Bergoglio, el cardenal que viajaba en metro
La Iglesia católica elige a un hombre austero, reservado y de fuertes convicciones
Jorge Mario Bergoglio se convirtió ayer en Francisco e hizo historia. Es el primer Papa no europeo, el primero latinoamericano, de Argentina, el primero en llamarse así y el primero jesuita de la historia de la Iglesia católica. Nació hace 76 años en Buenos Aires, hijo de un matrimonio de italianos, Mario (empleado ferroviario) y Regina (ama de casa), creció en Flores, un barrio tradicional y de clase media de la capital, y se diplomó como técnico químico. Fue al cumplir 22 años cuando ingresó en la Compañía de Jesús. Quienes le conocen destacan su sencillez, su modo de vida austero y su carácter reservado. Y así se presentó ayer ante el mundo como el sucesor de Benedicto XVI, con quien ya compitió por la silla de Pedro en el cónclave de 2005, el que siguió a la muerte de Juan Pablo II.
Hoy es conocido, a pesar de las normas de secreto absoluto, que tras una reñida votación para elegir al nuevo Papa, Bergoglio decidió dar un paso atrás para que Joseph Ratzinger se convirtiera en Benedicto XVI, el 265 jefe de la Iglesia Católica. Son muchos los que creen que al jesuita argentino le entró miedo. Ahora, ambos convivirán en los muros del Vaticano, uno como Papa emérito y otro como Sumo Pontífice.
Durante toda su vida, el Papa Francisco ha tratado de mantener un perfil bajo; huye de los focos, pero ayer todos estaban pendientes de él. Como manda la tradición, su primera aparición como obispo de Roma fue en el balcón de la plaza de San Pedro. Lo hizo vestido de blanco, sin esclavina roja, y con una sencilla cruz colgada del cuello. "Comenzamos este camino de la Iglesia de Roma, obispo y pueblo, juntos, en hermandad, amor y confianza recíproca. Recemos unos por otros, por todo el mundo, para que haya una gran hermandad. Este camino debe dar frutos para la nueva evangelización", fueron sus primeras palabras. Y remarcó su condición de obispo de Roma.
Desde la renuncia de Benedicto XVI, las voces expertas auguraban un Papa joven y enérgico, con buena salud, para hacer frente a los desafíos de la Iglesia. No ha sido así. Francisco tiene 76 años y ha sufrido severos problemas respiratorios.
carrera sacerdotal
Jesuita de vocación
Fiel a la doctrina católica y conservador moderado. El Papa Francisco no representa ni a la corriente progresista de la Iglesia ni a los más conservadores. Tras estudiar química, comenzó su formación religiosa en el Seminario de Villa Devoto, y el 11 de marzo de 1958 entró en el noviciado de la Compañía de Jesús. Cursó estudios humanísticos en Chile y se licenció en Filosofía en Buenos Aires. La docencia ha despempeñado un papel destacado en su vida. Así, entre 1964 y 1965 fue profesor de literatura y de psicología en el Colegio de la Inmaculada de Santa Fe y, en 1966, en el Colegio del Salvador de Buenos Aires. Entre 1967 y 1970 estudió Teología, mientras que entre 1970 y 1971 cumplió su tercer comprobando (periodo que sirve para preparar intelectualmente a los jóvenes sacerdotes) en la Universidad Alcalá de Henares de Madrid.
Francisco fue ordenado sacerdote el 13 de diciembre de 1969, desempeñándose como superior provincial de los jesuitas en plena dictadura militar (1976-1983). De aquella época queda una leyenda negra, la que le acusa de haber sido demasiado blando con el régimen. Durante años se acusó al nuevo Papa de haber dejado sin protección a dos compañeros, Orlando Yorio y Francisco Jalics, curas en las conocidas como villas miserias -núcleos de concentración de pobreza y exclusión-, que fueron secuestrados. Estos pasaron seis meses desaparecidos, fueron torturados y finalmente liberados -se exiliaron y colgaron los hábitos-.
Aunque no hay una sentencia sobre el caso, cinco testimonios atestiguaron la relación del nuevo Papa con estas desapariciones. En 2010, finalmente, aceptó declarar como testigo ante la Justicia; explicó que se había reunido una vez con el dictador Jorge Videla y en dos ocasiones con su número dos, Emilio Massera, para reclamar por la vida de los curas, una respuesta que no satisfizo a los querellantes. Además, las Abuelas de Plaza de Mayo le acusaron ante la Justicia argentina de estar implicado en la desaparición de Alicia de la Cuadra, nieta de una de las fundadoras de la asociación.
Bergoglio ha hecho toda su carrera en el episcopado porteño. Tras una gran actividad como sacerdote y profesor de teología, comenzó a ejercer como uno de los obispos auxiliares de Buenos Aires en 1992. Seis años después, sucedió a Antonio Quarracino como arzobispo de la capital argentina. Durante estos años, la ayuda social ha ocupado un lugar destacado. Bergoglio ha tenido una gran presencia en la Conferencia Episcopal Argentina, institución que presidió durante seis años, de 2005 a 2011. Su primera acción fue crear la Vicaría Episcopal de Educación, que tiene bajo su jurisdicción cientos de escuelas. Su premisa ha sido dedicar los esfuerzos de la Iglesia a toda la Educación, no solo a la católica. Entre sus publicaciones más conocidas se encuentran Meditaciones para religiosos (1992), Reflexiones sobre la vida apostólica (1986) y Reflexiones de esperanza (1992).
Fue nombrado cardenal en 2001 por Juan Pablo II. Sin embargo, cuando viajaba a Roma, en turista, era habitual verle de negro, lejos de la llamativa vestimenta de los purpurados. Además, a diferencia de otros, no se compró vestimenta nueva, sino que ordenó arreglar la que usaba Quarracino. Siempre ha intentado mostrarse cercano a la gente. De hecho, en Buenos Aires era común verle viajando en metro o autobús y comiendo en comedores sociales. Nunca aceptaba una invitación a cenar. Como buen argentino, le gusta además el tango y el fútbol. Es seguidor del equipo San Lorenzo de Almagro y amante de la música y la literatura clásicas. Hasta ser elegido Papa, vivía solo en un apartamento sencillo, en el segundo piso del edificio de la Curia, junto a la Catedral de Buenos Aires. Desde la ventana de su piso observó, por ejemplo, cómo una señora era golpeada por agentes policiales durante el corralito de 2001. Cogió el teléfono y habló con el entonces secretario de Seguridad, Enrique Mathov, a quien pidió distinguir entre activistas y ahorradores.
Relación con los Kirchner
Enfrentamiento
La mala relación de Bergoglio con el matrimonio presidencial argentino era notoria, sobre todo con el presidente Néstor Kirchner. En 2004, un año después de que este accediera a la presidencia, el arzobispo de Buenos Aires censuró "el exhibicionismo y los anuncios estridentes", que muchos interpretaron como una crítica a sus medidas para reabrir los juicios contra los criminales de la dictadura. El fallecido Néstor Kirchner dijo de él que era un aliado de la oposición. Desde una misa o un acto oficial, Bergoglio denunciaba la desigualdad social del país latinoamericano, la corrupción y "la crispación política".
En 2009, con Cristina Fernández al frente del país, el arzobispo aseguró que "el peor riesgo es homogeneizar el pensamiento". Asimismo, un día después de que el Papa Benedicto XVI llamara a terminar con el "escándalo" de la pobreza en Argentina, el arzobispo de Buenos Aires señaló que "desde hace años el país no se hace cargo de la gente". Pero el momento de mayor enfrentamiento con la presidenta llegó cuando, en 2011, el Congreso tramitaba el proyecto de matrimonio entre personas del mismo sexo.
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