El Gobierno serbio aseguró este viernes estar dispuesto al diálogo y a llegar a soluciones de compromiso con las autoridades kosovares, pero dejando claro que nunca reconocerá la independencia que su antigua provincia proclamó en 2008 ni permitirá que sea admitida en la ONU.

El ministro de Exteriores serbio, Ivica Dacic, aseguró hoy durante un discurso que "Serbia no puede reconocer la independencia ni estar de acuerdo con la adhesión de Pristina en la ONU" y calificó esas posturas como "líneas rojas".

Además, planteó como condiciones irrenunciables que se cumplan los acuerdos cerrados en 2013, bajo mediación de la Unión Europea, y que incluían que Kosovo diera algún nivel de autonomía a la minoría serbia que aún vive en Kosovo, algo que el Gobierno kosovar no quiere conceder en las actuales circunstancias.

Otra línea roja, según el ministro, es "asegurar plenos derechos y plena seguridad de los serbios" en Kosovo.

Según Dacic, Serbia mantiene que en la actual fase del diálogo el foco debe estar en "encontrar una solución de compromiso" y aseguró que su país quiere preservar la paz y estabilidad regional.

A la vez acusó a Pristina de "causar tensiones, con actos unilaterales, de forma consciente y sistemática, creando un ambiente de desconfianza".

La diplomacia estadounidense y de la Unión Europea tratan de dar un nuevo impulso al difícil diálogo entre Serbia y Kosovo con una nueva propuesta que prepara la UE, por iniciativa de Francia y Alemania, cuyos detalles todavía no se conocen.

Los progresos en el diálogo, marcado por constantes crisis y tensiones, son una condición crucial para el acercamiento de Kosovo y Serbia a la Unión Europea.