El culo de Iglesias no se sentará más en uno de los bancos azules del Congreso. Diestralandia lo celebra concediendo al hecho honores de portada, incluyendo cargas de profundidad. En El Mundo, la gracia consiste en que no es el cesante el protagonista, sino el que se queda. "Sánchez exhibe que ya no tiene vicepresidente", titula en primera el diario dirigido por Francisco Rosell. Lo ilustra con una foto de Sánchez junto a las cuatro vicepresidentas que lleva este malvado pie: "Si el presidente del Gobierno durmió ayer a pierna suelta solo lo sabe él, aunque unas horas antes no desaprovechó la oportunidad de exhibir que ya no tiene como vicepresidente segundo a Pablo Iglesias. Sánchez se hizo inmortalizar en la escalinata de Moncloa con las cuatro vicepresidentas".

Sin imagen de acompañamiento, La Razón titula en primera: "Moncloa abre la era pos-Iglesias: 'Hay vida después de él'". Esa frase de cierre se atribuye sin citar a algún miembro del Gobierno español. En el interior, la información se abre así: "Pablo Iglesias ya no forma parte del Ejecutivo. Algo difícil de creer incluso para algunos integrantes del Consejo de Ministros, que reflexionan sobre el empeño que puso para entrar y la facilidad que ha tenido para salir. 'No olvidemos que hubo que repetir las elecciones porque dijo que, si no estaba en el Gobierno, no había Gobierno', recrimina una ministra que no oculta su sorpresa por su abandono precipitado después de poco más de un año". ¿Quién será esa ministra? Hay más de una opción, eso también es cierto.

Sorprende que Francisco Marhuenda no aproveche la ocasión para dedicarle unas líneas. Pero la columna del directo está reservada a Catalunya. ¿Y qué tal un editorial? Pues tampoco. Basta con una de las piezas menores, bajo el epígrafe ‘El Puntazo’ y un titular que no reuqiere más desarrollo: "El peor vicepresidente en el instante más crítico".

En ABC la despedida no está en primera. O quizá sí, aunque de un modo un tanto retorcido. De hecho, en la imagen central están Pedro Sánchez y Pablo Iglesias compartiendo su último consejo de ministros. Sin embargo, el titular de apertura dispara por otro lado: "Estados Unidos acusa a Sánchez e Iglesias de amenazar a la prensa".

El editorial del vetusto diario sí se despacha a gusto sobre la marcha de Iglesias. Como ejemplo, este párrafo: "Su bagaje de gestión es nulo. O más bien sonrojante, porque solo se ha dedicado a enredar, a lavar en público los trapos sucios del Ejecutivo, a pervertir el sentido de las instituciones y dañarlas, y a desdeñar con prepotencia a los españoles. Y todo, sin ejercer ni una sola de sus funciones como vicepresidente encargado de asuntos sociales, y sin visitar una sola residencia de ancianos o un hospital durante la pandemia más dramática del planeta en un siglo".

Por si no se ha entendido, el director, Julián Quirós, insiste en la colleja: "Deja Iglesias la vicepresidencia sin leyes en su haber, con un centenar de series vistas durante este año de confinamiento y sofá casero, con las esquelas de los miles de muertos en las residencias y los otros muertos en el armario del partido, que ahora le pasan factura".

Con todo, la despedida más original que este humilde recolector de exabrutos ha podido encontrar es la que firma Marta García Aller en El Confidencial: "Por largo que se le haya hecho a muchas ministras, han sido apenas 14 los meses que Pablo Iglesias ha aguantado en el Gobierno. Año y poco. 10 meses menos de lo que dura el embarazo de un elefante".

Iglesias y Puigdemont

Anoto como curiosidad que por lo menos dos columneros han visto el modo de unir en una misma pieza a Iglesias y a Carles Puigdemont. Juan Ramón Lucas es uno de ellos: "Lo cierto es que tanto el señor Puigdemont, el ausente de España tan presente en la política catalana, como el señor Iglesias, el ausente del gobierno tan presente en la política madrileña, salieron de escena precipitada e inesperada mente, como huyen los cobardes o escapan los flojos. Dejaron sus espacios vacíos hasta de añoranza, como cuadriláteros que abandona el boxeador limpios de sudor".

También el veterano José Antonio Zarzalejos encuentra un parecido razonable entre el vallecano y el gerundense. En este caso, el fiasco que ambos tratarían de enjugar copiando la fórmula de reparto de poder del PNV. Tal cual: "El expresidente de la Generalitat y el exvicepresidente del Gobierno quedan fuera de juego y para evitarlo buscan una bicefalia que eluda su fracaso envuelto en formulaciones épicas". Curioso paralelismo.