Al parecer los capitanes a ambos lados de las trincheras, viejos conocidos, pactaron el encuentro, según el testimonio del requeté Salvador Leyún
El alto el fuego por Nochebuena de 1936
El socialista irundarra José Goñi Urriza dejó testimonio escrito de una relajada tregua para intercambiar impresiones y prensa entre los dos bandos un 24 de diciembre en la cumbre Kalamua
Se cumplen 110 años de aquella Feliz Navidad entre enemigos que acabó convirtiéndose en película en 2005 de la mano del cinematógrafo Christian Carion. El film estaba inspirado en una historia real acontecida durante la Primera Guerra Mundial, el 24 de diciembre de 1914, en varias zonas del frente. Esa velada transformó la vida de soldados alemanes, franceses y escoceses que enterraron sus diferencias y a sus muertos, y optaron por celebrar la Nochebuena juntos. Decidieron dejar su fusil al fondo de sus trincheras e ir a ver al soldado de enfrente, estrecharle la mano, intercambiar cigarrillos o chocolate y desear una Feliz Navidad. Es lo que el humorista Gila, vida sobre la que en estos días se estrena otra película, hubiera podido decir: “Ya, si eso, nos matamos mañana”.
Gracias estos días a la cuenta de la red X de Osasuna Memoria hemos podido saber que en Kalamua se dio una situación similar el 24 de diciembre de 1936. Fue posible gracias al Secretario General del Departamento de Industria del Gobierno Vasco y presidente del comité ejecutivo de la Federación Socialista de Navarra, el iruindarra José Goñi Urriz Pepe, refugiado en Bizkaia, que colaboraba con el semanario socialista La lucha de clases editado en Bilbao entre 1891 y 1937.
Este propagandista que ya había sido redactor del periódico liberal pamplonés El Pueblo Navarro fue quien en la línea del frente comenzó un diálogo que quedó impreso en la edición del 26 de diciembre de 1936 y acompañado de fotografías tomadas por el navarro con una cámara Kodak.
“—Os habla Goñi.
—¿Quién, Pepe?
—Sí.
—Aquí hay unos que te conocen.
Y así se sucede una interminable conversación. Más tarde, nuestros milicianos les ofrecen intercambiar la prensa. Hay momentos de vacilación. Les enseñamos los periódicos. Ellos contestan que todavía no ha llegado la suya”.
Todo esto ve la luz bajo el titular Una conversación con los requetés del Tercio de Lacar al pie de sus trincheras y con el siguiente antetítulo: Con los requetés en el Kalamua. La página –aportada a este diario por el diseñador gráfico Niko Vázquez– incluye un discurso del lehendakari Aguirre. A juicio del socialista: “Sus palabras son, no las de un rojo, sino las de un católico sincero”.
“Al parecer los capitanes a ambos lados de las trincheras, viejos conocidos, pactaron el encuentro según el testimonio del requeté Salvador Leyún, que recogió Mónica Arrizabalaga para ABC en 2018”, precisan a DEIA desde Osasuna Memoria. El relajado encuentro entre ambos bandos se dio a media mañana, cuando se aclaró un poco la niebla. “Hasta vemos algunas ráfagas de sol. Ya estamos de nuevo frente a frente con los requetés”. Tras iniciar Goñi la citada conversación, fue cuando los milicianos republicanos les ofrecieron cambiar la prensa a los leales al golpe de Estado contra la Segunda República que derivó en guerra. “Cuando menos lo esperamos saltan dos requetés de sus parapetos. De los nuestros salen otros dos y yo, que no puedo contener la curiosidad de esta escena, salto tras ellos”, testimonia.
Milicianos y requetés se dan la mano y “como si cambiaran ramos de flores en un torneo deportivo se han cruzado los periódicos”, detallaba. “Los cañones de las ametralladoras y de los fusiles han sacado sus ojos para contemplar también, en el mayor silencio, esta cordial coyuntura en el día de la Nochebuena, solemnizada con este motivo en los campos de batalla”.
Saludos a los paisanos
Pasada la primera emoción, Goñi saluda a los requetés. Uno de ellos le conoce de Iruñea. Es hijo de un caminero de la Diputación. Le dice que hay otros que también le conocen y los llama. “En Pamplona todos nos mirábamos con recelo. Aquí, sin embargo, con los fusiles preparados en cada uno de los parapetos, a treinta metros de donde nos hallamos, parece que estamos más tranquilos. Hablamos de Navarra y me confirman la muerte de muchos compañeros fusilados y asesinados en todos los confines de la provincia. Bajan la cabeza ante estas confesiones e indagan por la situación de Bilbao. Excelente, es mi contestación”.
A continuación, los fascistas le confiesan que “aquí se dice que queríais un arreglo los rojos”. La respuesta es contundente: “¿Nosotros? No hombre, no. Esas son patrañas de Italia y Alemania que no saben cómo salir del atolladero en que se han metido. Nuestro Ejército está más fuerte y mejor pertrechado que nunca y dispuesto a daros una relinda paliza el día menos pensado”.
Entre ellos hay algunos que van a ir a Iruñea y se le ofrecen para llevar una carta a la madre de Goñi que “enseguida escribo y les entrego”. Alguno de ellos saca una cantimplora con vino de Navarra y echan “un traguillo”. Obsequian a Goñi con un puro y cambian cigarrillos. “Sin darme cuenta me encuentro un grupo, entre unos veinte requetés, a un paso de sus posiciones. ¡Y pensar que en Pamplona me hubieran fusilado como a un perro!”.
A los de Artajona, Puente Larreina, Mendigorria… les recuerda cómo en cierta ocasión pretendieron los socialistas dar un mitin en un pueblo. “El cura echó a las mujeres y a los críos a la calle al grito de “Viva Cristo Rey”. Los hombres nos persiguieron a pedradas y a trabucazos hasta alejarnos del pueblo”. Dos compañeros se refugiaron en un tejado y cuando llegaron refuerzos para rescatarlos la casa estaba ardiendo y sus compañeros a punto de ser linchados.
El navarro hace un análisis personal sobre el pasado político reciente condenando el carlismo y su forma de actuar desde Zumalacárregui. “Sin embargo, a estos rapaces no tengo el menor inconveniente en estrecharles la mano en un ‘alto el fuego’ en las trincheras. Pero los otros, tendrán mi repulsa y el odio de mi corazón”, sentencia.
Pasado ya “un gran rato” con los requetés del Tercio de Lacar, destacados en las avanzadillas de Kalamua, “al mediodía iniciamos el regreso a nuestras posiciones. Mi despedida –cordial como la de ellos– ha ido acompañada de un consejo a los requetés. Hemos entregado íntegro el discurso de S. E. el Presidente del Gobierno de Euzkadi, leedlo y meditad sobre el fondo de sus palabras. No son las de un rojo, sino las de un católico sincero que ha puesto en ellas el corazón de un hombre noble y el de un pueblo de vernáculas tradiciones que, por defenderlas, pelea contra el fascismo”.
Goñi glosa que lentamente se alejan los requetés y que al verlos marchar “se agolpan muchas ideas en mi cerebro. Tantas que, para no armarme un lío sentimental, a cuenta de las crueldades de la guerra, acelero el paso para devorar la comida que, humeante y suculenta me aguarda al otro lado de nuestras trincheras”.