Bilbao. Beristain acaba de publicar, junto con Eloísa González Hidalgo, El oasis de la memoria, sobre la memoria histórica y las violaciones de los derechos humanos en el Sahara Occidental, un tema sobre el que disertó ayer con Xabier Lapitz.

El conflicto del Sahara Occidental es muy cercano a nosotros históricamente y, sin embargo, este campo apenas se había tocado.

El conflicto ha sido visto siempre más, por una parte, como una negociación política entre el Reino de Marruecos y el Frente Polisario, o, por otra parte, como lo que hemos conocido por la situación de los refugiados en Argelia que llevan en la Hamada de Tindouf 37 años, Pero eso ha sido visto más como un problema de ayuda humanitaria y no como un problema de refugio político y de violación de los derechos humanos.

Creo que la gente conoce lo que sucedió en ese mal llevado proceso de descolonización. Hablamos de 1975 y es ahí donde arranca precisamente la violación de los derechos humanos estudio de este informe.

Es ahí donde arranca porque es ahí donde se dieron varias cosas. Por una parte, los casos de desapariciones forzadas. El Sahara sigue siendo un país, un territorio en el que el impacto de la desaparición forzada sigue siendo muy importante, hay cerca de 400 desaparecidos. Por otra parte, fue el inicio del éxodo hacia el desierto. Y en febrero de 1976 se dieron varios bombardeos, uno de ellos, el más importante, fue el bombardeo de Modrega, que nosotros investigamos. Fue un bombardeo contra la población civil en el que hubo, según nuestra reconstrucción, 45 personas que murieron y 86 heridos graves, pero probablemente habría muchos más. Es la primera vez que se ha documentado de una manera específica y siguiendo ciertos estándares internacionales.

El bombardeo de Modrega fue, según los testimonios, la prueba de hasta dónde estaba dispuesto a llegar Hassan II.

Sí, porque nadie pensaba que iba a haber un bombardeo a la población civil. Hemos tratado de reconstruir esa historia, tanto desde el punto de vista de las víctimas directas como de las familias, los testigos y de quienes atendieron a esas personas, porque esto es un crimen contra la humanidad que debería ser investigado independientemente por Naciones Unidas y que nunca ha formado parte de ninguna investigación independiente. Ni siquiera hay, por ejemplo, un informe de Amnistía Internacional.

Qué pena que no hubiera un George Steiner allí porque, en realidad, recuerda al bombardeo de Gernika.

El bombardeo de Gernika inaugura una nueva manera de hacer la guerra, en la cual la población civil se convierte en objetivo militar como una manera de ganar control y como una expresión del terror, y Modrega tiene las mismas características.