Cuando un perro cae al agua, la reacción instintiva de muchos dueños es lanzarse detrás de él sin pensar en las consecuencias. Sin embargo, este impulso puede poner en peligro tanto al animal como a su humano. La Cruz Roja Bizkaia ha compartido un vídeo informativo en su perfil de X (antes Twitter) para alertar sobre los riesgos de este tipo de situaciones y ofrecer recomendaciones claras sobre cómo actuar de forma segura.

La organización subraya que el comportamiento humano en estos momentos de emergencia es crucial. Mantener la calma, no actuar por impulso y pedir ayuda profesional son las claves para evitar que una situación peligrosa termine en tragedia.

El peligro de actuar sin pensar

Uno de los mensajes más contundentes del vídeo es la advertencia contra tirarse al agua tras el perro. Aunque la intención de rescatar a una mascota en apuros es comprensible, Cruz Roja Bizkaia insiste: nunca hay que lanzarse ni bajar a zonas de difícil acceso para alcanzarlo.

Los rescatadores explican que este es el error más frecuente en estas situaciones. Los animales, aunque estén asustados, suelen mantenerse a flote y pueden apoyarse en piedras u otros salientes hasta encontrar una vía de salida. En cambio, las personas pueden acabar atrapadas, resbalar o incluso ahogarse si no cuentan con el equipo ni la preparación adecuada para intervenir en el medio acuático.

Llamar al 112: el primer paso fundamental

Ante este tipo de emergencia, la primera y más importante recomendación es llamar inmediatamente al 112, el número de emergencias. Las unidades de rescate están capacitadas para actuar con rapidez y con los medios adecuados para intervenir tanto en ríos, como en playas o zonas portuarias.

Además, según indica la Cruz Roja, mientras llegan los equipos, lo mejor que puede hacer el dueño es mantener la calma y vigilar al animal desde un lugar seguro. Esta vigilancia ayuda a los rescatadores a localizar al perro más rápidamente y a evaluar si se está moviendo, si ha encontrado una zona de apoyo o si está en riesgo de ahogarse.

Según indica la Cruz Roja, mientras llegan los equipos, lo mejor que puede hacer el dueño es mantener la calma y vigilar al animal desde un lugar seguro. Freepik

La mayoría de los perros saben nadar

Un punto clave que aporta tranquilidad es que la mayoría de los perros son buenos nadadores por naturaleza. En la mayoría de los casos, cuando un perro cae al agua, logra mantenerse a flote y encontrar una forma de salir por sus propios medios, siempre que no esté herido o en una corriente muy fuerte.

Por ello, actuar con serenidad y no interferir puede ser mucho más eficaz que intervenir precipitadamente. Intentar “rescatar” sin preparación adecuada no solo es innecesario muchas veces, sino también peligroso.

La prevención, clave para evitar sustos innecesarios

Cruz Roja Bizkaia subraya que la mejor manera de evitar situaciones de riesgo con nuestras mascotas cerca del agua es, sin duda, la prevención. Aunque saber cómo actuar en una emergencia es fundamental, lo más importante es evitar que ocurra.

La principal recomendación de los profesionales es llevar siempre al perro atado y bajo vigilancia, especialmente en zonas cercanas a ríos, embalses, acantilados, puertos o embarcaderos. Esta medida tan simple puede marcar una gran diferencia y evitar muchos accidentes.

La principal recomendación de los profesionales es llevar siempre al perro atado y bajo vigilancia, especialmente en zonas cercanas a ríos, embalses, acantilados, puertos o embarcaderos. Freepik

Además del uso de la correa, también conviene evitar zonas resbaladizas o de difícil acceso, donde un pequeño despiste puede terminar con el animal en el agua. Esto es especialmente importante si el terreno está húmedo, si hay piedras sueltas o si el perro es muy joven, mayor o tiene problemas de movilidad.

Por último, conocer el entorno antes de iniciar una caminata también ayuda a anticiparse a posibles peligros. Si el paseo discurre cerca del agua, es aconsejable mantenerse en caminos habilitados y evitar dejar que el perro explore sin supervisión. En definitiva, combinar vigilancia, precaución y sentido común es la mejor forma de disfrutar de los paseos sin sobresaltos y garantizar la seguridad tanto del animal como de sus dueños.