Los modelos 100% eléctricos no terminan de convencer. Es una de las conclusiones que se pueden extraer del estudio Motor del Observatorio Cetelem. Solamente un 15% de las personas encuestadas dice plantearse esta opción en el caso de adquirir un nuevo automóvil; el porcentaje es idéntico al detectado un año atrás por el mismo sondeo. El elevado precio de adquisición, la insuficiente autonomía, la carencia de infraestructuras de recarga y la espera para reabastecer la batería son, por ese orden, los motivos que aduce el público para continuar dando la espalda al coche a pilas.

Aunque los eléctricos puros continúan sin seducir a la clientela potencial, parece que la inquietud por la movilidad sostenible sí va calando. De hecho, la encuesta constata un creciente interés hacia los vehículos provistos de sistema de impulsión híbrida, si bien no concreta qué modalidad de hibridación. El 44% de quienes dicen tener intención de comprar coche contempla esta fórmula motriz mixta, que sube cuatro puntos respecto a 2022.

La querencia por los diésel desciende cinco puntos. Es un fenómeno lógico dado que son productos vilipendiados y en fase de extinción, cada vez con menos oferta. Otro tanto sucede con las motorizaciones a gasolina convencionales, paulatinamente suplidas por variantes hibridadas. Pese a ello, el estudio no las cataloga así y estima que los modelos a gasolina conservan intacto su hipotético tirón comercial.

Del análisis de los datos obtenidos, el Observatorio Cetelem deduce que “siete de cada diez españoles que comprarán un vehículo en los próximos doce meses” se decantarán por “un vehículo nuevo, frente al 28%” que lo hará por uno de ocasión. El gasto medio previsto de los consumidores españoles será de 24.000 €, un 3% más que en 2022; 28.000 € en el caso de un coche a estrenar y 13.000 en el de uno de segunda mano.