La recopilación de la información sobre grupos de danzas ha sido realizada por Luis Ángel Gaintza Pina (1942) y José Luis Orbe Dañobeitia (1941). Como fruto de dicha labor, en la pasada feria del Libro y Disco Vasco de Durango, la Fundación Labayru, presentó dentro de la colección Geureak el volumen Dantza taldeak Bilbon 1940-1975 bitartean. Fue una gran satisfacción y alegría que saliese a la luz en forma de libro un trabajo de campo de casi dos años. Por un lado, las autoras de la obra –Igone Etxebarria y Nerea Etxebarria– nos sitúan en el contexto en el que se fueron creando los grupos de danzas vascas y las vicisitudes a las que aquella juventud se tuvo que enfrentar. Por otro lado, nuestro trabajo, gracias a los materiales aportados por los grupos, recoge detalladamente a cada uno de ellos.
Dadas las condiciones y las circunstancias en la tarea realizada, se ha creído conveniente que se mantenga “abierto” a futuras aportaciones, mejoras o modificaciones y, por supuesto, se encuentra a disposición de todo aquel que desee consultarlo. La idea de recopilar la máxima información y material de los grupos de danzas que fueron surgiendo durante los 35 años de la dictadura franquista tiene mucho que ver con la Fundación Labayru y con quien fuera durante muchos años su director y “alma mater”, el sacerdote Ander Manterola.
Labayru es una institución dedicada a la cultura vasca, con especial atención al euskera, y que dispone en sus archivos de fondos de documentación relevantes de nuestra historia, así como de biblioteca, hemeroteca, archivo fotográfico y también un departamento de publicaciones.
Hace unos 20 años, un numeroso grupo de jubilados, principalmente de los barrios de Deusto y Begoña, nos comprometimos a ir los lunes a colaborar en las tareas de recopilación y archivo de revistas, diarios, carteles, murales, panfletos, pegatinas, etc. así como a ponernos a disposición de lo que se necesitase. Además de trabajar, celebrábamos más de una comida con cualquier disculpa para poder disfrutar de una larga sobremesa en la que Ander Manterola nos dejaba con la boca abierta, respondiendo a una y mil preguntas que le hacíamos sobre nuestra historia, nuestra cultura, nuestra lengua, etc.. Después, nosotros rememorábamos viejos recuerdos de lo vivido en nuestra juventud. Los firmantes de este artículo metíamos una chapa sobre danzas, txistu, miedo en el cuerpo, excursiones, prohibiciones, palos de la Policía, cárcel, etc.

Un día nos cogió Ander Manterola, nos dio un tirón de orejas y nos dijo que todo eso que contábamos también era “memoria histórica”, y que nos pusiésemos las pilas y comenzásemos a recorrer todos los barrios de Bilbao y a conseguir información sobre los grupos de danzas vascas que se fueron creando en Bilbao durante la dictadura fascista entre 1940 y 1975. Dicho y hecho.
Preparamos un esquema de trabajo, un cuestionario y, con mucha voluntad e ilusión, nos convertimos en periodistas de campo. Con un cuaderno, un boli y el móvil pateamos Bilbao a la caza de supervivientes que nos pudiesen dar información o algún que otro dato de interés.
¿Qué dificultades nos surgieron?
¡Ay! supervivientes, cuántas veces hemos lamentado que Ander no nos hubiese leído la cartilla, por lo menos, 10 años antes. Preparamos un listado de conocidos con los que habíamos convivido, relacionado, hecho amistad en los grupos de danzas, pero… el tiempo no perdona y con muchos de ellos ya no podíamos contar. Esto supuso un mayor esfuerzo de localización, anduvimos de parroquia en parroquia, de portal en portal, buscando la más mínima información por donde tirar del hilo.
Cuando comenzamos nuestra singladura teníamos la convicción de que había que localizar unos 15/20 grupos de danzas en todo Bilbao. Al finalizar vimos que teníamos fichados 43 grupos. Con nuestro trabajo tratamos de que todos ellos, con sus circunstancias y avatares, figuren en la incipiente lucha que se dio contra la dictadura fascista, a través de la cultura vasca. Diríamos que las fotografías conseguidas, o bien escaneadas, han sido el principal soporte de la existencia del grupo, aunque en algún caso nos hemos tenido que conformar con que “se acordaban de él”. Disponemos también de revistas, libros, DVDs y pen-drives que los miembros de los grupos, con el paso del tiempo, han ido recopilando.
Queremos dejar constancia de que las personas entrevistadas nos abrieron de par en par las puertas, poniendo todo lo que recordaban o tenían a nuestra disposición. Con lo que nos han podido aportar, cada grupo de danzas tiene su ficha rellena. Lógicamente, los 35 años que duró la dictadura dan para mucho, y no podemos meter a todos los grupos en el mismo saco. Sin grandes complicaciones, tendríamos que diferenciar, por lo menos, dos etapas: la primera, entre 1940 y 1960. Los primeros 20 años, fueron los años oscuros de la dictadura, los años más duros.
Los grupos se buscaban la vida como podían, se confeccionaban sus trajes, las danzas se ceñían a la ezpata-dantza y poco más. Prohibiciones, multas, imposiciones... era el régimen del terror. De hecho, en 1936 se cerró la revista Txistulari que se había publicado desde 1928 y, pese a las múltiples prohibiciones, la revista volvió a publicarse en 1955. Además de partituras para txistu, la revista recoge artículos de folklore y temas generales de nuestra cultura. Hoy en día se sigue publicando.
Las autoras de la obra, Igone Etxebarria y Nerea Etxebarria, nos sitúan en el contexto en el que se fueron creando los grupos de danzas
Mención aparte, merece la creación de la Academia Municipal de Txistu. En octubre de 1957 –siendo alcalde de Bilbao Joaquín Zugazagoitia– comenzaron las clases de txistu en las Escuelas de Mújica en la calle Santa María del Casco Viejo. Fue un espaldarazo en la formación de txistularis y este logro se lo debemos a los txistularis Manolo Landaluce y a Bonifacio Fernández, Boni. Hoy en día la academia sigue funcionando con el nombre de Akademiatarrak, contando entre sus integrantes a txistularis octogenarios que la inauguraron.
La segunda etapa, la fijamos entre los años 1960 y 1975. En los últimos 15 años de la dictadura, la cultura vasca comenzaba a tomar impulso. Ejemplo de ello son la Nueva Canción Vasca, Ez Dok Amairu, películas como Ama-Lur, Pelotari y Alkezar –proyectadas por Edili, la editorial de música y cultura vasca Cinsa– el movimiento de ikastolas, Euskerazaleak, el grupo Gaur artistas hoy, de referencia internacional, la distribuidora San Miguel, etc., y Euskaltzaindia en Arantzazu, que sentaba las bases del euskera batua.
Con Xabier Gereño, a principios de 1966, vio la luz la revista Dantzari. En esta etapa ya los grupos eran otra cosa, tenían un vestuario para cada ocasión, contaban con músicos, aparte de los txistularis, y recorrían Euskal Herria en busca de bailes nuevos.
Los grupos de danzas y la medalla de ‘diamantes’
Además de información sobre los grupos de danzas, nuestro trabajo de campo también nos ha aportado mil y una anécdotas. En este sentido, una no publicada en el libro es la medalla de diamantes concedida al dictador Francisco Franco por el Ayuntamiento de Gernika. Para escribir esta reseña y poder ser lo más veraz posible, ponemos en vuestro conocimiento la información aportada por los txistularis Gaintza y José Luis Bengoa Zubizarreta presentes en la reunión que se detalla a continuación.
En el año 1966 tuvo lugar por parte del régimen franquista, la celebración de lo que llamaron “30 años de paz”. En aquel mismo año, el 29 de enero, el entonces alcalde de Gernika, Augusto Unceta, aprobaba la entrega al dictador Francisco Franco de la medalla de diamantes de la villa. “Sin tener conocimiento de todos estos teje-manejes, los grupos de danzas recibimos una notificación (lógicamente boca a boca) para asistir a una reunión que se convocaba en los locales del grupo Aterpe Alai, ubicados en la iglesia de los Santos Juanes de Bilbao, indicándonos que participarían dantzaris y txistularis”.
“Acudimos a ella –continúan– y comprobamos que el local estaba repleto, así como que en la mesa presidiendo la reunión estaban: Patxi Ansola, delegado en Bizkaia de la Asociación de Txistularis; Patxi Ellauri, vocal de la Asociación de Txistularis del País Vasco; Bonifacio Fernández, txistulari de gran prestigio en Bizkaia Y Xabier Gereño, promotor de la revista Dantzari, nexo de unión de los grupos de danzas. La mesa nos expuso cuál era el tema: El Ayuntamiento de Gernika había concedido a Franco la medalla de diamantes, y querían la participación de los grupos de danzas y txistularis en el día de su entrega. Se entabló una acalorada discusión; unos (muy pocos) opinaban que se debía acudir, ya que de lo contrario podían tomar represalias, tanto a la Asociación de Txistularis como a cada uno de los grupos de Danzas”.
Al final se decidió no participar en el evento “y se encargó a José María Olaizola Azkue, presidente de la Asociación de Txistularis del País Vasco de informar de la decisión (creemos) al Sr. Unceta. Como colofón y para terminar, añadiremos que: transcurridos 13 años, el 24 de abril de 1979, siendo alcalde de Gernika Dionisio Abaitua (PNV), el pleno del ayuntamiento aprobó retirar al dictador los honores concedidos”: tanto la medalla de diamantes como el título de hijo adoptivo que se le había concedido el 13 de febrero de 1946.
¿Qué conclusiones hemos obtenido?
Después de todo este exhaustivo trabajo sobre los grupos de danzas de Bilbao las conclusiones que hemos obtenido es que fueron creados como respuesta a la dictadura franquista. Que además, nacieron casi todos al amparo de una parroquia y eso lo tenemos que agradecer al clero vasco. También fueron punto de reunión y debate desde donde poder posibilitar otros objetivos; así como cobijo del sentir nacionalista. Como no, fueron la locomotora que tiraba de la Juventud Vasca. Y sobre todo, son un recuerdo imborrable.
Los autores
- Luis Ángel Gaintza Pina (Muelle Ibeni, 1942) cursó estudios de maquinista naval, pero profesionalmente ha sido empresario de suministros industriales.
- José Luis Orbe Dañobeitia (Atxuri, 1941) ha ejercido de perito industrial en General Eléctrica.
Son amigos desde la infancia y prácticamente han tenido vidas paralelas. Cuando eran niños sus padres les apuntaron al grupo Bizi-Nai. Después, ellos crearon el grupo Oiñaztarri para enseñar las danzas vascas aprendidas. Actualmente son miembros del grupo Jantzazaleok, Gaintza como txistulari y kanta-maisu, y Orbe como dantza-maisu, colaborando también con la Fundación Labayru en la recopilación y clasificación de materiales.