El Terramar está por descubrir. La última creación de Cupra ha emprendido su camino embutida entre el exitoso Formentor, soporte comercial de Cupra, y el flamante Tavascan, cuya naturaleza eléctrica genera más atención mediática que clientela. Ambos modelos han eclipsado un poco el estreno de este meritorio SUV de talla media (4,52 metros de eslora) con modales desenvueltos y marcado espíritu familiar. La incorporación de una declinación e-Hybrid enchufable con 204 CV propicia ahora que el Terramar cobre mayor protagonismo y convenza a esa parte del público propensa a conciliar rentabilidad y sostenibilidad. Cupra la ofrece por 44.690 euros.
Ese importe resulta de la aplicación de bonificaciones por conceptos esotéricos (bienvenida Cupra, loyalty, trade-in y test drive) a los 49.720 euros fijados en la tarifa oficial. Financiando la operación desciende aún más el precio visual, que no el desembolso final. La probable reimplantación de un Plan Moves retroactivo reduciría otra vez la cantidad total a pagar por esta completa versión, merecedora de etiqueta medioambiental 0 al acreditar 122 km de autonomía eléctrica.
Tres mil euros separan a esta nueva alternativa de la que abre el catálogo Terramar, la no menos interesante 1.5 eTSI con 150 CV, provista de impulsión térmica parcialmente electrificada. Cupra contiene sus tarifas para acercar el modelo al mercado. Confía en que estas dos versiones disparen su demanda y generen hasta el 90% de los pedidos.
La diferencia económica entre la interpretación enchufable de 204 CV y la mild hybrid de 150 es sustancial, pero no determinante una vez alcanzado este nivel de desembolso. Así que las dudas entre una y otra se resolverán en función de factores como el tipo de uso reservado al vehículo y la posibilidad de reabastecer un coche a pilas.
Es bastante obvio que para quien no tenga resuelta esa necesidad cotidiana, bien instalando una toma particular en el garaje o disponiendo de acceso a algún enchufe, la opción de compra 100% eléctrica se esfuma, y la híbrida recargable se antoja engorrosa. Nadie desea peregrinar cada dos por tres en busca de un cargador libre y operativo; y gastar dinero en un PHEV para luego usarlo como si fuese un coche de combustión convencional es… poco eficiente. Hecha esta salvedad, es indiscutible que la hibridación enchufable abre nuevos horizontes a quienes sí cumplen esos requisitos mínimos para su disfrute.
Este Terramar 1.5 e-Hybrid, por ejemplo, promete cubrir hasta 122 km en modo exclusivamente eléctrico, es decir, sin emitir dióxido de carbono por su tubo de escape. De entrada, puede parecer un alcance corto. Pero pensándolo mejor, esa autonomía teórica –la real siempre es algo inferior– supera ampliamente el kilometraje diario de la mayoría de personas; muchas no lo recorren sumando los cinco días laborables de la semana. Así que la hipótesis de circular sin humos, y además hacerlo por poco dinero si se recarga la batería beneficiándose de las tarifas nocturnas, resulta golosa. En desplazamientos más largos, esta tecnología propicia reducir sensiblemente el gasto y las emisiones del motor térmico principal. En el caso concreto del Terramar, una conducción tranquila consigue promedios de gasto en torno a los cinco litros cada cien kilómetros.
Lo mejor de un PHEV moderno es que, si no te advierten de esa condición, quizá no repares en ella al manejarlo. A menudo, las personas que aún no han probado un coche así albergan la duda de si se conduce como los de toda la vida. La respuesta es un rotundo sí. Los sistemas de impulsión mixta recargables trabajan hoy con eficacia y discreción, coordinando la intervención de uno y otro método –el eléctrico y el térmico pueden trabajar de manera simultánea o alternativa– sin desfases ni saltos.
Además, quien va al volante tiene potestad para elegir el modo de conducción, es decir, la respuesta del vehículo más acorde a sus gustos o a la situación del tráfico. Puede decantarse por reacciones más bien fogosas, primar la contención en el gasto y las emisiones, o bien desentenderse delegando en el propio sistema la gestión en todo momento. El Cupra Drive Profile, recurso que forma parte del equipo de serie, permite ajustar distintos parámetros desde el mando satélite del volante: el modo de hibridación, la respuesta del motor y la caja de cambios DSG, el tacto de la dirección, el funcionamiento del climatizador y el control de crucero adaptativo.
Dependiendo de la fórmula seleccionada, la batería y la gasolina duran más o menos. En cualquier caso, el coste de utilización y las secuelas contaminantes provocadas por un híbrido enchufable son sensiblemente menores que las inherentes a una versión de combustión equiparable. Las prestaciones, en cambio, son semejantes, pese al ligero incremento de peso debido a la batería.
La derivada e-Hybrid con 204 CV del Terramar acredita 203 km/h de punta y precisa 8,3 segundos para progresar de 0 a 100 km/h. Las credenciales de la versión térmica del modelo con idéntico rendimiento, 160 kg más ligera, mejoran esos registros –marcan 223 km/h y 7,1 segundos– pese a contar con tracción integral 4Drive; otra diferencia es que monta transmisión automática DSG con siete relaciones en vez de seis. La ventaja del Terramar enchufable se constata en un menor número de visitas a la estación de servicio, lo que equivale a menos CO2 expelido a la atmósfera. También en el precio oficial, 3.550 euros por debajo.
La recién añadida al menú es una variante más prudente y asequible de la e-Hybrid ya en cartera, la VZ de 272 CV. Ambas comparten la fracción eléctrica: impulsor de 115 CV y batería de 19,7 kWh, recargable a 11 kW de corriente alterna (tarda dos horas y media) y a 50 kW de continua (26 minutos). La diferencia estriba en que el bloque de gasolina de la VZ aporta 177 CV en vez de 150. Ese plus de energía depara un poquito más de agilidad y velocidad: permite llegar a 100 km/h un segundo antes y ganar 10 km/h; consumos y emisiones no varían. La tarifa oficial de Cupra sitúa esta versión superior siete mil y pico euros por encima de la de 204 CV, diferencia justificada en buena medida por su mayor equipamiento.