Miles de personas respondieron ayer en las calles de Sao Paulo a la convocatoria hecha por el expresidente de Brasil Jair Bolsonaro ante el avance de la investigación que lo involucra en un intento de golpe de Estado. Un acto sobre el que la Justicia ya le había advertido de que podría tener consecuencias en la investigación si Bolsonaro llamaba a los suyos a la rebelión.

La multitudinaria marcha transcurrió sin incidentes respondiendo así al llamamiento del político ultraderechista que insistió en que fuera un acto “pacífico” para evitar así más problemas de los que ya tiene con la justicia brasileña.

“Salí del Gobierno hace más de un año y sigo sufriendo una persecución implacable. Olvídense de mí. Ya hay otro gobernando el país”, se defendió el exmandatario.

Los manifestantes que ocuparon la Avenida Paulista, en el centro de Sao Paulo, en apoyo al expresidente Jair Bolsonaro evitaron portar pancartas contra el Tribunal Supremo Federal y el ministro Alexandre de Moraes, impulsor de la investigación sobre el presunto complot golpista para evitar la vuleta de Lula da Silvaal poder.

Asimismo, los activistas de Bolsonaro tampoco entonan cánticos antidemocráticos, al contrario de lo que ocurrió en las concentraciones frente a los cuarteles tras las elecciones de 2022. El propio Bolsonaro, cuyo pasaporte fue retirado en el marco de la investigación sobre un presunto intento de golpe de Estado, había pedido que los manifestantes no portaran pancartas “contra nadie”.

Por otro lado, hubo una gran cantidad de banderas israelíes, un movimiento impulsado por los recientes discursos de Lula, que acusó al país de perpetrar un genocidio contra los palestinos y comparó la guerra de Gaza con la masacre contra judíos llevada a cabo por Adolf Hitler.

Bolsonaro volvió a asegurar que es inocente de cualquier delito y que “no teme nada porque no hizo nada”. El expresidente compareció el pasado jueves en la sede de la Policía Federal en Brasilia durante apenas media hora. Fabio Wajngarten, uno de los hombres del círculo cercano de Bolsonaro, explicó que el ultraderechista no solo guardó silencio por ejercer su derecho constitucional a hacerlo, sino también porque la defensa no había tenido acceso a todos los informes inculpatorios de la acusación.

Operación ‘Tempus Veritatis’

La Policía Federal citó a Bolsonaro para prestar declaración en el marco de la operación Tempus Veritatis, que investiga una supuesta trama golpista para evitar dejar el cargo tras unas elecciones de octubre de 2022, que él mismo, según se le escucha en una serie de grabaciones, daba por perdidas.

A principios de mes, la Policía ejecutó una treintena de órdenes de registro y varias detenciones, entre ellas las de sus antiguos asesores Filipe Martins y el coronel Marcelo Camara, la del mayor de las Fuerzas Especiales del Ejército, Rafael Martins, o la del jefe del Partido Liberal (PL), Valdemar Costa Neto.

Entre las medidas cautelares que se le impusieron al expresidente brasileño están la retirada de su pasaporte y la prohibición de poder contactar con el resto de personas que están siendo investigadas.

De acuerdo con la investigación, Bolsonaro habría recibido, analizado y modificado un ‘borrador’ de esta supuesta trama, que comenzaría en un primer lugar cuestionando la legitimidad del sistema electoral para allanar posteriormente el camino a un golpe, que contaría con el apoyo de importantes militares, como los exministros de Defensa Walter Braga Netto y Paulo Sérgio Nogueira, o el exjefe del Gabinete de Seguridad, el general Augusto Heleno Ribeiro, que también se encuentran investigados.