Juan Luis Arsuaga asegura que no tiene intención de ser una persona seria, a pesar de ser un prestigioso antropólogo de proyección internacional y con una trayectoria repleta de reconocimientos y descubrimientos tan importantes como el cráneo más completo del registro fósil de la evolución humana, que localizó en la Sima de los Huesos (Atapuerca). Su gran conocimiento, sumada a su pasión por la investigación y su carisma le han convertido en uno de los divulgadores científicos más importantes del mundo. Charlamos con él aprovechando la presentación de su nuevo libro, ‘Nuestro cuerpo’ (Editorial Destino).

¿Cómo sería su domingo perfecto?

-Mi domingo perfecto es siempre, a ser posible, en la naturaleza. Pertenezco a un club de montaña de la sierra de Madrid, la Real Sociedad Española de Alpinismo Peñalara, que tiene más de cien años, y cuando puedo me gusta sumarme a las excursiones que organizan. Allí hay gente muy preparada que hace grandes escaladas, no como yo (sonríe).

 

¿Le gusta entonces la naturaleza?

-Sí, me encanta la naturaleza en general. La montaña, la lluvia, el cuerpo… Porque en él centro mi nuevo libro, ‘Nuestro cuerpo’, y toda nuestra vida gira en torno al cuerpo. Que te llueva, que te moje la lluvia en la cara, que sientas el cielo, la nieve, la playa….

 

¿Entonces prefiere monte o es más de playa?

-Creo que soy el único marido en Euskadi y en toda España al que le gusta la playa (risas).

 

Pero en Madrid no hay playa, ¿cómo lo hace entonces?

Me voy a Cádiz. Por eso digo que soy sobre todo vasco, porque he nacido aquí, aunque soy madrileño, porque vivo en Madrid, y también gaditano, porque paso allí quince días todos los veranos.

 

Entonces trata de escapar siempre que puede…

Yo me escapo siempre, porque soy nómada y no estoy en ningún sitio. Ahora mismo, en cuanto acabe la entrevista contigo, pienso acercarme a la playa a ver el mar.

¿Y cómo es su desayuno de domingo?

En un domingo urbano me levanto, me siento delante de una mesa que tengo frente a una ventana, me pongo una taza de café y me pongo a escribir.

 

¿Sin tomar nada más que un café?

-Es que no soy yo mucho de desayunar…

Yo me escapo siempre, porque soy nómada y no estoy en ningún sitio"

 

¿Es más de hamaiketako?

Sí, de hamaiketako sí, porque a esa hora ya tengo más hambre. Pero claro, es que los domingos me despierto casi a las once entonces ya me da casi la hora de comer (sonríe).

 

-¿Un placer de domingo?

Para mí un placer es escribir. Escribir libros no me ha hecho rico, pero me ha ahorrado mucho dinero en psicoterapia, porque todas mis frustraciones las metabolizo pensando en lo que voy a escribir (sonríe).

 

Acaba de ser abuelo. ¿Reserva tiempo para la familia los domingos?

Sí. Acabo de tener mi primer nieto, que va a cumplir ocho meses, aunque vive en Bruselas, desgraciadamente, pero yo soy un abuelo muy tierno. Valgo para abuelo. Igual para padre no tanto, pero para abuelo sí. Y además tengo un mensaje que me gustaría dar a los abuelos.

"Todas mis frustraciones las metabolizo pensando en lo que voy a escribir"

 

¿Ah, sí? ¿Cuál sería?

Es que veo a muchos abuelos a los que les encargan llevar y traer al colegio a los nietos y algunos lo viven como si les estuvieran esclavizando y otros se avergüenzan porque creen que son unos ‘pringaos’. Y, sin embargo, tengo que decir que eso es lo que hay que hacer. Es lo que se hacía en el Paleolítico. Por eso no nos morimos a los cincuenta años cuando se acaba nuestra vida fértil, porque todavía tenemos una tarea que hacer, que es la de ser abuelos. Es decir, yo les digo que vayan a llevar y traer a los nietos al colegio sin complejos. Hay una edad para ser lactante, una edad para ser niño, una edad para ser preadolescente, que es en la que yo me he quedado…

 

¿Como Peter Pan?

Sí, y a mucha honra. Soy un Peter Pan y no pienso dejar de serlo. No he madurado nada ni pienso hacerlo. Quiero ser Peter Pan toda mi vida porque no tengo el más mínimo interés en ser una persona seria (sonríe).

 

¿Cómo se vive en esa edad?

La preadolescencia es la edad de los sueños y por eso es la mejor edad de la vida. Ya eres mayor, no eres un niño, eres autónomo y crees que todo es posible. Luego viene la adolescencia con sus problemas, que es turbulenta y hormonal, luego eres padre, que es muy bonito, y luego abuelo. Pero se puede ser abuelo, si te toca, y ser un Peter Pan, como es mi caso.

 

El paleontólogo Juan Luis Arsuaga (Madrid, 1954) es codirector del equipo de investigación de Atapuerca, director científico del Museo de la Evolución Humana de Burgos y miembro de la Academia de Ciencias de los Estados Unidos.

A lo largo de su carrera dedicada a la investigación ha recibido muchos reconocimientos, entre ellos el Premio Princesa de Asturias.