1992 fue el año de los hechos insólitos en el mundo del fútbol. Primero Dinamarca ganó una Eurocopa para la que no se clasificó y, mes y medio después, España, esa selección cuyos éxitos se resumían en el oro olímpico de 1920 y la Eurocopa del 64, se colgó del cuello el oro de los Juegos de Barcelona. Pero, además, es que se lo llevó haciendo méritos para ello: con buen juego, mucho arrojo y sobrado de gol. De hecho, Vicente Miera, el seleccionador estatal, reunió a un grupo de futbolistas que, a pesar de ser jóvenes, ya tenían minutos de sobra en Primera. Kiko Narváez era el ídolo del Cádiz, Abelardo Fernández se erigía como líder del Sporting, Pep Guardiola deslumbraba ya en el Barcelona y Luis Enrique brilló en su primer año en las filas del Real Madrid. Asimismo, la representación vasca también era de nivel: Mikel Lasa llegó a los Juegos como carrilero zurdo del conjunto merengue mientras que David Billabona todavía estaba intentando explicar la sanción económica que el Athletic le impuso por orinar en el Ramón de Carranza en pleno encuentro ante el Cádiz.

Lo cierto es que el irundarra no lo hizo a mala fe. Simplemente era un burrote con ganas de mear. Sin embargo, la decisión no fue la acertada ni por el lugar, ni por el momento, puesto que el Athletic acababa de encajar el único tanto del partido. El caso es que tras esto, Billabona pasó de titular indiscutible a disputar tan solo cinco partidos más con la camiseta rojiblanca. Es más, aunque Miera le llamara para formar parte de la selección estatal, se llevó el oro olímpico jugando más bien poco. Esos minutos residuales de la fase de grupos ante Egipto y Catar. Para dar refresco y ver el tiempo pasar. Por el contrario, Lasa contó con la plena confianza del entrenador estatal. Tanto que fue el lateral izquierdo de una defensa de cinco, el carrilero con recorrido de la ya conocida como Quinta de Cobi.

El caso es que la selección estatal se plantó en los Juegos de Barcelona como la anfitriona que debía demostrar que llegaba con hambre y ganas de ganar. Así que nada más empezar le endosó cuatro a una Colombia con buenos hombres y muchas ganas de dar -el encuentro acabó con cuatro expulsados, dos por cada equipo-. Ante Egipto, España firmó otro encuentro muy serio (2-0) y frente a Catar, con el mismo marcador, los de Miera se auparon al liderato del grupo. En cuartos las cosas comenzaron a ponerse más difíciles. Esperaba la Italia de Albertini, Dino Baggio y Antonioli. Sin embargo, la selección estatal se mantuvo firme y viva por la mínima (1-0) gracias a un gol de Kiko Narváez en el minuto 36. Las medallas estaban al alcance de la mano, solo Ghana le separaban de ellas. El combinado africano, aunque sin tanto glamour ni tanta estrella como la selección italiana, era físicamente bastante superior; pero los estatales pudieron despacharla sin mucho sufrimiento (2-0).

La gran final

Así se llegó a la final del Camp Nou, ante Polonia y frente a 95.000 almas. España se aseguraba subir al podio, pero ahora quería escalar a lo más alto. Sin embargo, fue la selección rojiblanca quien desenfundó primero. Wojciech Kowalczyk, que después acabaría jugando en el Betis, aprovechó una indecisión de la zaga local para seguir aumentando los goles a favor de una Polonia que avasallaba -en las semifinales ganó 6-1 a Australia-. Entonces, tras el descanso, Miera movió el banquillo y dio entrada a Amavisca por un sacrificado Lasa, que así puso fin a unos buenos Juegos. El jugador cántabro zarandeó el avispero por esa banda izquierda y en siete minutos, Abelardo y Kiko dieron la vuelta al marcador. Con todo, el 2-1 no iba a ser, ni de lejos, el resultado final. Los polacos tampoco se rendían. Olían el oro. Así que Staniek aprovechó otro despiste defensivo para devolver las tablas al luminoso. Y, justo cuando el partido llegaba al 90, justo cuando el Camp Nou se relamía con la prórroga, de nuevo Kiko se llevó la gloria y el laurel.

Mikel Lasa se ganó la confianza de Miera, que le dio vía libre para disfrutar de todo el carril zurdo de la selección

David Billabona, por su parte, disputó los minutos residuales ante Egipto y Catar, ambos en la fase de grupos de los Juegos