La renovación del Audi Q5 no sorprende ni defrauda. Como cabía esperar, depara uno de los mejores candidatos posibles para quien busca un SUV de tamaño y prestigio considerables. Ya lo era en la generación anterior, así que los progresos incorporados –estrena plataforma y avanzada tecnología de información y entretenimiento– no hacen sino perfeccionar un automóvil que ya resultaba absolutamente convincente. Su poder de seducción, indiscutible para personas sensibles a una serena elegancia, queda intacto tras el punto y seguido en el diseño del sucesor, disponible en formatos SUV clásico y cupé Sportback. El Q5, que tendrá versiones híbridas enchufables, arranca con tres motorizaciones MHEV Plus parcialmente electrificadas: 2.0 TFSI y 2.0 TDI (ambas de 204 CV), y V6 TFSI (367 CV) para el deportivo SQ5. Audi las vende desde 61.600, 65.250 y 94.690 €, respectivamente.
La marca de los anillos no acostumbra a realizar cambios drásticos ni suele incurrir en excesos creativos. En el Q5 lo deja patente, confirmando de paso la máxima de no alterar lo que funciona bien. Es lo que sucede con el SUV de gama media-alta, su producto más reconocido y solicitado en Europa; en el mercado español, sin embargo, este modelo hecho en México concita menos fieles que su hermano menor el Q3.
El continuismo estético de la nueva remesa no ha sido impedimento para que los rasgos del Q5 reciban ciertos retoques para sugerir musculatura y deportividad. Las dimensiones externas apenas varían: gana 35 mm de eslora (4,72 m), pierde 12 de altura (1,65) y mantiene la anchura (1,90) y la distancia entre ejes (2,82). Audi anuncia mayor habitabilidad a bordo de esta entrega –las diferencias se antojan mínimas–, que sigue siendo propicia para un cómodo viaje de cuatro adultos con equipaje (ofrece 520 litros de maletero).
La derivada Sportback, de silueta cupé, adquiere esbeltez renunciando a habitabilidad. Cambia capacidad de seducción por capacidad a secas. Es un trueque justo, sobre todo para quienes valoran la estética por encima de la practicidad. Es 14 milímetros más bajo que el Q5 normal, del que se distingue por una zaga en declive a partir del pilar trasero. Esa hechura resta un poco de espacio a los inquilinos de las plazas traseras, que ven más cerca el techo y el parabrisas. El capó apenas pierde 5 litros. Optar por el formato Sportback supone apoquinar un suplemento de 2.310 €.
Este Q5 pone su mejor cara para ofrecer una apariencia más refinada. Luce una poderosa parrilla, de contorno y trama cromadas o en tono oscuro, escoltada por amplias tomas de aire; sobre ellas se ubican unas eficaces ópticas de formas felinas. La popa presenta líneas depuradas. Prolonga la línea del techo con un voladizo aerodinámico sobre el parabrisas posterior y sitúa a media altura del portón una estrecha cenefa de iluminación interactiva de una a otra banda. El número y la ubicación de los escapes varía en cada versión.
La firma alemana de los aros fabrica y vende coches que valen lo que cuestan, que en este caso no es poco. La calidad es un baremo objetivo y perceptible, pero difícil de medir por parte de una persona de a pie. Así pues, solemos colgar las etiquetas de caro y barato en función de factores como el precio, la potencia, el equipamiento y la reputación. Considerando estos criterios, el Q5 entra de lleno entre los modelos de prestigio. Se convierte en referencia de compra para quienes se lo pueden permitir y en aspiracional para el resto.
Audi aplica tres acabados consecutivos cuyos contenidos justifican en buena medida la tarifa asignada al modelo. Esas definiciones, Advanced, S line y Black line, se combinan con todos los motores. El nivel inicial sale de fábrica provisto de elementos específicos de diseño como la parrilla Singleframe y el difusor en color gris antracita, una inserción en el difusor en plata selenita mate y llantas de 18 pulgadas. Cuenta, además, con faros LED Plus, climatizador de tres zonas, retrovisores exteriores calefactados y con plegado eléctrico, instrumentación digital Audi virtual cockpit Plus, asientos delanteros calefactables, portón de maletero con apertura y cierre eléctricos, equipo de sonido Audi Sound System con diez altavoces y subwoofer, phone box con función de carga inalámbrica, MMI Navegación plus con MMI touch y las funcionalidades de Audi connect. El paquete de sistemas de asistencia incluye park assist plus, cámara de marcha atrás, control de crucero adaptativo, asistentes de frenado de emergencia y tráfico transversal delantero, así como asistentes de esquiva y viraje.
Las versiones S line, que suelen concentrar la mayoría de pedidos, agregan al equipamiento Advanced los paquetes exterior e interior S line, llantas de 19 pulgadas, asientos deportivos delanteros con ajuste eléctrico, tapicería de tela con costuras de contraste, volante deportivo achatado en su parte superior e inferior, apoyabrazos de confort, luz de proyección en la luneta trasera y paquete de iluminación ambiental plus interior. El sobreprecio de este acabado asciende a 3.900 euros.
La definición Black line enfatiza su deportividad añadiendo a las dotaciones de la S line llantas de 20 pulgadas de Audi Sport acabadas en color negro, cristales oscurecidos, asientos eléctricos, tapicería mixta en microfibra y cuero con acolchado de rombos y grabado S, además del paquete de estilo negro (incluye embellecedores oscuros, logo con los aros en gris antracita, barras longitudinales de techo y carcasas de los retrovisores en negro y embellecedores de las salidas de escape en cromado oscuro). Reclama 5.500 € más que el S line.
Un nivel por encima de las versiones normales aparece el SQ5, pertrechado de acuerdo a sus prestaciones y precio. Lleva llantas de aleación de 21 pulgadas de Audi Sport, tren de rodaje deportivo, faros Matrix LED, línea S con elementos exteriores cromados mate plata, carcasas de los retrovisores en aluminio, pinzas de freno pintadas en rojo, llave de digital, pantalla MMI para el pasajero delantero, etc.
INTERIOR
PUESTO DE MANDOS DIGITAL
MMI.. La concepción interior del Q5 se asemeja a la de las últimas creaciones de la firma (Q6, A6 y A5). Presenta un puesto de mandos digitalizado, presidido por el Audi MMI panoramic display, conjunto curvado compuesto por dos pantallas de tecnología OLED, el virtual cockpit de 30,2 cm ante el volante y la MMI touch de 36,8 cm en el centro del salpicadero, para controlar las funciones vitales del vehículo; su asistente de voz cuenta con función de aprendizaje asistido por inteligencia artificial. Audi ofrece la opción de instalar una tercera pantalla MMI de 27,7 cm a la derecha, para que el copiloto pueda acceder en marcha a contenidos funcionales (navegación, audio, climatización...) y entretenimiento (videos, películas o partidos con la aplicación DAZN). Otro opcional interesante es el avanzado Head up display de proyección de datos de conducción en el parabrisas, posiblemente uno de los mejores del mercado en este momento.