Tegucigalpa. El presidente de facto de Honduras, Roberto Micheletti, derogó ayer el decreto que restringía las libertades civiles, allanando así el camino para un eventual diálogo que ponga fin a la peor crisis política del país en décadas tras el golpe de Estado de junio.
Con esta decisión, el Gobierno golpista cede a las presiones externas e internas que exigían que el Ejecutivo diera marcha atrás en su decisión de suspender las libertades de prensa, de asociación y de circulación. "Queda derogado completamente", aseguró el mandatario de facto.
Por otra parte, Micheletti, reafirmó que, si se garantizan las elecciones de noviembre próximo y se pone fin a la crisis que vive el país mediante el diálogo, está dispuesto a renunciar al poder.
Sobre la restitución del depuesto presidente hondureño, Manuel Zelaya, Micheletti dijo que "hay que hablar de los diferentes temas en el sentido que se busca garantizar las elecciones y que sean transparentes, masivas, una fiesta cívica".
"De allí para allá se puede hablar de cualquier escenario con un presidente electo, antes es muy difícil pensar" (en eso), subrayó Micheletti a un canal de TV.