BRUSELAS. Por mucha presión que acreedores internacionales y mercados ejerzan sobre Grecia, su primer ministro, Alexis Tsipras, no cede. No solo mantiene el referéndum para este domingo en marcha, con el objetivo de consultar a los griegos su opinión sobre la propuesta de reformas y ajustes presentada por la troika la semana pasada -y ya caducada lo mismo que el segundo rescate-, sino que seguirá haciendo campaña por el no en contra de lo que pide el resto de la Eurozona. “El no, no es un simple eslogan, es un paso decisivo hacia un mejor acuerdo”, insistió ayer durante una declaración institucional televisada a toda la nación. “El no, no significa una ruptura con Europa sino la vuelta a sus valores. Votar no significa presionar a los acreedores”, aseguró.

órdago hasta el final Según defiende, mantener el órdago hasta el final tendrá resultados positivos y como ejemplo mencionaba el hecho de que, desde la convocatoria de la consulta, ya han recibido mejores propuestas para la deuda y su reestructuración. “El voto del pueblo es mucho más importante que la decisión de un gobierno”, insistió criticando la actitud de sus colegas, a quienes acusó de mentir y de chantaje. “Dicen que tengo un plan secreto y que si se vota el no sacaremos al país de la Unión Europea. Mienten a sabiendas”, avisó garantizando a sus ciudadanos que seguirán cobrando pensiones y salarios. “El referéndum del domingo no es sobre la permanencia de Grecia en la Eurozona. Queremos un acuerdo con los socios pero un acuerdo con perspectivas de futuro, una solución viable”, añadía.

Un acuerdo que ayer por la mañana cobraba fuerza tras conocer que su gobierno aceptaba la última propuesta de los acreedores si se incluían algunos cambios de última hora. “La república helénica está preparada para aceptar el acuerdo a nivel técnico sujeto a las siguientes enmiendas, añadidos o aclaraciones”, señalaba en una nueva misiva remitida a Jean Claude Juncker (Comisión Europea), Mario Draghi (BCE) y Christine Lagarde (FMI), con copia a Jeroen Dijsselbloem (Eurogrupo) y Klaus Regling (MEDE) y en la que hacía referencia al programa de rescate caducado el 30 de junio y al tercer rescate de 29.100 millones solicitado el martes.

cambios en la propuesta Entre los cambios: el mantenimiento del 30% de descuento en el IVA a las islas, no aplicar hasta octubre los cambios introducidos para retrasar la edad de jubilación hasta los 67 años en 2022, que la eliminación del complemento de solidaridad a las pensiones más bajas (conocido como EKAS), prevista para diciembre de 2019, se realice a un ritmo más lento, la reducción del gasto militar en 200 millones en 2016 y 400 millones en 2017, la eliminación del tratamiento fiscal preferencial para los agricultores (incluido subsidios al gasoil) para finales de 2017 y la adopción de la nueva reforma laboral para octubre de este año. Ideas que caían de nuevo en saco roto y con la sensación de que llegan muy tarde. “En este momento estamos en un procedimiento diferente. El programa anterior ha expirado y ahora necesitamos empezar las negociaciones de uno nuevo”, zanjaba el vicepresidente de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis, sobre un pacto cuya negociación requerirá de semanas e incluso meses. “No se partiría de un folio en blanco pero dependerá de la voluntad política”, explica un alto cargo europeo. En todo caso, en Bruselas tienen la sensación de que todo ha cambiado. “La situación financiera de Grecia es sustancialmente peor de lo que era hasta el pasado sábado cuando las negociaciones anteriores terminaron desgraciadamente sin resultado positivo y desde el lunes hay un control de capitales en Grecia. Es más difícil de resolver”, recordó ayer Domvrovskis.

“Soy perfectamente consciente de las dificultades. Nos han obligado a cerrar los bancos en respuesta a la convocatoria del referéndum, en un clima de gran asfixia económica, pero el control de capitales es temporal y no se van a perder sueldos ni pensiones, también están garantizados los depósitos de la gente que no ha retirado su dinero”, respondía poco después Tsipras vinculando su futuro político al resultado del domingo. Su comparecencia se producía apenas una hora antes del nuevo Eurogrupo extraordinario convocado para analizar las últimas propuestas. El resultado, tras la declaración de Tsipras, no sorprendía a nadie. “En este momento, simplemente tomamos nota de estas propuestas. Dada la situación política, el rechazo de las propuestas anteriores y la convocatoria del referéndum del domingo y la recomendación del gobierno griego de votar no, no vemos margen para seguir las conversaciones”, advertía el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem.

No hablarán hasta el lunes “No habrá nuevas negociaciones en los próximos días, ni a nivel del Eurogrupo ni entre las autoridades griegas y las instituciones sobre propuestas o acuerdos financieros. Simplemente esperaremos ahora al resultado del referéndum del domingo y lo tendremos en cuenta. Solo puedo decir que lamento mucho la situación, dada la fuerte determinación del pueblo griego de formar parte de Europa y de seguir siendo parte de la Eurozona”, añadía tras una teleconferencia de apenas una hora convocada para analizar la petición de un tercer rescate. Algunos como el siempre crítico ministro eslovaco Peter Kazimir iban todavía más lejos. “Me temo que los bancos griegos podrían no abrir el lunes con el euro como moneda en caso de que el domingo gane el no”, decía en su cuenta de tuiter poco antes de la reunión.

Pero si hay alguien crítico con Atenas ese es el alemán Wolfgang Schaüble que ayer volvió a mostrar todo su malestar personal por la estrategia negociadora del gobierno heleno en los últimos cinco meses. “Este gobierno no ha hecho nada desde que asumió el cargo. Lo único que ha hecho es dar marcha atrás y renegociar compromisos ya adoptados previamente. No sabemos si celebrarán un referéndum o no, si lo apoyarán o no. No se puede esperar honestamente que hablemos con ellos en una situación como esta. Necesitamos esperar y ver qué ocurre en Grecia”, advirtió durante una intervención ante el Bundestag. Mucho más sintético pero igual de contundente en su mensaje se mostraba el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk: “Europa está con Grecia pero no se puede ayudar a nadie en contra de su voluntad”.