El presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, logró hoy rentabilizar en las urnas su victoria militar en Nagorno Karabaj al ser reelegido de manera aplastante en las elecciones anticipadas celebradas el miércoles en el país caucásico.

Según los resultados oficiales preliminares, Aliyev suma un 92,1 % de los votos (2,5 millones) tras el escrutinio de más de la mitad de las papeletas emitidas.

De esta forma, permanecerá otros siete años al frente de la república bañada por el mar Caspio que exporta la mayor parte de sus ingentes recursos energéticos a la Unión Europea.

Entre los dirigentes del espacio postsoviético, sólo los dirigentes de Tayikistán, Bielorrusia y Rusia, por ese orden, llevan más tiempo en el poder que el mandatario azerbaiyano, que asumió la presidencia en 2003.

Histórica victoria

Al restablecer la integridad territorial de su país, Aliyev cumplió la promesa que hizo al llegar al poder tras heredar el cargo de su padre, Heydar.

De hecho, la victoria de su líder fue celebrada tras el cierre de los colegios por miles de azerbaiyanos durante una multitudinaria marcha por el centro de Bakú.

La votación transcurrió bajo la euforia de la victoriosa operación militar que en septiembre de 2023 provocó la capitulación de las autoridades de la autoproclamada república de Nagorno Karabaj, que desapareció oficialmente el pasado 1 de enero pasado.

Las elecciones fueron históricas desde todos los puntos de vista. Lo fue la victoria del presidente, que hasta ahora nunca había superado el 90 % de los votos.

Subido a la ola de las victorias en el campo de batalla -en la guerra de 2020 el ejército azerbaiyano ya recuperó gran parte de los territorios ocupados por los armenios-, dejó sin opciones a sus seis contrincantes, que sumaron entre un 0,4 % y un 2,2 % de los sufragios.

Los más votados fueron Zahid Orudzh, director del Centro de Estudios Sociales, con un 2,2 %, y Fazil Mustafá, líder del partido Gran Creación, con el 1,99 %.

La participación también fue muy alta, ya que casi 5 millones de azerbaiyanos (76,73 %), dos puntos porcentuales más que en 2018, acudieron el miércoles a las urnas.

La oposición extraparlamentaria, que denuncia continuas detenciones de activistas políticos y periodistas, decidió boicotear las presidenciales, al considerar que bajo Aliyev las elecciones no pueden ser democráticas.

Urnas en el Karabaj

Las elecciones se celebraron por primera vez en territorio de Nagorno Karabaj, de donde más de 100.000 armenios tuvieron que huir hace menos de medio año.

Las autoridades instalaron urnas en Jankendi, capital karabají (Stepanakert para los armenios), pero también en ciudades reconstruidas tras ser recuperadas en 2020 como Fizuli, donde votaron unos pocos miles de personas.

De hecho, Aliyev acudió con su familia a ejercer su derecho al sufragio en Jankendi, cuando tradicionalmente siempre votó en un colegio de Bakú.

Ese gesto fue muy criticado por Edmon Marukián, emisario especial del Ministerio de Exteriores de Armenia, quien acusó a Bakú de limpieza étnica en un territorio que los armenios controlaron desde 1992.

"Según la legislación azerbaiyana, Aliyev nunca estuvo registrado en Stepanakert para tener derecho a votar", comentó y recordó que desde el éxodo armenio apenas nadie vive en el Karabaj.

Occidente, Armenia y Erdogan

Las autoridades azerbaiyanas no invitaron a los observadores occidentales de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa (PACE), lo que llevó a la oposición democrática a acusar a Aliyev de querer minimizar el control internacional del voto y el escrutinio.

El motivo fue la decisión del Consejo de Europa de restringir las actividades de la delegación azerbaiyana, tras lo que Aliyev amenazó en abandonar dicho organismo, al igual que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

En los últimos mesa Bakú ha acusado a Occidente de ponerse de parte de Armenia en el conflicto de Nagorno Karabaj, al tiempo que negó las acusaciones de que expulsara por la fuerza a los armenios, a los que Alíyev garantizó públicamente seguridad y derechos si se quedaban.

Con todo, los expertos no creen que las actuales tensiones vayan a mayores, ya que Azerbaiyán tiene a los principales importadores de sus hidrocarburos en la Unión Europea, que necesita el apoyo de Bakú a sus proyectos de transporte energético en el Caspio.

Eso sí, Aliyev ha priorizado en los últimos años el reforzamiento de sus relaciones con el líder turco, Recep Tayyip Erdogan, que le apoyó sin tapujos en la guerra por el control del Karabaj.

En cuanto a Armenia, su líder, Nikol Pashinián, expresó su confianza en que tras las elecciones se firme el ansiado tratado de paz que normalice las relaciones entre ambos países.