En este número de IN echaremos un poco la vista atrás para hablar de uno de los hobbies del protagonista de este último número, el alavés Benito Peciña. Este hombre, copropietario de la Sagardotegi de Kuartango, cuenta con multitud de maneras de pasar el tiempo pero en esta ocasión hablaremos de la talla de piedra, habilidad que aprendió de su padre, con el que además ha hecho alguna obra en común.

La talla de piedra se diferencia únicamente de la de madera en el material que se usa, así como en las herramientas que se utilizan para moldear o trabajar el producto que tenemos entre manos. Aun así, el objetivo en ambos casos no es otro que lograr una obra de arte mediante la manipulación de la madera o la piedra.

En nuestro caso hablaremos de la segunda, una laboral relacionada con las canteras en su faceta más artística. Ejemplo de esta modalidad son las numerosas esculturas o piedras con alguna forma que podemos ver en cualquier ciudad del Estado. En este sentido además, recalcaremos que su objetivo principal no es otro que lograr mediante la manipulación de la piedra algún tipo de decoración, ya sea con algún efecto que le haga tener algún tipo de relieve o profundidad, o simplemente hacer una escultura en honor a algún personaje importante.

En el caso de nuestro protagonista su labor es un poco excepcional, ya que le ofrecen hacer obras desde cero y que posteriormente serán expuestas en lugares como Bargota, donde tiene una casa. Esto, como decimos, no es muy habitual hoy en día debido a que las personas que se dedican a tiempo completo o parcialmente a esta labor no realizan obras muy grandes.

En sí, los tallistas a día de hoy se encargan sobre todo de la restauración de antiguas obras de otros artistas que no dejan de ser en muchas ocasiones patrimonios históricos a conservar. Además, en muchas ocasiones además de restaurar se les encarga la creación de nuevas obras de piedra creadas al lado o para sustituir las que el tiempo ha estropeado. Así, podemos decir que hoy día en muy pocas ocasiones los tallistas se encuentran con la posibilidad de poder dar rienda suelta a su imaginación para crear obras de piedra con su propio sello.

Otro de los lugares en los que podemos encontrar a tallistas de piedra hoy día son en los cementerios, ya que muchas veces son los encargados de pulir la piedra de las lápidas, así como de las esculturas que se encuentran en los cementerios. En este caso las obras también son de restauración o creación pero nunca desde sus propios gustos, ya que en el caso de las esculturas siempre habrá alguien que les diga que tienen que dejar la obra del mismo modo que estaba anteriormente.

Al final la talla de piedra no deja de ser un oficio que hoy día es más un complemento a otro trabajo que el oficio principal como sí podía ser hace años. Además de los ejemplos mencionados, los tallistas también se dedican a obras de un tamaño menor como por ejemplo son los números de los portales, de calles, buzones y todo tipo de adornos. Así que la siguiente vez que salgamos por la calle tendremos la misión de observar y comprobar qué cosas están hechas por un tallista de piedra, ya que muchas veces ni nos lo planteamos y desconocemos como algo tan pequeño puede estar hecho por un artista de tanta magnitud.

Taller y herramientas

Todo tallista tiene un lugar de trabajo al que también se le conoce como taller de trabajo. Un lugar en el que pasa un gran número de horas con el único objetivo de moldear la piedra con mucha habilidad y hasta lograr obras únicas. En este sentido el lugar de trabajo de un escultor, un tallista de madera o uno de piedra no varían en exceso y casi podríamos decir que son iguales con la diferencia de lo que cada uno manipula para sus obras. Eso sí, destacaremos que una de las principales características de un taller de piedra es la luz. Tiene que ser un sitio muy bien iluminado, ya sea con luz natural o con luz artificial. Es importante, ya que en muchas ocasiones se requiere de mucha habilidad debido al detalle de las obras.

En cuanto a las herramientas de un tallista de piedra, además de la propia piedra que se obtendrá de una cantera, se necesitan escoplos, unos picos -entre los cuales tiene que haber uno que sea el pico de brocha-, unas cuñas, una barra, una leva, un martillo de repartir, una escuadra, un puntero, una maceta, un martillo, una escoda, una bujarda, una mandarria, una plantilla y, por último, una vitola.

Modo de trabajo de un tallista

A continuación daremos unas directrices básicas que sigue todo tallista de piedra, aunque hay que tener en cuenta que cada uno tiene su propio estilo y puede que algunas de los siguientes pasos no los siga a pies juntillas. En primer lugar, un tallista hará el dibujo que quiere hacer en un papel que posteriormente pondrá encima de la piedra que quiere manipular.

Una vez lo tenga puesto comenzará a calcar el dibujo encima de la piedra. Cuando termine este paso será el turno de usar el escoplo para marcar la piedra que se va tallar por las zonas que previamente se habrán dibujado para ello. Seguido será el momento de quitar la piedra que no queremos que se quede y así poco a poco iremos creando la forma que queramos encima de la piedra. Por último, el tallista procederá a realizar el acabado de la piedra y repetirá este proceso hasta finalizar toda la obra.