Raphael Warnock, candidato del Partido Demócrata, ha logrado una importante victoria electoral en la segunda vuelta de las elecciones de Georgia para el Senado. Con 1.816.096 votos, 51,37% del total, Warnock derrotó al candidato republicano Herschel Walker que, con 1.719.483 votos, obtuvo el 48,63% del apoyo electoral.

En las elecciones del mes pasado, Warnock superó a Walker por 37.000 votos de los casi cuatro millones emitidos, pero no alcanzó el umbral del 50% necesario para evitar una segunda vuelta. Ahora, Warnock ha logrado casi 100.000 votos más que Walker. La victoria concede al primer senador afroamericano de Georgia un mandato completo de seis años y garantiza la mayoría absoluta del Partido Demócrata en el Senado durante el resto del mandato de Biden, coronando el ciclo electoral con un importante triunfo sobre el Partido Republicano.

Según Warnock, pastor de la iglesia baptista, “un voto es una especie de oración por el mundo que deseamos para nosotros y para nuestros hijos… Georgia, ha estado orando con sus labios y sus piernas, sus manos y sus pies, su cabeza y su corazón. Ha trabajado duro y ahora estamos aquí todos juntos”.

El mantenimiento de mayoría absoluta de los demócratas en el Senado supone que el partido ya no depende del voto de la vicepresidenta Kamala Harris para romper el empate de 50 a 50 votos con los conservadores: El asno azul cuenta con una cómoda mayoría de 51 a 49 escaños en la cámara alta. Biden celebró los resultados afirmando que los votantes de Georgia han rechazado a los ultras del movimiento MAGA y… han votado por un buen candidato. En efecto, la derrota de Walker pone en evidencia el fracaso de los “candidatos defectuosos” moldeados por Trump, y supone un duro golpe para el expresidente.

El candidato de Trump

Walker, el candidato respaldado por Trump, ha escenificado perfectamente a su patrón. Ha mentido sobre sus ganancias, provechos y beneficios, sus credenciales académicas y sus actividades filantrópicas. En el plano personal, ha tenido que responder a las acusaciones de violencia doméstica, cuando una de sus exparejas lo acusó de haberle apuntado con un arma en la cabeza y haberla amenazado de muerte. Durante la campaña electoral expresó su apoyo incondicional a una prohibición federal del aborto sin restricciones por violación, incesto o por estar en riesgo la vida de la madre, pero una de sus exparejas declaró que Walker le había pagado para interrumpir el embarazo.

La mujer, madre de uno de los hijos de aquél, compartió con NBC News algunos de los escritos que documentaban el aborto en 2009. Walker reconoció haberle pagado 700 dólares, pero afirmó que no sabía que ese dinero se había utilizado para abortar. Pocos días después, una segunda mujer lo acusó de presionarla para que abortara en 1993. Esta mujer declaró haber tenido una relación con el candidato entre 1987 y 1993, y afirmó que la llevó a una clínica abortista y pagó por el procedimiento. Walker negó todas las acusaciones, pero no pudo negar las acusaciones de comportamiento violento ya que hizo alusión a ello en las memorias Mi vida con trastorno disociativo que publicó en 2008, en las que hizo referencia a sus arrebatos de violencia afirmando que se debían a dicha enfermedad mental.

En línea con Trump, el candidato hizo de la mentira la herramienta electoral por excelencia. En el curso de uno de los debates electorales mostró una placa de sheriff, y declaró que se trataba de una placa “legítima” del departamento de policía de su ciudad natal que le permitía colaborar activamente con los cuerpos de seguridad, pero básicamente se trataba una placa de juguete. Por lo que respecta a otras cuestiones, mostró una total falta de cordura, al atribuir el cambio climático al “mal aire” proveniente de China que –en su opinión– ha superado al “aire bueno” de los Estados Unidos, o al argumentar que la diabetes se puede controlar “comiendo bien”, una práctica que en su opinión podía reducir los costes de los pacientes insulinodependientes.

Todo ello ha colocado a Walker, junto al Dr. Oz en Pensilvania, Blake Masters en Arizona, Adam Laxalt en Nevada y Don Bolduc en New Hampshire, en la larga lista de los candidatos fallidos de Trump al Senado.

Culpable de 17 cargos

Pero esta no ha sido la única derrota que Trump ha tenido que digerir en estos últimos días. Un jurado de Nueva York ha encontrado a The Trump Corporation y The Trump Payroll Corp. culpable de los 17 cargos por esquema de fraude fiscal en primer grado, conspiración, fraude fiscal criminal y falsificación de registros comerciales de los que ambas empresas habían sido acusadas. No se trata de una estafa, sino de una conspiración para cometer estafa que se dilata en el tiempo: un modus operandi. Los fiscales alegaron que los ejecutivos de ambas empresas idearon un esquema para evitar el pago de impuestos mediante pagos indirectos realizados a altos funcionarios por artículos como matrículas escolares, apartamentos y vehículos.

El veredicto se produce tras una investigación de tres años. Trump no ha sido juzgado personalmente, pero la fiscalía ha alegado durante el proceso que era conocedor de la trama y sus compañías se enfrentan a una multa de hasta 1,6 millones de dólares. “Se trata de un caso de avaricia e insidia”, ha declarado el fiscal de distrito de Manhattan, Alvin Bragg.

Trump aún está siendo investigado por la fiscal general del estado de Nueva York, Letitia James, que ha abierto un caso por fraude fiscal alegando que Trump mintió reiteradamente sobre el valor de sus diversos activos, incluidos bienes raíces y campos de golf. En septiembre, James anunció que demandaría a Trump y a tres de sus hijos en un tribunal civil. Según la fiscal, los Trump han falsificado sistemáticamente los balances a todo lo largo de la última década, obteniendo más de 250 millones de dólares en beneficios fraudulentos.

La fiscalía defiende que Trump y sus empresas deben devolver esos beneficios y hacer frente a una amplia gama de sanciones comerciales, incluida una prohibición de cinco años para completar transacciones inmobiliarias en Nueva York. En un comunicado a la prensa, James anunció que el veredicto de la corte penal “envía un mensaje claro: ninguna persona ni organización está por encima de la ley”.

Ante estos y otros fracasos, Trump ha reaccionado como siempre, mintiendo. En un nuevo capítulo de negación de los resultados electorales y de fabricación de teorías conspiratorias, ha pedido la cesación del orden constitucional y la revocación de las elecciones de 2020 para “ser restituido” como presidente. Según escribió en una publicación de la red Truth Social, “un fraude masivo de este tipo y magnitud permite la eliminación de todas las reglas, regulaciones y artículos, incluso aquellos que se encuentran en la constitución”. Y, dando otra vuelta de tornillo, volvió a anunciar su candidatura a las primarias de 2024.

Y es que, a pesar de todo, Trump sigue siendo considerado uno de los líderes indiscutibles de su partido y su candidato ha obtenido 1,7 millones de votos en Georgia, a tan solo 2,5 puntos de su oponente. Todo ello es la prueba material de que la razón no es sino un flujo más o menos controlado de emociones, y de que en ese océano de vibraciones cualquier turbación tiene lógica. Trump, una herramienta electoral altamente defectuosa, se ha convertido en el mejor aliado de los demócratas: El más catastrófico do-it-yourself del Partido Republicano.