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Día Internacional de las Mujeres Rurales

Conseguir la igualdad de género en el campo hoy para un mañana sostenible

Tres mujeres rurales de Mali, El Salvador y Guatemala hablan sobre la realidad de sus territorios, el importante papel que desempeñan las mujeres en el campo y en el conjunto de la sociedad, los miedos a los que se enfrentan así como sus reivindicaciones para construir un futuro más seguro, justo y sostenible

Conseguir la igualdad de género en el campo hoy para un mañana sostenibleMundubat

Las mujeres producen aproximadamente más del 50 por ciento de los alimentos obtenidos de cultivos en todo el mundo, según recoge la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO). Este hecho pone de manifiesto el papel fundamental de las mujeres rurales en los sistemas alimentarios de todas las sociedades; desde la producción hasta el procesamiento, la preparación y la distribución de los alimentos, así como en la garantía de la nutrición de los hogares y las comunidades. 

Por ello, desde 2007 cada 15 de octubre se conmemora el Día Internacional de las Mujeres Rurales en el que se reconoce la labor y contribución en el fomento del desarrollo agrícola y rural, la mejora de la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza rural y hace una llamada mundial a la acción para fortalecer los esfuerzos hacia la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y niñas.

El tema de las Naciones Unidas para la celebración de este 2022, “Igualdad de género hoy para un mañana sostenible”, reivindica que un futuro sostenible requiere que las mujeres tengan un acceso equitativo a los recursos y servicios productivos, una participación significativa en los gobiernos y otros órganos importantes de toma de decisiones, y una buena representación en las instituciones. 

Para conocer las diferentes realidades a las que se enfrentan las mujeres rurales en cualquier parte del mundo, la ONGD Mundubat ha recogido varios testimonios que relatan en primera persona las dificultades de vivir y trabajar en el campo así como el valioso papel que desempeñan las mujeres en la tierra y en la sociedad en general. Pero también ponen nombre a sus principales miedos y manifiestan sus reivindicaciones para construir un futuro más seguro, justo y sostenible.

Niakaté Goundo Kamissoko - Mali

Niakaté Goundo Kamissoko.

La maliense Niakaté Goundo Kamissoko, presidenta Nacional de la Federación de Mujeres Rurales de Malí (FENAFER), explica: “Todo el mundo sabe que en el mundo rural la mujer sufre. No tenemos acceso a la tierra. Si bien se ha adquirido un compromiso, e incluso, hay una ley para facilitar el acceso a la tierra, no se respeta. Hay falta de materiales y equipamientos para trabajar. Sin equipamiento, sin semillas, etc. no se puede avanzar.”

Para ella es fundamental que las mujeres rurales sean formadas en agricultura, en ganadería, en agroforestería, pero también a nivel global para favorecer la alfabetización y que puedan gestionar sus fondos, sus cooperativas y sus asociaciones. Niakaté reivindica el papel de las mujeres en el campo, pero también en la ciudad, y asegura que “sin mujeres rurales no hay soberanía alimentaria”.

"Sin mujeres rurales no hay soberanía alimentaria"

“Nuestro objetivo es ser independientes y poder ocuparnos de nosotras mismas”, defiende por lo que recalca la importancia de disponer de tierra, materiales, formación y medios. Sin embargo, la situación en Mali es de mucha inseguridad y existe mucha violencia hacia las mujeres. “Nosotras, con otras asociaciones de mujeres, nos estamos juntando para encontrar entre todas soluciones a todos estos problemas”, concluye Niakaté.

Ana María Calles - El Salvador

Ana María Calles denuncia la violencia que sufren las mujeres en el campo.

Ana María Calles es lideresa de la Asociación Nacional de Trabajadores Agropecuarios (ANTA) en El Salvador. Como mujer campesina destaca la “fuerza” que le da el trabajar con mujeres “luchadoras y aguerridas del campo que con lo que producen mantienen a sus familias y al país, ya que muchos de sus productos abastecen los mercados de Centro América”.  

La salvadoreña habla sobre la necesidad de que las mujeres “tengan un pedazo de tierra que no sea alquilado, donde puedan tener su casa y cultivar”. Un espacio que sirva para impulsar una agricultura diferente que dé una alimentación segura a sus hijos e hijas y sea respetuosa con el medio ambiente. Asimismo, denuncia la violencia: “No quiero que las mujeres sufran violencia en sus casas. Que los hombres las valoren, las apapachen. Muchas han sufrido y ahora padecen secuelas fuertes”. 

“No quiero que las mujeres sufran violencia en sus casas. Muchas han sufrido y ahora padecen secuelas fuertes”

Sin embargo, Ana tiene pocas perspectivas de cambio ya que en su país “no hay ese espacio en lo rural y ahí están las mujeres”. Por ello, tiene claro que la solución pasa por “unirnos y luchar por esa perspectiva de cambio”. 

Evelyn Ixchel Quila - Guatemala

Evelyn Ixchel Quila participa en la defensa de los territorios en Guatemala.

En la Aldea Xecoxol, municipio de Tecpan, vive Evelyn Ixchel, mujer rural y promotora de iniciativas agroecológicas y de recuperación del suelo. Se siente agradecida por vivir en un entorno natural y disfrutar de la alimentación que ofrece la propia tierra.

La guatemalteca afirma que quiere “vivir sin miedo a los espacios comunales, donde nos empiezan a dar la oportunidad de participar. A veces, por el temor a equivocarme o que no guste lo que voy a exponer, me quedo callada y no doy mi opinión”. Un miedo generalizado en las mujeres rurales de todo el mundo: “El miedo nos lo han sembrado y es tan fuerte que me afecta cuando tengo que hablar en un espacio público. Lo primero que pienso es: '¿Qué dirán? ¿Estará bien lo que diré?'".

“El miedo nos lo han sembrado y es tan fuerte que me afecta cuando tengo que hablar en un espacio público"

Por ello, reclama igualdad en todos los ámbitos que afectan directamente a las mujeres campesinas: la participación en organizaciones, la educación académica, las responsabilidades de la familia así como las propiedades y acceso a la tierra. También demanda “educación sexual para las mujeres que somos vistas sólo para la reproducción. Hay mujeres con tres o cuatro hijos de diferentes hombres, que viven inmersas en el sufrimiento y la pobreza por carecer de educación sexual. No tienen los medios para dar de comer ni educar a sus hijos e hijas”. 

Aunque les separen miles de kilómetros, las diferentes voces de estas y otras mujeres rurales comparten cinco reclamaciones fundamentales para luchar por una vida más justa en el campo: igualdad de género; acceso a la tierra y a los recursos productivos; educación y formación; participación significativa en los órganos en los que se toman decisiones; y finalmente, una legislación que las respalde.