otra. Lo profundo siempre nace de lo superficial. Un día sales de fiesta por Bilbao, te lo pasas bien una noche con una persona, disfrutas, y a partir de ahí se puede generar un compromiso de una relación de 50 años.   

Son una banda muy de Bilbao. ¿Cómo ve la villa últimamente? 

-Tanto mis amigos como yo estamos ligados a muerte con Bilbao y Bizkaia. No me movería de aquí en mil millones de años. Percibo una gran falta de juventud, no hay muchos niños ni chavalería por la calle. Por lo general, la oferta cultural es bastante reducida y creo que deberíamos competir con otras grandes ciudades como Barcelona o Valencia en el aspecto literario, por ejemplo. Bilbao ha sido mucho y tiene que seguir estando en la vanguardia.

Tienen algo más de 4.000 oyentes mensuales en Spotify, pero llenan recintos con 1.000 personas. O sus oyentes son muy fieles o las plataformas van por un lado y el éxito por otro.

-Las dos cosas. Es un tema que hablamos mucho en la banda. En Galerna hemos hecho bastantes sold outs y tenemos la suerte de que viene gente de todas partes a vernos. No somos los más comerciales, pero tenemos un pequeño grupo de fans con los que sentimos que hemos dado en la tecla y son de una fidelidad absoluta. Para mí ese es el mayor éxito que se puede tener. Hay grupos que tienen muchos más oyentes mensuales que nosotros y luego no tienen la mitad de capacidad de convocatoria que nosotros en directo. El modelo de Spotify es un monopolio que hace mucho daño. Es perverso. Con un total de más de un millón de reproducciones casi no hemos recibido ni un euro.