Tras la undécima carrera de las veinte que conforman el calendario, llega el parón veraniego. Fabio Quartararo, líder del campeonato, tendrá tiempo para relamerse las heridas. El francés era el penúltimo piloto que había puntuado en todas las carreras hasta que en el Gran Premio de los Países Bajos cometió su error más grave de la temporada.

Quartararo se frotaba las manos antes de rodar en Assen, por el transcurso de los hechos, porque carrera a carrera su ventaja se iba ampliando hasta alcanzar unas cotas temibles. Gozaba de 34 puntos de ventaja. Sus aspiraciones de reeditar el título de MotoGP iban tomando forma material. Sin embargo, El Diablo pecó en El DiabloLa Catedral el francés, un piloto nada habitual de las visitas al asfalto.

Corría la quinta vuelta de las 26 pactadas. Quartararo lanzó la moto por el interior de la curva 5 tratando de cazar la segunda posición. El francés perdió el tren delantero y se fue al suelo, empujando a Aleix Espargaró, que se marchó a la grava. El de Granollers afortunadamente evitó la caída, pero retornó a la pista en la decimoquinta posición, obligado a remontar para capitalizar la caída del líder del campeonato. En paralelo, el poleman Francesco Bagnaia, que había rodado en cabeza hasta entonces, se quedó sin competencia en la pugna por la victoria. Nadie pudo hacer sombra al piloto italiano de Ducati, una centella. Viajó en solitario hacia la gloria.

Tras el incidente Quartararo logró levantar su Yamaha y regresar a la pista. Aparecía en el último lugar, sin opciones de puntuar. Solo unos giros después y con su moto dañada, cogió el pasillo de boxes para retirarse. Pero como existía la amenaza de lluvia -llegó a ondearse la bandera de la cruz roja aunque apenas cayeron gotas-, su equipo le invitó a retornar a la pista por si se detenía la carrera.

Al poco de hacerlo, y de nuevo en la curva 5, Quartararo sufrió su segunda caída, muy agresiva además. Salió por orejas, catapultado de cabeza hacia el asfalto. El de Niza resultó ileso, pero en la antesala de las vacaciones se rodeó de dudas. Nunca es buen momento para caerse, pero este fue peor si cabe, porque deberá aguardar hasta el 7 de agosto, cuando se reanudará el Mundial, para poder desterrar el mal recuerdo. Mientras tanto, asaltarán las dudas y la confianza podrá minarse. Será una penitencia para El Diablo, que probará su capacidad de superar momentos complicados.

Aleix Espargaró, entretanto, se hizo ahijado de la frustración. Espoleado por la rabia y ante la posibilidad de recortar puntos en el campeonato, rodó como un extraterrestre, como un fuera de serie. "Pensé: 'tienes que ir a tope y si te caes, te caes'", admitió. A ritmo de récord del circuito fue doblegando a rivales hasta que llegó el momento más brillante de su inmensa actuación: al afrontar la última curva de la carrera adelantó a dos pilotos -Brad Binder y Jack Miller- en la frenada para firmar una cuarta posición que sabe a gloria bendita. El catalán rebajó así los 34 puntos de ventaja de Quartararo hasta los 21. Hay debate por la corona de la categoría reina. El pecado de El Diablo ha dado vida al Mundial.

UN ERROR DE NOVATO

"El ganador de hoy era él, he arruinado su carrera", manifestó Quartararo sobre Aleix, a quien pidió disculpas que el catalán aceptó de forma amistosa. "Cometí un error de novato. Quería presionar demasiado desde el principio. Fue un error realmente estúpido", analizó al francés. "No es lo que quería, pero ni tan mal", declaró por su parte Aleix, con un rostro que sin embargo proyectaba satisfacción. Ciertamente estaba contento el catalán, que al ser preguntado sobre si era su mejor carrera, respondió: " No, me quedo con la Argentina, con esos 25 puntos. Para el show, sí". Fue un espectáculo verle rodar.

El podio lo completaron dos pilotos que hicieron historia: Marco Bezzecchi, segundo, pisó el cajón por primera vez en MotoGP y amplió su ventaja en la clasificación del Rookie del Año; Maverick Viñales, tercero, rubricó su primer podio con Aprilia, dando fe del potencial de una moto que está brindando situaciones insospechadas hasta hace bien poco.

Pecco Bagnaia, por su parte, logró su tercera victoria del curso,Pecco tercera de las seis últimas carreras, en las que ha combinado triunfos con caídas. De no ser por sus cuatro ceros hasta la fecha, por su falta de consistencia, el subcampeón italiano estaría metido de lleno en la pomada por la corona. Desde luego, es rapidísimo. Bagnaia propició además que la marca Ducati igualara su récord de 17 carreras seguidas en el podio. "Estaba aterrorizado de cometer un error y terminar de nuevo en el suelo", comentó el italiano.

Por contra, las Suzuki permanecen en esa mediocridad que tanto sorprende y que deja ver que la evolución se ha detenido. Joan Mir fue octavo y Álex Rins, que regresaba tras perderse la cita anterior por problemas físicos, acabó décimo, justo por delante de un discreto Enea Bastianini y de la primera Honda, la de Takaaki Nakagami, duodécimo..