Ucrania causó daños con dos ataques nocturnos a arsenales rusos situados en el distrito de Tijoretsk (región de Krasnodar) y en la localidad de Oktiabrski, en la región de Tver, próxima a Moscú, anunció ayer el Estado Mayor del Ejército ucraniano.
En relación al depósito de armas de Tijoretsk, el Ejército ucraniano señaló que “es uno de los tres mayores centros de almacenamiento de munición” rusos y uno de los arsenales que son “clave para el sistema logístico de las tropas rusas”, según un comunicado publicado en redes sociales. En el centro atacado se encontraban al menos 2.000 toneladas de munición, procedente en parte de Corea del Norte, según la fuente.
El segundo objetivo fue, según el Ejército, el 23.º Arsenal del Departamento Principal de Artillería del Ministerio de Defensa de la Federación Rusa, situado cerca de la localidad de Oktiabrski, en la región de Tver.
En ambos casos “se registraron incendios y detonaciones”, precisó el comunicado, que señaló que las tareas relacionadas con dichos objetivos se completaron “de forma exitosa”.
En la mañana de ayer el Ministerio de Defensa ruso informó de un ataque nocturno con un centenar de drones ucranianos, de los que una parte fueron interceptados en Krasnodar y Tver, entre otras regiones. El gobernador de Krasnodar informó de que en el distrito de Tijoretsk los fragmentos de dos drones derribados provocaron un incendio con la posterior detonación de “objetos explosivos” que obligó a evacuar a más de un millar de personas.
La región de Tver ya había sido objeto de un ataque masivo el pasado miércoles, cuando, según el canal de Telegram ruso Astra, un almacén de misiles, munición y bombas aéreas en la ciudad de Toropets fue alcanzado por seis drones kamikaze ucranianos.
Las autoridades de Tver ordenaron entonces la evacuación de parte de la población de la ciudad de Toporets, de unos 11.400 habitantes, y cuyo almacén ya había sido blanco de los drones ucranianos en otras dos ocasiones durante la guerra.
Reino Unido afirmó que este almacén albergaba municiones suministradas por Corea del Norte y que, tras su renovación en 2018, se convirtió en uno de los principales depósitos de municiones estratégicas de Rusia.
Kiev ha convertido los ataques contra aeródromos y depósitos de misiles y bombas en una de sus principales prioridades durante los últimos meses de guerra, con el objetivo de reducir la superioridad aérea rusa.