Algunos dicen que es nuestra particular Dulceida. La primera influencer que despuntó en Navarra y en buena parte de Euskal Herria. Y la verdad es que razón no les falta. Porque cuando muchos aún desconocíamos la existencia de una jugosa aplicación llamada Instagram, Silvia Zudaire (o mejor dicho: @Daretodreambysil) ya se manejaba en ella con la destreza de una profesional. “Recuerdo que, al principio, la usaba sólo por sus maravillosos filtros, como el Valencia”, rememora Silvia, que entonces estudiaba Magisterio en la UPNA y residía en su querida ciudad, Pamplona. Porque siguiendo las tendencias del momento, a @Daretodreambysil también la conocimos primero a través de la archiconocida plataforma Blogspot, que aunque ahora resulte jurásica, lo cierto es que fue todo un descubrimiento hace poco más de una década. “Yo seguía entonces muchísimo al mundo de la moda... Y tras un periodo de recelo, fueron mis amigas las que me animaron a que diera el paso”, relata.

Y así fue. Del blog saltó a las pantallas de Facebook y de Instagram en 2012, y el éxito le estalló sin darse cuenta. De la noche a la mañana. Del buen hacer y del “exigente trabajo” de aquellos años (mediados de la década pasada) conserva buena parte de los miles de seguidores que, a día de hoy, todavía le acompañan: casi 74.000 sólo en su perfil oficial. Un elevadísimo número si lo contextualizamos en un lustro en el que el influencer marketing todavía caminaba en paños menores. Pero @Daretodreambysil, desde la Vieja Iruña, supo hacerse hueco: “Recuerdo el día en el que el perfil oficial de Marie Claire compartió en Facebook uno de mis looks. ¡Marcó un antes y un después en mi visibilidad! Como el momento en el que la influencer Natalia Cabezas me escogió para colaborar con ella en un proyecto para la marca de zapatos Sarenza”. Su posicionamiento era tan bueno que le resultaba “imposible asumir” la cantidad de eventos, fiestas, inauguraciones o colaboraciones. “Aunque le guardo mucho cariño a aquella época, la rememoro también como un absoluto alboroto. Jamás dejé mi trabajo, la docencia, y era un constante encaje de bolillos asumir todo”.

“Sacrifiqué mi vida personal y de ocio para trabajar bien mis redes sociales”

Pero caprichos del destino, justo en el momento en el que debía profesionalizarse como influencer, su vida dio un giro de 180 grados. Y se vio en la tesitura de escoger entre su profesión o un futuro digital “incierto”. ¿La razón? Por “motivos sentimentales” aparcó su carácter PTV (pamplonés de toda la vida) para irse en septiembre de 2017 con un contrato de trabajo a Stuttgart, Alemania, ciudad en la que aún reside siete años después: “No lo tenía previsto, de hecho no sabía nada de alemán, pero allí me marché, con el objetivo de evolucionar”. ¡Y vaya si lo hizo! A base, eso sí, de exprimir al máximo “lucha interna, un gran afán de superación personal y mucho, muchísimo esfuerzo”. “Pero ahora, cuando echo la vista atrás y veo todo lo que he conseguido (trabaja en un colegio privado en alemán, con niños y niñas de 6 a 10 años), soy consciente del gran crecimiento personal que he experimentado y eso me enorgullece”, concluye esta joven pamplonesa de 36 años. Eso sí, mantiene la mirada puesta en Pamplona. “Regresar... regresaré, eso lo tengo muy claro. Pero no puedo poner fecha. Siento que mi ciclo en Alemania todavía no ha concluido”.

Perfil digital

Un parón obligado en pleno “crecimiento” digital... Paradojas de la vida, tras “años y años” de gran esfuerzo y trabajo personal para alimentar con posts de calidad @Daretodreambysil, la aventura alemana, y su decisión de “apostar por su carrera profesional”, supuso un parón radical para su perfil en Instagram. Pero la mayor parte de los followers de aquellos maravillosos años todavía le siguen acompañando. A día de hoy, casi 74.000 seguidores/as conforman una comunidad que degusta las propuestas de esta creadora digital.

Preguntada por cómo hubiese sido su vida si en lugar de marchar a Alemania las redes sociales hubieran seguido marcando su existencia, Zudaire contesta con su habitual sinceridad que es algo que no le preocupa “en absoluto”. “Por supuesto que me lo planteo, pero más a modo de curiosidad, de cotilleo. Estoy muy contenta con las decisiones tomadas. Creo que han sido las más correctas para mí”.