“Este muerto está muy vivo”. El comentario en petit comité (el off the record ya ha prescrito) de un alto directivo de la marca fue una apasionada reacción al aumento de decibelios en los rumores que consideran a SEAT sentenciada por parte de Volkswagen, cuya apuesta de futuro es Cupra.
El consorcio alemán ha garantizado hasta 2030 la supervivencia de la popular marca de origen español. Confirma que no tendrá nuevos lanzamientos, pero sí remodelaciones de los productos actuales, todas ellas más tecnológicas que formales. SEAT continuará, por tanto, fabricando modelos eminentemente de combustión, productos que, de momento, vende como churros. De ahí la relativa euforia del directivo.
El año pasado SEAT colocó en el mercado local 58.586 unidades y ocupó la quinta posición, a poco más de trescientos coches del cuarto clasificado. Su SUV compacto Arona es hoy el segundo modelo favorito del público, al conquistar a 21.639 personas. Y el incombustible Ibiza sigue en la brecha, cerrando el top ten hispano al atraer a 16.644 partidarios.
Mientras llega la fecha fijada para el apagón térmico, SEAT continuará remodelando sus existencias actuales. El León va a ser el primero en pasar por boxes este año. Antes llega a los concesionarios el Ateca FR Special Edition, precediendo al Ibiza FR Aniversario. Entre tanto, la casa de Martorell explora nuevas áreas de negocio en el ámbito de la movilidad sostenible. En esos planes de futuro entra un pequeño automóvil eléctrico, poco más que un cuadriciclo, con vocación urbana. No obstante, resulta evidente que, por muy bien que envejezca la gama actual, la carencia de nuevas propuestas de automóvil condena a la marca a languidecer en un inevitable y paulatino declive de ventas. Está por ver qué rol reserva VW a SEAT, pero todo hace pensar que esta no desempeñará el de fabricante convencional que ostenta hasta hoy.