El presidente de la Comisión de la Verdad, el padre Francisco de Roux, es optimista con que el nuevo Gobierno colombiano pueda retomar las negociaciones con la guerrilla del ELN y se llegue un acuerdo de paz, y considera que el próximo canciller, Álvaro Leyva, es "muy apropiado" para ello.

En una entrevista con Efe, De Roux dijo: "Por lo que he recibido públicamente (sobre el ELN), hay una actitud de apertura hacia el nuevo presidente (Gustavo Petro), y el nuevo ministro de Relaciones Exteriores de Colombia es una persona muy apropiada para esa tarea".

De Roux, un jesuita de 78 años con amplia experiencia en documentar el conflicto armado y que ha presidido la Comisión de la Verdad, que ayer presentó su informe final, definió al exministro conservador Leyva como "un trasegador de la paz en Colombia" que "se ha ganado la confianza, que es muy importante con los grupos que están en insurgencia".

Por lo que cree que "hay motivos para ser optimistas" con que se retomen las negociaciones con la guerrilla en La Habana, que fueron suspendidas por el actual gobierno de Iván Duque en 2019, después del atentado contra la escuela de cadetes en Bogotá que dejó 22 muertos.

Petro, que será investido el 7 de agosto, se ha mostrado a favor de retomar esas negociaciones y las considera uno de los asuntos de su agenda de Gobierno, ya que piensa que si el protocolo con Cuba fue firmado, debe respetarse y retomar las negociaciones de paz fallidas.

Negociaciones con otros grupos

Además, Petro también propuso, en una entrevista con Efe cuando era candidato, un sometimiento voluntario a la Justicia de otros grupos paramilitares, como el Clan del Golfo y otras bandas, que denomina "multicrimen".

De Roux, por su parte, asegura que en esas negociaciones del nuevo Gobierno con el ELN se podría también incorporar a otros grupos, como las disidencias de las FARC, porque se muestra fiel "a incorporar a todo el mundo".

Con las bandas criminales, denominadas Bacrim, "es diferente, porque son ya grupos muy vinculados al narcotráfico", y habría que "ver allí con quién estamos hablando, si son grupos de narcotraficantes o si son grupos que están luchando por el poder político".

"Pero con los dos hay que entrar en procesos de diálogo", reafirmó el jesuita.