El acelerado ritmo de vida que impera en la sociedad actual marca nuestra actividad diaria dejándonos muchas veces con las fuerzas al límite. El trabajo y las obligaciones familiares y domésticas nos absorben y en raras ocasiones nos dejan tiempo para tomarnos un respiro.

De vez en cuando es necesario parar y qué mejor forma de hacerlo que cambiando el continuo ir y venir de la ciudad por la calma del campo. Dejarnos embriagar por los sonidos, olores y colores de la naturaleza es un ‘lujo necesario’ que debemos concedernos siempre que podamos, ya que es una experiencia muy gratificante y extraordinariamente saludable para cuerpo y mente.

Si disfrutas del contacto con la naturaleza pero quieres probar algo diferente, hay una sencilla técnica que te ofrece otra forma de acercarte a ella. Se trata del ‘baño de bosque’, una práctica también conocida como Shinrin-Yoku que surgió en 1989 en Japón y que se ha extendido después por todo el mundo. Esta ‘inmersión en el bosque’ comenzó como una alternativa para tratar casos de estrés, ansiedad y depresión en el país del sol naciente y su objetivo es conectar a las personas de una forma consciente con la naturaleza para que puedan alcanzar el máximo bienestar físico y mental.

Los ‘baños de bosque’ surgieron en Japón como alternativa para tratar el estrés y la depresión.

Se trata de una práctica apta para cualquier persona sin límite de edad y puedes llevarla a cabo por tu cuenta o dirigida por un guía. En ambos casos, la finalidad va a ser la misma: sumergirte en la atmósfera de un bosque para mejorar tu salud y tu bienestar, obtener una cura espiritual y ser más feliz.

Para hacer esta inmersión en la naturaleza no es imprescindible que el escenario para llevarla a cabo sea un bosque frondoso sino que basta con cualquier espacio natural, si está algo retirado mejor, para poder encontrarse a uno mismo a través de los estímulos de la naturaleza.

Una paseo tranquilo

La práctica se realiza a través de un paseo que durará entre dos y cuatro horas y en el que no se debe caminar más de 1,5 kilómetros. Del bajo ritmo de la caminata se desprende que el objetivo principal no es hacer senderismo ni ejercicio físico, sino fundirse con la naturaleza, escuchar, estar tranquilo, reconocer la propia presencia y dejar a los sentidos disfrutar de lo que tienen alrededor.

Como no se trata de una competición ni hay prisa por llegar a una meta podemos sentarnos de vez en cuando a descansar sobre una piedra o junto a un árbol para sentir el calor del sol o para dejarnos acariciar por el frescor de la sombra y comunicarnos con otras especies.

Viejo bosque de hayas en otoño.

Viejo bosque de hayas en otoño. Freepik

Comer un fruto de un árbol, beber agua de un arroyo, tocar las plantas de nuestro entorno, respirar su aroma y dejar que nuestra vista descanse contemplando las distintas tonalidades verdes y marrones del paisaje también nos conecta con la naturaleza. Concéntrate en llenar tus pulmones de aire puro y libera tu mente de todos esos pensamientos que se amontonan en tu cabeza y que no te dejan pensar con claridad.

Meditar, leer o pararse a disfrutar del paisaje en un lugar que por algún motivo nos resulte especial son algunas de las actividades a las que invita un entorno en el que el silencio solo se verá interrumpido por el sonido del viento o por el canto de las aves que habitan el lugar.

Debemos dejar que los mensajes de la tierra y de la naturaleza calen hasta lo más profundo de nuestro corazón y de nuestra mente, y esto no se consigue en una única inmersión sino que es necesario que nuestro contacto con la naturaleza sea lo más frecuente posible.

Beneficios del Shinrin-Yoku

Los ‘baños de bosque’ tienen numerosos beneficios para el organismo tanto a nivel físico como mental. Algunos de ellos son:

  • Mejora el estado de ánimo. Los paseos mejoran nuestro humor, nos hacen sentirnos más sanos y fuertes y nos aportan mucha calma, serenidad y paz interior.
  • Alivia los dolores. Ayuda a fortalecer los huesos y músculos y alivia el dolor de las articulaciones, mejorando así la movilidad. También contribuye a disminuir el dolor en pacientes con dolor o fatiga crónica.
  • Reduce el estrés. El contacto con la naturaleza disminuye los niveles de cortisol, una hormona asociada con el estrés. Tiene también un efecto relajante en el cuerpo y en la mente, lo que va a contribuir a reducir los síntomas de la ansiedad, la depresión y la fatiga, va a a ayudar a gestionar la ira y a mejorar la capacidad de atención.
  • Mejora la salud cardiovascular. Diversos estudios han demostrado que pasar tiempo en la naturaleza puede reducir la presión arterial, disminuir la frecuencia cardíaca y mejorar la circulación.
  • Fortalece el sistema inmunológico. Respirar los aceites esenciales que emiten los árboles aumentará la producción de células NK (natural killer), unas células del sistema inmunológico que combaten las infecciones y los tumores. El paseo elevará las defensas de nuestro organismo y limpiará y cargará de oxígeno las células. Además, aumentará la producción de las proteínas que combaten las enfermedades. 
  • Purifica el sistema respiratorio. Respirar aire puro proporciona una mejor oxigenación a nuestro organismo, el cual elimina toxinas gracias a la ausencia de agentes irritantes y contaminantes en la atmósfera. Además, purifica nuestros pulmones debido a la gran concentración de oxígeno y a la humedad del aire que respiramos.
  • Reduce la diabetes. Pasear por el bosque ayuda a quemar calorías, y por lo tanto, reduce la obesidad al permitirnos caminar el doble de pasos que haciendo ‘footing’. También contribuye a disminuir los niveles de glucosa en la sangre o la diabetes de tipo 2. 
  • Mejora la calidad del sueño. Pasar tiempo en la naturaleza puede ayudar a mejorar la calidad del sueño y el descanso. Esto se debe a que el ambiente natural puede ayudar a regular los ritmos circadianos y a mejorar el estado de ánimo.
  • Aumenta la concentración y la creatividad. El tiempo pasado en la naturaleza puede contribuir a reducir la fatiga mental y a mejorar la atención y la memoria.

En general, el Shinrin-Yoku es una técnica que puede mejorar significativamente la salud física y mental de quien la practica. Al estar en contacto con la naturaleza y alejarse del ajetreo y el bullicio de la vida cotidiana, podemos experimentar una sensación de paz y tranquilidad que nos permite recargar energías y mejorar nuestro bienestar.

Una japonesa vestida con kimono pasea por el bosque de bambú de Sagano, en Japón. Freepik

Los bosques más bonitos del mundo

El Shinrin-Yoku puede realizarse en cualquier entorno natural y no es imprescindible que tengas que ir a un bosque para practicarlo. Sin embargo, si tu economía te lo permite y puedes darte el capricho de disfrutar de esta experiencia en uno de los paraísos boscosos más bellos del mundo, la vivencia será increíble y dejará en ti un recuerdo imborrable. Algunos de los más espectaculares son:

  • Bosque de bambú de Sagano (Japón). Es un bosque de bambú Moso situado a dos kilómetros de Kioto en el que sus delicados sonidos hacen de él un paisaje único y original diferente de cualquier otra zona boscosa. Es uno de los ‘100 paisajes sonoros de Japón’.
  • Bosque de secuoyas en Yosemite (Estados Unidos). El parque Nacional de Yosemite (el segundo más grande de EEUU tras Yellowstone) se encuentra en las montañas de Sierra Nevada de California y es un mundo de secuoyas gigantes, cascadas, montañas de granito y profundos valles. De sus 3.100 kilómetros cuadrados de extensión, 1.300 km son senderos de ‘trekking’ para que puedas vivir su lado más salvaje. Además, estos bosques albergan más de 500 ejemplares de secuoyas gigantes.
  • Selva Valdiviana (Chile). Se trata de un bosque ubicado en la zona centro y sur de Chile. El clima lluvioso de la zona hace que conserve muy bien la humedad y que por eso esté siempre muy verde.
  • Selva amazónica (Brasil). Es la selva más grande del mundo con una extensión de más de 6,5 millones de kilómetros cuadrados. Aunque abarca nueve países, un 60% del territorio está en Perú y en el noroeste de Brasil. Es la región del planeta con mayor número de especies: 1.300 tipos de aves, 40.000 especies de plantas y 426 de mamíferos. 
  • Daintree Rainforest (Australia). El gran bosque húmedo de Daintree presume de ser el ecosistema natural más antiguo del mundo con 110 millones de años. Es una de las selvas tropicales más impactantes y mejor conservadas del planeta. Su paisaje boscoso de selva tropical de agua dulce se combina de repente con manglares de agua salada y cascadas en playas tropicales desiertas.
  • Krzywy (Polonia). Los pinos de este bosque son raros ya que su tronco se curva hasta el nivel del suelo y un poco más arriba, se vuelve otra vez hacia atrás.
  • Selva Negra (Alemania). Las perennes hojas oscuras de los abetos de este profundo bosque dan una impactante oscuridad a los caminos y aportan densidad a su vegetación. En estas tierras se inspiraron cuentos infantiles de los hermanos Grimm como ‘La Cenicienta’, ‘Blancanieves’, ‘Hansel y Gretel’ o ‘Caperucita Roja’.