Planchar la ropa es una de las labores del hogar a las que más tiempo dedicamos. Poner la lavadora es tan sencillo y cuesta tan poco esfuerzo que a menudo echamos al cubo de lavar prendas que incluso podrían tener alguna puesta más.

Así, mientras lavar y secar apenas nos da trabajo, el tema de la plancha ya es otro cantar. La ropa de las distintas coladas se va acumulando en el cesto a la espera de que llegue el momento idóneo para poder plancharla.

Son varios los consejos que puedes seguir para no verte superado por la plancha. En primer lugar, a la hora de comprar ropa fíjate bien en la composición del tejido. Las prendas con un elevado porcentaje de fibra sintética (lycra y poliéster) se arrugan menos que las de algodón. Muchas de ellas basta con colgarlas de una percha tras sacarlas de la lavadora y una vez secas ya están listas para ponértelas.

También es importante sacar la ropa de la lavadora lo antes posible una vez que haya terminado el lavado. Cuanto más tiempo pasen las prendas en el interior del electrodoméstico más se arrugarán y más difícil será después plancharlas. 

Una plancha y una camisa sobre una tabla de planchar. Freepik

Tender bien también te ahorrará mucho esfuerzo a la hora de planchar. Coloca las pinzas, mejor si son de plástico que de madera, en las costuras de las prendas para evitar las inoportunas marcas que dejan en la ropa y que después son tan díficiles de quitar. Retira la ropa del tendedor en cuanto esté seca, ya que tenerla demasiado tiempo a la intemperie la dejará rígida y te resultará más complicado pasarle la plancha.

El truco de los cubitos de hielo

Seguir todos estos consejos te echará una mano a la hora de planchar, haciendo que la tarea te resulte un poco más sencilla. Sin embargo, la veterana influencer de 72 años, Babs Costello, de Conneticut (Estados Unidos), te ofrece la solución perfecta para planchar tu ropa sin plancha y en solo unos minutos. Para ello solo necesitas dos cosas: una secadora y unos cubitos de hielo.

En primer lugar, introduce la ropa mojada en el tambor de la secadora y añade en él cinco cubitos de hielo antes de cerrar la puerta. Programa un secado que dure entre 10 y 15 minutos y nada más terminar saca las prendas para evitar que se arruguen por la posición en la que han quedado dentro de la máquina.

Como resultado obtendrás, casi sin esfuerzo, una ropa sin arrugas. Esto se debe a que por el contraste entre el hielo y el calor de la secadora se va a producir vapor de agua dentro del tambor, de forma que las prendas, sobre todo las de algodón, se secarán con este vapor y saldrán estiradas y sin ningún tipo de pliegue.

Para obtener un buen resultado, cuando vayas a llevar a la práctica este truco, procura no meter más de tres prendas de ropa en la secadora. 

Historia de la plancha


La plancha ha evolucionado con el paso de los años, pero lo cierto es que su existencia se remonta a mucho tiempo atrás. En el siglo IV a. de C., los griegos ya planchaban la ropa con un cilindro de metal caliente y en el siglo I d. de C. los chinos lo hacían con sartenes llenas de brasas de carbón. Mientras en el siglo X los vikingos utilizaban una pieza en forma de hongo invertido, en el siglo XVII en Europa se empezaron a usar unos gruesos bloques de hierro en forma de delta que se calentaban al fuego. Estos después dejarían paso a unas cajas de hierro que se llenaban de carbón caliente. Las primeras planchas eléctricas vieron la luz en Estados Unidos en 1882 y las de vapor, ya más modernas, en 1926. Al término de la I Guerra Mundial planchar la ropa era obligatorio para prevenir enfermedades, de forma que ir bien planchado se consideraba sinónimo de salud.