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Coches por las nubes

El precio medio de los automóviles nuevos en el mercado español ha aumentado un 38,7% en los últimos cinco años, pasando de 38.385 a 53.237 euros

Coches por las nubes

EL mito del coche volador siempre ha estado presente en el imaginario popular. Recorrido el primer cuarto del siglo XXI, los automóviles siguen sin despegar del suelo. Lo único que está por las nubes es su precio. Adquirir un modelo nuevo obliga a desembolsar hoy casi un 40% más de dinero que hace un lustro. Lo constata un reciente informe elaborado por el portal coches.com, que cifra la subida en un 38,7% exactamente. Aunque los autores consideran este incremento “bastante acorde con el aumento del coste de la vida en España en este periodo”, es poco probable que sus salarios hayan ascendido en la misma medida. Nos pasa a todos. Y esa pérdida de poder adquisitivo explica en buena medida el letargo del mercado del automóvil.

Más allá de las posibles conclusiones extraídas, el estudio se ha tomado la molestia de analizar pormenorizadamente cómo han evolucionado los precios de un total de 504 modelos a lo largo de los últimos cinco años. Para ese seguimiento se han computado las tarifas oficiales de cada fabricante, sin contabilizar campañas promocionales de marcas y concesionarios. Es así como se descubre el acusado ascenso del precio medio: 38.385 euros en 2019 y 53.237 euros en 2024. En ese análisis están incluidos todos los coches a la venta durante el último quinquenio, desde los utilitarios más modestos hasta las lujosas creaciones fuera de órbita, de ahí que la cifra media obtenida resulte tan elevada.

Por eso es bastante más revelador, y demoledor, el dato del aumento en las tarifas de los modelos más demandados. En la primera mitad de este ejercicio se han matriculado 535.243 unidades en el mercado español, un 5,9% por encima del volumen registrado en el mismo periodo de 2023. Los veinte modelos más vendidos inducen 197.925 de esos pedidos, es decir un 36,9% de las matriculaciones. El informe de coches.com estima que, al haber más variedad en el mercado, estos modelos “no tienen tanta significancia en el total como hace una década, pero siguen siendo un buen referente para medir la evolución de los precios en los más demandados”. 

En la cima de la popularidad perdura el Dacia Sandero, ese coche que nadie menciona entre sus favoritos pero que lleva años ostentando el título de best seller; en los seis primeros meses de 2024 ha convencido a más de 16.000 clientes. Pues bien, el compacto de la marca franco-rumana ha pasado de costar 10.047 euros en 2019 a reclamar ahora 15.684. Admitamos que las abundantes mejoras incorporadas en este tiempo explican cierta medida la subida del precio. La duda es si justifican que el incremento sea del 56,1%.

Boceto de un SUV de próxima aparición.

Completando el podio de superventas aparecen el Arona, en segunda posición, seguido por el Corolla. El SUV ligero de SEAT ha sufrido una subida de precio del 26,23% desde 2019, creciendo de 22.444 a 28.330 euros. El Toyota Corolla, que costaba 27.948 euros hace cinco años, reclama hoy 35.471, lo que supone un alza del 26,92% en su tarifa.

Lo peor de todo es que el ascenso en los precios de los automóviles más populares expulsa del mercado a una parte importante de la clientela, cuyo poder adquisitivo ya no alcanza para adquirir un modelo nuevo. Si necesitan coche, esas personas no tienen otro remedio que recurrir al Vehículo de Ocasión. Y en ese mercado de segunda mano, que duplica holgadamente al de los coches a estrenar -pasará de dos millones este año- proliferan los modelos muy veteranos. De hecho, más de la mitad de los vehículos que se transfieren supera los diez años. Por bueno que sea su estado de conservación, esa antigüedad condiciona decisivamente sus prestaciones de seguridad y dispara su efecto contaminante, ya que se trata de ejemplares tecnológicamente desfasados, por no decir obsoletos. 

¿Por qué suben tanto los coches?

La pregunta tiene muchas respuestas; tantas como motivos, que sumados, no terminan de resultar convincentes. La disculpa más socorrida y manida es apelar al “aumento en el coste de la vida”, excusa que emplean como comodín las empresas del ramo, salvo a la hora de revisar la retribución a sus plantillas. 

No obstante, hay factores que sí explican en alguna medida la elevación experimentada por las tarifas. Entre ellos figuran los progresos en materia de seguridad y medioambiente que, prescritos por la legislación vigente, los fabricantes se ven obligados a incorporar a sus vehículos. Tanto las ayudas a la conducción, también denominadas ADAS, como los sistemas de electrificación encaminados a reducir emisiones comportan un aumento en los costes de producción, que acaban pagando los consumidores finales. 

En los últimos tiempos, seis de los veinte automóviles más solicitados por el público han reclutado para sus gamas versiones 100% eléctricas, a veces en sustitución de las clásicas de combustión. Y esa es una tecnología cara -además de poco rentable debido a su escasa demanda- lo que determina contundentes elevaciones de tarifa: del 75% en el caso del Fiat 500 y del 88% en el del Peugeot 2008, por poner dos ejemplos. 

Este es uno de los motivos por los que la clientela tiende a apostar antes por las versiones parcialmente electrificadas, que van sustituyendo progresivamente a las térmicas. Optar por la hibridación ligera o por la convencional HEV implica asumir notables sobreprecios respecto a las soluciones clásicas diésel y gasolina, en franca recesión de ventas (entre otros motivos, por la falta de oferta y las restricciones para circular). Pero se perfilan como soluciones más funcionales que las híbridas enchufables y las puramente eléctricas, considerablemente más caras y engorrosas. 

SUV

UNA MODA CRONIFICADA

Hegemonía. De los 670.386 automóviles vendidos en los ocho primeros meses de este ejercicio, 374.672 son todoterrenos de distinta talla o, lo que es lo mismo, propuestas SUV. La cifra confirma que la que en principio parecía una corriente de moda efímera se ha cronificado. Tanto que se ha consolidado como un estilo con identidad propia que, además, contagia al diseño de no pocos turismos. La clientela ha hecho suya esa modalidad de vehículos con diseño elegante y apariencia robusta, buena habitabilidad y mejor accesibilidad (su plataforma elevada facilita entrar y salir a cualquier edad). Triunfan sobre todo las propuestas de formato compacto, ligeramente por debajo de los 4,5 metros de eslora (Tucson, Sportage y Qashqai figuran en el ‘top ten’ de ventas), que superan ya los doscientos mil pedidos este año. El público se inclina por motorizaciones térmicas sobre los 150 CV, cada vez menos diésel y más gasolina. Y entre estas últimas prolifera últimamente la electrificación, sobre todo ligera; también sube la demanda de híbridos sin cable, mientras que la de enchufables y eléctricos puros se estanca.