Los Labubus son unas figuras coleccionables que nacieron en 2015 de la mano del artista hongkonés Kasing Lung como parte de su serie ilustrada The Monsters. Inspirados en elementos de la mitología nórdica y el folclore europeo, tienen un aspecto muy reconocible: orejas largas, gestos expresivos y sonrisas repletas de dientes que logran ser tiernas y algo inquietantes a la vez. En un principio solo existían en papel, como personajes de cuento, pero su popularidad empezó a despegar cuando se lanzaron en formato de figuras gracias a la colaboración con Pop Mart, la empresa que ha convertido sus diseños en productos de culto para coleccionistas de todo el mundo.

El boom de los últimos meses

Aunque los Labubus llevan tiempo en el mercado, ha sido en los últimos meses cuando su popularidad ha dado un salto enorme. TikTok e Instagram están llenos de vídeos en los que los fans muestran cómo abren sus cajas, enseñan colecciones completas o crean pequeñas historias protagonizadas por estos personajes. El fenómeno se disparó aún más cuando artistas y celebridades internacionales comenzaron a compartir fotos y vídeos con sus propias figuras, lo que generó un efecto imitación inmediato.

En ciudades como Barcelona, las aperturas de nuevas tiendas Pop Mart se han convertido en todo un acontecimiento. No es raro ver colas de varias horas y a compradores que no dudan en gastar grandes sumas para asegurarse los modelos más exclusivos. Muchos acuden en grupo, intercambian figuras allí mismo y hasta se organizan para repartir las compras y aumentar las posibilidades de conseguir piezas raras.

El poder de las "blind boxes"

Uno de los factores clave detrás del éxito de los Labubus es el sistema de cajas sorpresa o blind boxes. El comprador no sabe qué figura hay dentro hasta abrirla, y eso añade un elemento de juego y emoción que engancha. Esta estrategia, muy utilizada en el coleccionismo japonés y en productos como los gashapon, crea un incentivo para repetir la compra y fomenta el intercambio entre fans.

Labubu más caro del mundo en colaboración con Vans

Labubu más caro del mundo en colaboración con Vans Pop Mart

El valor se dispara cuando se trata de ediciones limitadas, ya sea por cambios en el color, accesorios extra o colaboraciones con artistas y marcas. Este sistema ha creado un mercado paralelo muy activo: mientras un Labubu estándar cuesta entre 20 y 30 euros, las piezas más raras alcanzan precios que pueden llegar hasta los 10.000 euros. En redes y foros, los coleccionistas comentan cada lanzamiento, negocian intercambios y hasta organizan envíos internacionales para conseguir modelos imposibles de encontrar en su país.

Entre moda, coleccionismo y cultura pop

Los Labubus han conseguido cruzar la línea que separa un simple juguete de un objeto cultural. Hoy forman parte de sesiones de fotos, looks de moda, vitrinas de diseño y hasta exposiciones temporales. Para muchos coleccionistas, no se trata solo de comprar una figura bonita, sino de formar parte de una comunidad global.

Algunos expertos comparan el fenómeno con otras modas coleccionistas del pasado, como los Beanie Babies en los 90 o las figuras Funko Pop en la última década. La diferencia es que los Labubus han llegado en un momento en que la viralidad en redes sociales puede disparar una tendencia en cuestión de días. Esa exposición constante, sumada a un mercado de segunda mano muy activo, ha creado la tormenta perfecta para que su popularidad siga creciendo.

Funko Pop de Rapunzel

Funko Pop de Rapunzel Funko Tienda

Japón, epicentro del coleccionismo

Aunque no nacieron allí, Japón ha sido fundamental para consolidar el éxito de los Labubus. Barrios como Harajuku y Shibuya se han llenado de escaparates, máquinas expendedoras y tiendas Pop Mart que ofrecen experiencias de compra diseñadas para el público más entregado. Allí, el concepto de las blind boxes encaja a la perfección con la tradición local de los juguetes de colección, que se viven como algo más que un simple producto: cada lanzamiento es un evento social.

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En este contexto, Japón no solo es un gran mercado, sino también un escaparate para el resto del mundo. Las imágenes de colas kilométricas, intercambios multitudinarios y presentaciones temáticas acaban circulando por redes y generan todavía más interés en otros países. Los precios, especialmente de las ediciones más raras, siguen batiendo récords. Conseguir un Labubu exclusivo puede costar más que unas vacaciones, con piezas que han alcanzado los 10.000 euros en el mercado de reventas.