L EQA se encarga de poner las pilas al exitoso GLA. Mercedes-Benz replantea en clave eléctrica el concepto de SUV compacto para engendrar un interesante y razonablemente práctico producto, llamado a ganar adeptos para la causa de la movilidad sin secuelas. El candidato, que toma tierra en abril, recurre a una combinación de motor (190 CV) y baterías que lo faculta para recorrer 426 km seguidos. El marchamo tecnológico y cualitativo asociado al emblema de la estrella justifica una tarifa que arrancará al borde de los cincuenta mil euros.

La marca germana se aferra al cable de la sostenibilidad y engendra esta nueva variante eléctrica de uno de sus productos convencionales. El mismo libro de ruta que ha guiado la conversión del GLC en EQC inspira esta segunda metamorfosis, en la que el GLA da origen al EQA. El legado del solicitado crossover se reconoce perfectamente en esta nueva propuesta, que también mira al campo sin dejar el asfalto.

El inminente estreno va a proponer un automóvil a pilas de largo recorrido. En su propuesta inicial, EQA 250, promete cubrir hasta 426 km de un tirón. Esta autonomía, avalada por las pruebas oficiales WLPT, lo acerca de la utopía a la vida real. Aunque es improbable que en el uso cotidiano se consiga repetir ese kilometraje con una sola carga de batería, el dato sugiere que este automóvil es capaz de satisfacer con holgura las demandas de movilidad de la mayoría de las personas.

Su fórmula para lograrlo consiste en combinar una batería de 66,5 kWh con un impulsor eléctrico de 140 kW, potencia equivalente a 190 CV que se transfiere a las ruedas delanteras. Consiente circular a una velocidad máxima de 160 km/h y acelerar de 0 a 100 en 8,9 segundos. El reabastecimiento de la batería requiere 5 horas y 45 minutos de conexión a un wallbox o a una estación de carga pública de 11 kW; la espera supera las 30 horas si solo se dispone de un enchufe doméstico de 2,3 kW; en una toma rápida de 100 kW, de esas que aún se prodigan tanto como los billetes de quinientos euros, el repostaje solo lleva media hora.

Desarrollado a partir del GLA, el EQA comparte talla y facciones con su inspirador. Su carrocería de cinco puertas ocupa 4,46 metros de largo, 1,83 de ancho y 1,62 de alto. Ofrece 340 litros de maletero y una cabina de cinco plazas que se sustenta sobre una batalla de 2,73 m. En ese hueco entre ejes se acoplan los módulos de batería, que suponen el 25% de los dos mil kilos del coche; dicha ubicación fomenta el aplomo del vehículo al rebajar su centro de gravedad.

Para evitar confusiones, esta nueva interpretación SUV adopta algunos rasgos típicos de la línea EQ de productos electrificados de Mercedes-Benz. Además de suprimir el tubo de escape, exhibe parrilla frontal sellada, grupos ópticos con luz de fondo azul, bandas luminosas delante (formada por un cable de fibra óptica horizontal que une las luces diurnas de los dos faros LED) y detrás, etc. La ambientación interior evoluciona el estilo mostrado por el crossover al adornarse con matices que aportan un toque de sofisticación tecnológica. El refinamiento se intensifica en las puestas en escena superiores a la básica Progressive; son las ejecuciones Electric Art y AMG Line, a las que se suma la Edition 1 de lanzamiento.

Comparten un equipamiento de serie esencial que incluye faros led High-Performance con luces de carretera automáticas, portón trasero con accionamiento eléctrico, llantas de aleación de 18 pulgadas, iluminación ambiental con 64 combinaciones cromáticas, asientos con apoyo lumbar y cuatro ajustes, cámara de marcha atrás, volante deportivo multifunción revestido de cuero, sistema de información y entretenimiento MBUX (Mercedes-Benz User Experience) y el equipo de navegación. El menú de la marca permite completar las dotaciones del modelo con los recursos de confort y ayuda a la conducción más avanzados del mercado.