El Gran Premio de Catalunya fue un brillante duelo entre los hermanos Márquez. A diferencia de las anteriores confrontaciones, Álex doblegó a Marc para detener una racha de 15 victorias consecutivas entre sábados y domingos del mayor de estos dos descendientes de Cervera. Además, el menor de los hermanos pospuso la oportunidad de Marc de proclamarse campeón mundial en la próxima cita del calendario, San Marino. “Marc ya lo hará, que espere”, expresó Roser Alentà, orgullosa madre de los dos fenómenos que coparon el podio y que encabezan la categoría reina. “Es el segundo puesto más feliz de mi vida”, declaró Marc dejando ver el buen rollo que existe en casa.
Siempre a la sombra de su hermano, Álex reclamó por enésima vez su lugar en el motociclismo. Venía de una mala dinámica, pero el circuito de Montmeló vivió un resurgir, tanto del pequeño de los Márquez como de las KTM, que aguantaron dos terceras partes de la carrera opositando a todo con Enea Bastianini y Pedro Acosta, tercero y cuarto, respectivamente.
Marc, sin embargo, se lanzó a por la victoria con determinación. Desde la tercera pintura de la parrilla alcanzó la primera posición en la primera curva de la carrera. Sabedor del ritmo de su hermano, quiso detener la euforia de Álex, que el sábado perdió el triunfo por un error propio cuando lo tenía abrazada por ritmo.
El mayor de los Márquez dirigió la prueba con prudencia, consciente de que Montmeló castiga en demasía los neumáticos. Esto permitió que el grupo permaneciera compacto.
En la cuarta vuelta, Álex agotó su paciencia y atacó su hermano. En la frenada donde se agota la recta de meta, Álex superó a Marc. Entonces el ritmo se elevó. El goteo de pilotos comenzó. Solo las KTM lograron sobrevivir a la iniciativa de Álex, un torrente. “Pude superarle en la recta de meta, pero la estrategia era escapar de los demás”, confesó Marc, que no era consciente de que estaba perdiendo su gran ocasión por exceso de respeto a Álex.
Alcanzado el ecuador de la carrera, Álex amplió su ventaja hasta las seis décimas. Marc trataba de aferrarse al rebufo. El líder del campeonato comenzaba a pasar apuros. Empezaron a hacer la goma; la diferencia se reducía y seguido crecía. Así, de manera constante. El ritmo asfixiante deshojó a las KTM. Bastianini claudicó en posición de podio tras batir a Acosta, que sufrió con sus gomas siendo el único que montó compuesto medio en lugar de duro.
A seis giros de la conclusión, Marc lanzó su última apuesta. Pero el empeño al acelerador y su espíritu irreductible le condujeron a un susto que a cinco vueltas de ver la bandera ajedrezada dejó la victoria sentenciada. Era el día de Álex, que impuso la justicia al mostrarse como el más veloz a lo largo de todo el fin de semana.
“Me siento superbién, aunque todavía tengo en mi cabeza la carrera de ayer. Esta vez me he dicho que tenía que quedármela. En las últimas seis vueltas dije que era el momento de ver si tenía algo más”, declaró Álex, que midió la carrera metódico, como un compás, preciso en los tiempos y la lectura. Apretó cuando debía y fue capaz de doblegar a un Marc que parecía imbatible para firmar su segunda victoria en MotoGP y afianzar su segundo lugar en el campeonato.
Fabio Quartararo, que partió segundo, finalizó quinto. La Yamaha se desangra en carrera. Francesco Bagnaia terminó con el consuelo de una discreta séptima plaza que supo dulce tras arrancar vigésimo primero. Luca Marino aparcó la primera Honda en octava posición y el vigente campeón, Jorge Martín, fue décimo con la Aprilia, aún en proceso de adaptación.