El horizonte tiene un colora naranja que al final de la calle se torna gris azulado. Es Nueva York, pero esa especie de bruma está compuesta de partículas de humo canadiense, el humo de las columnas que se levantan desde los más de cuatrocientos incendios que asolan zonas boscosas del vecino del norte... y que ayer comenzaron a llegar al otro lado del hemisferio, a Noruega, y no se descarta que descienda a más partes del continente.

En todo caso,tras dos días sumidas en esa humareda, ciudades como Nueva York o Washington amanecieron ayer con una moderada calidad del aire. Según el Servicio Meteorológico Nacional del país, el humo se desplaza hacia el este y ekel sur y continuará afectando a regiones que van desde los Grandes Lagos hasta el Atlántico Medio, con una calidad del aire reducida. Así, se espera que la mala calidad del aire afecte a varias ciudades del sur como St Louis, Missouri y Louisville.

Mientras, las principales ciudades de la costa este del país, como Nueva York o Washington, registran niveles de calidad de aire “moderados” después de dos días en alerta por aire insalubre que ha afectado a unos 75 millones de personas, con los peores niveles de contaminación registrados en décadas.

3.800.000 hectáreas quemadas

El humo que ahoga a millones de personas en Norteamérica desde hace días es fruto de 441 incendios forestales que están activos en estos momentos en Canadá, una cifra muy superior a lo normal debido a los efectos de la crisis climática. Desde enero, las llamas han quemado 3,8 millones de hectáreas de bosque y vegetación en Canadá cuando la cifra media en la última década había sido de 250.000 hectáreas.

Según la alcaldesa de la capital estadounidense, Muriel Bowser, ayer la alerta se redujo a “código naranja”, con una calidad del aire no saludable para los grupos sensibles. “Se prevé que mejore en 24 horas, pero instamos a los residentes y visitantes a seguir con las precauciones”, dijo ayer.

En Nueva York, las escuelas públicas permanecen cerradas, con los alumnos siguiendo las clases en remoto, mientras las autoridades siguen recomendando a los ciudadanos que monitoreen los niveles de calidad del aire y que permanezcan en interiores y limiten sus actividades al aire libre. Tras lo sucedido, la gobernadora del estado de Nueva York, Kathy Hochul, ha dicho que el estado fabricará un millón de máscaras N95 para que la población pueda estar prevenida ante sucesos similares, dado que la exposición al humo de los incendios forestales puede causar una serie de problemas de salud, como pulso elevado, dolor en el pecho e inflamación en los ojos, la nariz y la garganta.

Las columnas de humo se extienden ya además desde Canadá, a través de Groenlandia, a Islandia y Noruega, y “es probable que la nube alcance otros países más al sur de Europa en los próximos días”, según el Instituto Noruego de Investigación Climática y Medioambiental (NILU).

Este viernes varias personas han alertado de olor a humo y paisajes brumosos en la costa oeste de Noruega y las concentraciones de humo en el sur de Noruega han aumentado.

No obstante, los niveles de humo son bajos y su densidad es débil, por lo que no hay probabilidad de ningún efecto adverso para la salud de la población. “Cuando el humo llega a Europa, el número de partículas es mucho menor”, ha indicado el investigador del NILU Nikolaos Evangeliou. “Esto significa que posiblemente podamos ver el humo como una neblina tenue, y tal vez notar su olor, pero la cantidad de partículas es tan baja que no debería causar ningún peligro para la salud”, añade.