La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, está un paso más cerca de reeditar el cargo para el próximo lustro después de que los jefes de Estado y de Gobierno le hayan otorgado su confianza. Le queda ahora el más difícil todavía: encontrar una mayoría de eurodiputados que le den un “sí” el próximo 18 de julio para confirmar esa nominación.
La alemana buscará reeditar la mayoría de populares, socialdemócratas y liberales, las familias políticas que le apoyaron en 2019 y que han vuelto a impulsar su candidatura en el Consejo Europeo en esta ocasión, con una amplia mayoría que superaba la veintena de Estados miembros favorables a volver a verla como presidenta del Ejecutivo comunitario.
En el Parlamento Europeo, no obstante, esta mayoría es más estrecha tras las elecciones del pasado 9 de junio; mientras al final de la legislatura pasada populares, socialdemócratas y liberales tenían 417 escaños, ahora suman sólo 399, principalmente por el desplome de los liberales en las urnas. Nadie da tampoco por sentados a esos 399 eurodiputados en bloque; primero, porque el voto es secreto y, segundo, porque habrá fugas incluso en la coalición amiga, como será el caso de los populares franceses o los eslovenos.
Von der Leyen conoce bien lo que es enfrentar un voto ajustado, ya que en 2019 –cuando la extrema derecha pesaba menos en el hemiciclo– salió adelante por sólo nueve votos y muchos de quienes le dieron su apoyo entonces, como los polacos de Ley y Justicia, no lo harán ahora.
La alemana lleva ya días inmersa en el cortejo parlamentario e incluso antes de ser nominada formalmente ha tenido contactos con la jefa de filas socialdemócratas, la española Iratxe García, o con la líder de los liberales, la francesa Valérie Hayer, en busca del número mágico de 361 diputados (de un hemiciclo de 720 escaños) que le den un “sí”.
Mirar a los verdes o a Meloni
Con la acuciante necesidad de construir una mayoría más amplia y estable, Von der Leyen puede elegir entre mirar a los Verdes (que no le apoyaron en 2019 pero han votado con la mayoría proeuropea en un 80% de las veces) o tender la mano a la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, que sumó unos votos clave a dossieres importantes, como el Pacto de Migración y Asilo.
Ninguna de las dos opciones está exenta de riesgos: los Verdes reclamarán no dar marcha atrás en las políticas climáticas y esto podría crear fricciones con su propio Partido Popular Europeo, mientras que los ultraconservadores con los que comparte grupo Meloni son una línea roja para socialistas y liberales.
Para apaciguar a Meloni, todo apunta a que Von der Leyen le ofrecerá una cartera potente en su próximo Ejecutivo comunitario, algo coherente también con el papel de Italia como país fundador de la Unión Europea y tercer motor económico de la eurozona.
Von der Leyen acudirá el próximo martes a un encuentro con la presidenta del Parlamento Europeo y los líderes de los grupos políticos y ya ha confirmado su intención de acudir a dialogar con todas las formaciones de la Eurocámara que le inviten para así abordar sus preocupaciones y dudas.
Nueva Legislatura
Tras meses de dudas sobre el futuro de la transición ecológica en la Unión Europea durante el próximo mandato comunitario, la aritmética parlamentaria, los nombres propuestos para pilotar el proyecto comunitario y la agenda estratégica del bloque apuntan a que el Pacto Verde Europeo ha salvado los muebles. En 2019, antes de que la pandemia de covid y la invasión de Rusia sobre Ucrania pusieran el mundo patas arriba, los Veintisiete adoptaron la agenda estratégica que debía regir el primer mandato de Ursula Von der Leyen, en la que designaron como una de las grandes prioridades “construir una Europa climáticamente neutral, verde, justa y social”.