Mikel Landa se baja de la Vuelta. Lo ha hecho después de un ataque final. Su sello personal. El escalador de Murgia, lejos de su mejor versión, decidió parar antes de encarar la ascensión a los Lagos de Covadonga. No tenía sentido seguir padeciendo. El objetivo de Landa es recuperarse en los próximos días para tratar de alcanzar en las mejores condiciones a los Campeonatos de Europa de Trento y el Giro de Lombardía, la última gran cita de la temporada, ambas competiciones en Italia. Landa necesita recomponer su figura tras una Vuelta sufriente. Partió de Burgos con la idea de pelear por el podio o, al menos, obtener un triunfo de etapa, pero las montañas le desnudaron en el primer tramo de carrera. No se recuperó.

A partir de entonces, el alavés nunca ha podido asemejarse al ciclista que es. Tras conquistar la Vuelta a Burgos, a Landa se le encendió la esperanza para completar una buena Vuelta, pero nunca pudo estar con los mejores y le tocó penar. El alavés sufrió una fuerte caída en el pasado Giro de Italia que le obligó a retirarse en la quinta etapa, entre Modena y Cattolica, con rotura de varias costillas y clavícula, de la que le costó recuperarse. Landa no ha podido obtener el ritmo necesario para competir con los mejores y no tardó en reconocer que no se sentía bien durante la carrera. “No sé que me pasa”, expuso. Después de numerosas etapas sufriendo, Landa se baja de la Vuelta para reconstruirse.