TODOS los coches son iguales. Es uno de los reproches frecuentes del público a los fabricantes. No le falta razón. Los automóviles tienden a parecerse entre sí, por lo menos tanto como las demandas de quienes los compran. Y cuando se mezclan los mismos ingredientes en proporciones idénticas siguiendo el canon estricto de una receta, el plato suele saber igual si no hay alguien creativo tras los fogones. Citroën siempre ha querido que la suya sea esa mano que da a las elaboraciones un toque especial de modernidad y satisfacción a buen precio. Es a lo que aspira con el renovado C5 Aircross, que visita los concesionarios este mes.
Sin ese afán innovador, la segunda entrega del modelo sería más de lo mismo. Otro de los muchos candidatos que componen el monótono escaparate SUV familiar de clase media. Lo salva un poco de la atonía la pizca de desparpajo que sazona su diseño, animando el minimalista y previsible discurso estético vigente por medio de algunos detalles frescos y desconcertantes.
El más curioso, y también controvertible, es el de los grupos ópticos traseros, prolongados hasta asomar como cornisas por los flancos. No está claro si estos vistosos y delicados salientes desempeñan un cometido aerodinámico significativo o si son solo decorativos. Parece poco probable que su diseño puntiagudo pueda llegar a provocar lesiones a viandantes, pero sí hace temer costosas reparaciones en caso de rotura accidental.
Otra de las particularidades del nuevo C5 Aircross se descubre al acceder a su interior. El modelo prescinde de las hoy habituales pantallas panorámicas presidiendo el tablero. Citroën prefiere montar un cuadro de instrumentos digital de 10 pulgadas tras el volante -puede complementarse con la opción de proyección de datos (head up display) en el parabrisas-, y añadir una aparatosa pantalla vertical HD de 13 pulgadas, elemento que es el nexo de unión entre el salpicadero y la consola central. Esta solución tipo puente, manejada hace tiempo por algunos Volvo, permite aprovechar el hueco bajo ella para alojar objetos (botellas, por ejemplo).
Gracias a estas innovaciones, el candidato de los galones marca ciertas diferencias respecto al resto de competidores de la categoría, varios de ellos pertenecientes a firmas afines. Es el caso del Opel Frontera y del binomio Peugeot 3008/5008, primos con los que comparte plataforma (la STLA Medium del grupo Stellantis) y repertorio motriz.
Con la revisión del proyecto, el C5 Aircross ha pegado el estirón para adaptarse mejor a las exigencias de una clientela claramente familiar y para distanciarse de un C3 Aircross venido a más. Su segunda generación ve crecer especialmente la eslora, prolongada 15 centímetros para alcanzar 465 de uno a otro parachoques. La anchura (1,87 m) gana 3 cm y 0,6 la altura (1,66 m). Los ejes están ahora 5,4 cm más separados (2,784 metros) para propiciar una mayor habitabilidad a bordo. La sensación a bordo es que aumenta el espacio para las piernas de los pasajeros –la marca lo confirma anunciando 5 cm adicionales atrás-, que disponen de menos sitio para albergar sus pertenencias. La merma es imperceptible, puesto que el maletero (560 litros en todas las versiones) pierde apenas 15 litros respecto a la entrega anterior.
Fiel a sus esencias, Citroën redobla en este coche su tradicional apuesta por la funcionalidad y el confort de marcha. Lo hace modificando y simplificando algo la concepción de la cabina. La firma sigue instalando unos asientos cuya inimitable estructura depara un tacto mullido y confortable, cualidad compatible con una correcta sujeción del cuerpo. La suspensión Advanced Comfort patentada por la marca contribuye decisivamente a la armonía entre precisión y bienestar en movimiento.
Ahora el modelo delimita las plazas posteriores por medio de respaldos individuales, pero sustituye las tres banquetas independientes por una sola, corrida y además fija. Suprime así la posibilidad de deslizar longitudinalmente el anclaje de la misma (15 cm), un recurso bastante práctico que permitía elegir entre espacio para las piernas y sitio para el equipaje.
El C5 Aircross es un coche de su tiempo y sale al mercado pertrechado como se espera de todo aspirante a conquistar al gran público. Cuenta con abundantes recursos de seguridad y ayudas a la conducción. La marca propone tres niveles de acabado y oferta un paquete denominado Drive Assist 2.0 con diversas funciones adicionales: alerta de tráfico cruzado con frenado autónomo al rodar marcha atrás, cambio de carril semiautomático (si las condiciones del tráfico lo permiten y quien conduce pulsa un botón del volante), programador de velocidad activo coordinado con el sistema de mantenimiento de carril, detector de obstáculos en el ángulo ciego y supervisión de atención del conductor. El nuevo modelo ofrece además complementos como los proyectores matriciales de ledes, un gran techo panorámico, sistema de visión perimetral, iluminación ambiental a la carta, portón posterior con accionamiento automático manos libres, etc.