Lo que parecía que iba a ser un año de absoluto dominio de Ducati, e incluso de Marc Márquez en concreto, no está siendo así. Por quinta carrera consecutiva se impuso un piloto diferente, en esta ocasión Marco Bezzecchi, un ganador insospechado para un desconcertante Gran Premio de Gran Bretaña. Cuando Aprilia parecía deambular por la mediocridad, además inmersa la marca en la polémica por los rumores de una posible marcha de Jorge Martín sin apenas haber rodado con su nueva máquina, de repente surgió el discípulo de Valentino Rossi para lograr un éxito que la fábrica italiana no vivía desde la cita de Austin del año pasado. En el caso de Bezzecchi, logró reinar 609 días después de su última victoria. “Increíble”, precisó tras admitir que ha atravesado por “momentos muy difíciles en las últimas carreras”.

El menor de los Márquez, por los suelos en el circuito de Silverstone. EP

La prueba comenzó con un sobresalto inesperado. Álex Márquez se disponía a atacar la primera curva en cabeza cuando con el más leve contacto de la maneta del freno le hizo perder el tren delantero, producto de unos neumáticos demasiado fríos para una delicadísima pista. El ganador sabatino se fue al suelo a las primeras de cambio. Marc Márquez se situó al frente tras una gran salida desde la cuarta pintura. 

De pronto, otro suceso imprevisible. Cuando Marc abría hueco con sus perseguidores, el poleman Fabio Quartararo y Francesco Bagnaia, su rueda delantera patinó. Aún seguía patinando sobre el asfalto, totalmente inclinado y sujeto a su máquina como si la vida le fuese en ello, y Dirección de Carrera ondeó la bandera roja. La carrera quedaba abortada por una mancha de aceite en pista ocasionada por un accidente entre Aleix Espargaró y Morbidelli. Un golpe de fortuna para los hermanos Márquez.

Al no haberse cumplido las tres primeras vueltas, la carrera se reiniciaría respetando las posiciones de salida. Los Márquez gozarían de una segunda oportunidad. La suerte de ellos fue la desdicha de Bagnaia, que contaba con una ocasión de oro para recortar puntos en el campeonato.

Los comisarios limpiaron la pista y la carrera se volvió a lanzar. Entonces lo atípico volvió a abrazar Silverstone. Los pilotos que montaron gomas delanteras blandas coparon las primeras posiciones, con Quartararo cobrando distancia secundado por Miller y Zarco. Los pilotos de Ducati sufrían con calzos medios delanteros. Marc, Álex y Bagnaia perdían posiciones. En la tercera vuelta, Marc y Bagnaia se tocaron en plena curva en una lucha por la cuarta posición. Acto seguido, los dos se salían de la pista. Inmediatamente después, en el cuarto giro, Bagnaia sufrió una caída en la curva 7, la misma que le tumbó por la mañana. El italiano vivió un dramático giro de guion. De poder arrimarse a la cabeza del campeonato a quedarse con un nuevo cero, como en Francia, donde tampoco sumó.

Quartararo rodaba a esas alturas con 3 segundos de ventaja. Le seguía Miller, con otra Yamaha. Bezzecchi surgió entonces para auparse hasta la segunda posición. El escenario era caótico. En la séptima vuelta, Quartararo adquiría más de 5 segundos de margen. Miller comenzó a ceder plazas ofreciendo síntomas del desfallecimiento de los neumáticos blandos. Las gomas medias pasaban a la acción. Marc, que había descendido a la novena posición, comenzó una escalada alpina hacia el podio.

Quartararo se queda sin un victoria cantada

Cuando la victoria parecía tener dueño, de pronto Quartararo padeció un problema mecánico con el dispositivo que regula la altura de la parte trasera de la moto. Se quedó en enganchado. Esto provocó su abandono, desolado. Increíble, como muchos de los acontecimientos que ocurrieron, como la victoria de Bezzecchi. Con cada vuelta la cita adquiría un mayor grado de locura.

Corría la vuelta 12 de las 19 programadas. Quartararo lloraba desconsolado, como jamás se le había visto. Bezzecchi pasaba al liderato, perseguido por Zarco, el ganador de Francia, mientras que Marc se elevaba al tercer peldaño del podio. El catalán tuvo que sudar para conservar el tercer lugar, ya que Morbidelli, cuarto, le adelantó dos veces en el giro final. “Hemos tenido suerte, porque he cometido un error. Tengo que dar gracias. Hemos salvado los muebles”, dijo Marc, escueto y con rostro serio pese a que se trató de una fructífera jornada: ahora goza de 25 puntos de ventaja sobre Álex, que terminó quinto, otro que debe agradecer la fortuna del aceite en pista, y de 72 sobre Bagnaia, el gran damnificado.