En 2030 toda la gama Mini estará electrificada. ¿Significa eso el adiós de la marca a los propulsores térmicos? La respuesta es un no rotundo. A partir de esa fecha, si el público lo sigue demandando, Mini continuará ofreciendo también versiones con motor de combustión. Es lo que hace ya en el Cooper y en el Countryman, que ahora estrenan alternativas con impulsión 100% eléctrica. El compacto propone variantes de 184 y 218 CV, con autonomías de 305 y 402 km, desde 35.250 y 38.850 euros. La declinación SUV oferta un Countryman E con 204 CV y 462 km de alcance (45.250 €), y un SE ALL4 (51.250 €) con 313 CV y 432 km por delante.
Siempre se ha dicho que quien conduce un Mini no quería un coche, quería un Mini. Los hechos parecen dar la razón a los partidarios de esa tesis. En un año complicado por la renovación de su gama, la marca pierde apenas un 10% de ventas con respecto al primer semestre del ejercicio anterior. A buen seguro, ese desfase se verá compensado a final de año, una vez completada la actualización del catálogo, que aguarda una nueva propuesta: el Mini Aceman.
El próximo candidato, quinto del repertorio, es un producto a mitad de camino entre el Cooper y el Countryman. Mide 4,08 metros de largo y está homologado para cinco ocupantes. La marca ya admite pedidos de esta creación (a partir de 37.250 €), que llegará a los concesionarios tras el verano. Un detalle importante: el Aceman empleará únicamente impulsión eléctrica. Equipará las mismas motorizaciones que animan hoy al Cooper eléctrico.
Así pues, a partir de ahora, quien además de ansiar un Mini prefiera que este funcione sin ruido ni emisiones, tendrá más donde elegir. La firma espera que en 2025 una de cada cuatro matriculaciones propias corresponda a un modelo a batería; hoy ya son el 15%, muy por encima de la media del mercado. Para fomentar la electromovilidad, la marca incluye en el precio de sus eléctricos el cargador wallbox, su instalación (hasta 1.000 €) y una tarjeta Mini Charging con un saldo para recargar la energía necesaria para cubrir 5.000 km.
La nueva oferta eléctrica comienza precisamente con el nuevo Cooper, que plantea dos candidaturas con distinto enfoque. Las diferencias no provienen tanto del carácter o chispa de una y otra como de las posibilidades de utilización que ofrecen. La versión inicial, con unos más que estimables 184 CV, instala una batería de 36,6 kWh, capacidad neta que permite mejorar la autonomía de la propuesta a pilas precedente. No obstante, los 305 km que acredita suponen un escaso aval para quien necesita salir a carretera con cierta asiduidad. En consecuencia, esta variante de partida parece más idónea para moverse en escenarios urbanos, que suelen brindar mayores posibilidades de recarga; admite tomas de 11 kW en corriente alterna y hasta 70 en continua, en las que pasa del 10% al 80% en 28 minutos.
La versión SE goza de un bloque eléctrico más potente, que envía 218 CV a las ruedas delanteras. Ese plus de energía eleva las prestaciones, acortando en medio segundo la aceleración de 0 a 100 km/h (de 7,3 baja a 6,7). Más determinante resulta la decisión de Mini de dotarla de un acumulador de superior capacidad (49,2 kWh netos), lo que propicia incrementar la autonomía oficial hasta 402 km. Una toma de 95 kW permite reabastecer su contenido en media hora.
Heredero del espíritu original, el Cooper es el Mini por antonomasia. Precisamente por eso, a pesar de los estirones experimentados en sucesivas generaciones, sigue quedándose pequeño para los usos y costumbres de una familia media. Es ahí donde cobra protagonismo el otro de los candidatos ahora electrificados: el Countryman. La propuesta crossover de la casa sigue engañando a la vista con un estilo muy Mini y un tamaño nada mini. El espejismo de coche pequeño se desvanece del todo con una cinta métrica en la mano, al comprobar que mide exactamente lo mismo que su primo el BMW X1.
En la generación actual, la traslación a formato SUV del patrón Mini depara un automóvil perfectamente apto para asumir todo tipo de cometidos. El Countryman ostenta un notable poder de representación social y se adapta perfectamente a rutinas domésticas y viajes de vacaciones. También en el caso de las versiones eléctricas ahora propuestas (tienen 460 litros de maletero en vez de 450); eso sí, siempre con una planificación previa del desplazamiento, por más que admitan sistemas de carga rápida hasta 135 kW.
Como en el Cooper, Mini plantea en el Countryman dos declinaciones eléctricas. La E combina un bloque de 204 CV y una batería de 64,6 kWh, para homologar un alcance de 462 km. La potencia, enviada a las ruedas delanteras, mueve con suficiente alegría las casi dos toneladas del vehículo (necesita 8,6 segundos de 0 a 100 km/h), deparando una velocidad punta de 170 km/h. La alternativa SE, provista de sistema ALL4 de tracción a las cuatro ruedas, asocia a ese mismo acumulador un motor de 313 CV. La complicidad entre ambos elementos procura reacciones bastante más vivas, no tanto por la velocidad máxima (180 km/h) como por el poder para progresar de 0 a 100 km/h en 5,6 segundos.
Ambas propuestas eléctricas de Mini comparten el nuevo estilo de la casa, tecnológico y desenfadado, pero nada suntuoso. La pulcra puesta en escena tiende al minimalismo y propone combinaciones cromáticas y de materiales de las que se puede discrepar. Es plausible recurrir a la economía circular empleando materiales reciclados en la confección interior, pero no está de más que las texturas y los diseños resulten gratos al tacto y a la vista.
PANTALLA
OJO DE BUEY A LA TECNOLOGÍA
Minimalista. La apuesta por la simplicidad reduce el instrumental a bordo de Cooper y Countryman a una gran pantalla táctil enclavada en mitad del salpicadero (no hay cuadro de mandos tras el volante). Ese elemento circular de 9,4 pulgadas concentra todas las funciones del coche: conectividad, gestión de ayudas a la conducción, navegación, etc. Aunque acostumbrarse al uso de este ojo de buey abierto a la tecnología requiere un tiempo, su rendimiento es estupendo, no en vano dispone del sistema operativo más avanzado de la historia de la marca. El sigilo acostumbra a ser una de las cualidades más encomiadas por los defensores de la impulsión a batería. En cualquier caso, los Mini eléctricos brindan la oportunidad de llenar esos silencios en cabina seleccionando uno de los cuatro sonidos ambientales ficticios que propone.