París/Riad/Yakarta

LA nueva luna dio comienzo ayer al mes del ramadán. Durante este periodo, los musulmanes no podrán ingerir alimentos ni líquidos y tampoco podrán mantener relaciones sexuales o fumar desde la salida del sol hasta el ocaso, hasta que comience el nuevo mes lunar. Los musulmanes exentos de cumplir estos requisitos son los niños, las personas mayores, los enfermos crónicos, las mujeres embarazadas, en periodo de lactancia o menstruación, y las personas con enfermedades temporales. El ramadán, que se celebra en el noveno mes lunar, cae este año en verano, por lo que el día a día de los musulmanes será más complicado, ya que a pesar de las altas temperaturas, no pueden ingerir líquidos y, por tanto, no pueden hacer nada para combatir la sed. Los días, además, son más largos, con lo que la jornada de ayuno también lo es.

Antes de que amanezca, los musulmanes en el "mes sagrado" hacen la primera oración del día y desayunan ingiriendo más calorías de lo normal para poder aguantar hasta el ocaso. Posteriormente, cada uno hace las tareas que habitualmente desempeña hasta que cae el sol y, según la tradición islámica, rompen el ayuno con un dátil y un poco de agua u otra bebida, rezan y ya después pueden comenzar a comer. Durante este mes, los fieles rememoran la revelación divina al profeta Mahoma para escribir el Corán. Las normas que marca el mes sagrado del islam son seguidas rigurosamente por los musulmanes a lo largo y ancho del planeta, sin embargo, en los últimos años, cada país va tomando su propias formas de celebrarlo y "adaptarse" a las nuevas situaciones. Así, mientras que en Indonesia muchos critican el mercantilismo en que se está convirtiendo el ramadán, en Francia, coincide con varias iniciativas legislativas para regular algunas tradiciones musulmanas.

Arabia Saudí

La Meca tiene el mayor reloj del mundo

Coincidiendo con el inicio del mes de ayuno, Arabia Saudí estrenó ayer un reloj gigante, supuestamente el mayor del mundo, frente a la gran mezquita de la ciudad sagrada de La Meca, hacia la cual se dirigen los musulmanes del mundo entero durante las cinco oraciones diarias. El reloj, que tiene un diámetro de unos cuarenta metros y se encuentra a una altura de la tierra de otros 400, puede verse desde cualquier punto de La Meca y hasta a una distancia de unos 25 kilómetros. Por si esta altura no es suficiente, está previsto que se coloque el reloj encima de un rascacielos que lo situaría a 600 metros del suelo. Los saudíes esperaban ayer con mucha ilusión la llamada a la oración del atardecer, que transmitió por primera vez este reloj, acompañado de un espectáculo de luces en el cielo. "El reloj es un valor añadido a La Meca a nivel internacional y es un gran avance utilizarlo para anunciar la llamada a la oración para romper el ayuno de Ramadán", dijo a Efe el jeque Saad al Daud, imán de una mezquita en Riad. De momento, sólo una de las cuatro de sus fachadas está terminada, pero su riqueza decorativa y extravagancia, con 98 millones de piezas de mosaicos de cristal, permite intuir el fastuoso resultado final.

Indonesia

Entre el mercantilismo y la violencia

El ramadán en Indonesia, el país con mayor población musulmana con 200 millones de fieles, se está viendo ensombrecido por su creciente mercantilismo y por las amenazas violentas de los grupos integristas. Frente a la percepción tradicional de que la prohibición de comer, beber, fumar y mantener relaciones sexuales entre el amanecer y el ocaso sirve de purificación, crecen las disonancias introducidas por la pujanza de las clases medias adineradas y de los colectivos islamistas. Numerosos centros comerciales de Yakarta estrenaron adornos barrocos con reminiscencias árabes en sus fachadas, así como una avalancha de ofertas y descuentos exclusivos para estas fechas con unas tácticas de marketing propias de las navidades occidentales. Mientras tanto, el radical Frente de Defensores del Islam inició en la capital el despliegue de unos 5.000 voluntarios para vigilar que ningún bar abra sus puertas durante las noches de ramadán, bajo la amenaza explícita de ser atacado. El profesor Abdul Kadir Riyadi, del Instituto Estatal de Estudios Islámicos (IAIN), cargaba recientemente contra ambos extremos, recalcando que "el ramadán es iluminación moral".

Francia

Entre el burka y el "halal"

En Francia, mientras los poderes públicos galos trabajan para legislar en torno a polémicas como el uso del burka o la poligamia, el ramadán empieza al calor de las marcas que ven en el negocio halal un lucrativo mercado con más de cinco millones de consumidores potenciales. Mientras las iniciativas legislativas del Ejecutivo son criticadas por las formaciones de izquierda porque dicen que conducen a una "estigmatización" del islam, la práctica del ramadán parece estar cada vez más extendida en Francia. Según un estudio del instituto demoscópico Ifop, el 70% de los musulmanes respetó el ayuno en 2009, una cifra estable respecto a 2001 y en alza respecto a finales del pasado siglo, con una tendencia que perfila al mercado musulmán como un rentable segmento para las grandes cadenas de distribución.