La prensa escrita fue el principal medio de comunicación en Euskadi en las primeras décadas del siglo XX, por lo que fue empleada por las distintas corrientes políticas para propagar sus idearios. Por ejemplo, el nacionalismo vasco contó con varias publicaciones, entre las que destacó su órgano principal: el diario Euzkadi. Nuestro interés en este artículo se centra en conocer la pequeña historia del periódico Getxotarra que lanzaron los jeltzales de Algorta en el otoño de 1919, del que, al parecer, no se ha conservado ni un solo ejemplar en hemerotecas y archivos.

Contexto político

Entre 1915 y 1918, el nacionalismo vasco vivió una etapa de fuerte expansión electoral que se tradujo en hitos como la consecución de la primera mayoría nacionalista en la Diputación de Bizkaia en marzo de 1917, que quedó presidida por Ramón de la Sota y Aburto, nacido en Getxo en 1887 y uno de los dirigentes más destacados de Comunión Nacionalista Vasca (CNV). El punto culminante de aquel crecimiento fue la rotunda victoria en las elecciones estatales de febrero de 1918.

En el Ayuntamiento de Getxo, el crecimiento de CNV quedó reflejado en las elecciones municipales de noviembre de 1915, de las que salió una nueva corporación encabezada por Eduardo Aburto Uribe, tío carnal del citado Ramón de la Sota. La presencia nacionalista en el Consistorio quedó reforzada tras los comicios de noviembre de 1917, continuando Aburto como alcalde de un Ayuntamiento que contó con nuevos ediles jeltzales, como Alejandro de la Sota y Aburto, hermano del presidente de la Diputación vizcaina.

Varios niños disfrutan de una jornada de ocio en la playa de Ereaga, ubicada en el municipio de Getxo, en la que también se pueden ver las tradicionales casetas. AUÑAMENDI

En vista del auge de los comunionistas, en enero de 1919 las fuerzas monárquicas se unieron en la Liga de Acción Monárquica con la finalidad de “hacer frente al movimiento separatista”. Pese a ello, el nacionalismo sumó un nuevo éxito en las elecciones generales de junio de 1919, que provocó que los dinásticos se coaligaran con la izquierda republicano-socialista. Esta alianza resultó muy efectiva en Bizkaia en los comicios estatales celebrados entre 1919 y 1923, reduciendo al mínimo la presencia nacionalista en las Cortes madrileñas.

Además, en julio de 1919, CNV perdió la mayoría que ostentaba en la Diputación vizcaina. Este revés se sumaba al fracaso del proceso autonomista impulsado por Sota y su equipo. Por si fuera poco, aquel mismo año se desencadenó una cascada de medidas implementadas por los tribunales de justicia, con la finalidad de reprimir a los jeltzales, como, por ejemplo, la clausura de la Juventud Vasca de Bilbao en junio del citado año.

Nacimiento de ‘getxotarra’

La adversa situación que acabamos de describir fue, con toda seguridad, la razón por la que, en el otoño de 1919, la “no muy numerosa, pero sí entusiasta e infatigable Juventud Nacionalista” del barrio getxotarra de Algorta puso en marcha un periódico de tirada mensual, con el objetivo de llevar a cabo una “labor patriótica” dirigida, sin duda, a contrarrestar a nivel local la campaña antinacionalista que impregnaba la política vizcaina en aquel entonces.

Fotografía de 1915 en la que se puede ver la Casa Consistorial de Getxo. FONDO OJANGUREN CC BY-SA

El primer número del nuevo medio de comunicación, que fue bautizado con el nombre de Getxotarra, vio la luz el 30 de noviembre de 1919, día de San Andrés, una fecha muy simbólica en la que los jeltzales conmemoraban la batalla de Padura. Poco sabemos sobre el contenido de aquella primera edición, más allá de que exhibiera en sus páginas “artículos de carácter doctrinal”. Su venta debió de ser un “gran éxito”, si atendemos a las informaciones publicadas en el diario Euzkadi el 3 de diciembre, en las que se detalló que los ejemplares del Getxotarra “eran arrebatados de las manos de los vendedores, no obstante ser su precio el de diez céntimos”, añadiendo que “solamente en el batzoki se hizo una venta de más de sesenta números, no quedando actualmente apenas ejemplares”.

Los primeros ejemplares del diario “eran arrebatados de las manos de los vendedores no obstante ser su precio el de diez céntimos”

El segundo número, “aumentado en una hoja”, salió a la calle a finales de diciembre de 1919. Desde entonces, mantuvo su periodicidad mensual, al menos, hasta agosto de 1920, constando cada ejemplar de seis páginas. A partir de esa fecha, no hemos localizado ninguna información sobre el “batallador periódico de los jóvenes patriotas de Getxo”, por lo que es probable que, por razones que desconocemos, dejara de editarse en aquel entonces. Como ya dijimos, no se ha conservado ningún ejemplar del rotativo en hemerotecas y archivos, por lo que la fuente principal que tenemos para reconstruir su historia es el diario Euzkadi, en el que se publicaron la mayoría de los sumarios del “órgano de la Juventud Vasca de Algorta”, a la que también se denominaba como Juventudes de Getxo.

En el último de esos sumarios, publicado el 6 de agosto de 1920, se detallaron por primera y única vez los seudónimos que empleaban los redactores del rotativo, aunque desconocemos quiénes se encontraban detrás de los mismos. Encontramos apodos como Gixaldi, Ixidor, José María de Serantes, Mendigoizale bat, o Antón zar.

La playa de Ereaga, en una imagen de los años 20, cuando este popular arenal gozaba ya de una gran afluencia. FONDO OJANGUREN CC BY-SA

Como es lógico, en las páginas de la publicación prestaron especial atención a la política local, polemizando, por ejemplo, con adversarios políticos, como el socialista getxotarra Emilio Gutiérrez; o examinando la constitución del Ayuntamiento de Getxo tras las elecciones de febrero de 1920, que quedó en manos de una mayoría nacionalista encabezada por el nuevo alcalde Jacinto Araluze Ajuria, hermano del arquitecto y político jeltzale Antonio Araluze.

Se abordaron también aspectos de la vida interna de los jeltzales de Getxo, como asambleas de afiliados o conferencias, además de incluir una sección llamada Titirimundi getxotarra, en la que se recogerían las crónicas sobre las obras teatrales puestas en marcha por el cuadro dramático de la propia Juventud Vasca de Algorta.

Getxotarra no trató únicamente cuestiones de índole local, sino que, superando los límites del municipio, se adentró en asuntos relativos a localidades cercanas como Mungia, Berango, Urduliz o Plentzia. Respecto a esta última, sabemos que en el número de febrero se publicó “una exacta e ingeniosa crítica de los representantes” en la villa costera de la entente conformada por la Liga Monárquica y los republicano-socialistas, que fue leída “con extraordinario interés” por los jeltzales plentziatarras. En el caso de Urduliz, gracias a un artículo aparecido en el diario conservador El Pueblo Vasco el 30 de abril de 1920, sabemos que el Getxotarra, al que calificaron como un “papelucho que sale todos los meses”, publicó un escrito denunciando que el día de San José el párroco de la urduliztarra iglesia de Andra Mari predicó en castellano, pese a que la localidad era “un pueblo euzkeldun”. Aquel señalamiento soliviantó a los de El Pueblo Vasco, que encabezaron su respuesta afirmando que: “Los nacionalistas no respetan ni a los sacerdotes”.

La segunda vida del ‘getxotarra’

La víspera del Aberri Eguna de 1936, que aquel año se celebró el 31 de mayo, el periódico Getxotarra volvió a las calles de Getxo por iniciativa de la Junta Directiva de la Euzko-Etxia de Algorta, tras más de dieciséis años de ausencia. Con toda seguridad, esta reaparición habría estado motivada por la adversa situación que el PNV estaba atravesando desde las elecciones generales de febrero de 1936. En aquellos comicios se enfrentaron en Euskadi tres corrientes políticas: las izquierdas aglutinadas en el Frente Popular, las derechas reunidas en el Bloque Contrarrevolucionario, y, por último, el PNV, que se situó en el centro del tablero político, alejado de las derechas, consciente de que con ellas era imposible la consecución del Estatuto de Autonomía. La campaña derechista en Bizkaia fue muy agresiva, sembrando dudas respecto a la religiosidad de los jeltzales relacionándolos con la izquierda y la revolución. Estas acusaciones calaron en parte del electorado, sufriendo el nacionalismo un considerable descenso de votos respecto a los comicios generales de noviembre de 1933, mientras que las derechas experimentaron un aumento de apoyos. Este comportamiento de los electores se reprodujo en Getxo, aunque la candidatura del PNV logró ser la lista más votada.

Sumario del número de agosto de 1920 publicado en ‘Euzkadi’ el 6 de agosto de 1920. Hemeroteca DFB

Por tanto, los jeltzales getxotarras habrían decidido recuperar su antiguo medio de comunicación para hacer frente a estas circunstancias adversas. En ese sentido, no es de extrañar que los nacionalistas de Eibar, que recibieron el primer número de la segunda etapa del Getxotarra, lo definieran como un “periódico de combate”.

Probablemente, en aquel número se detallarían los actos organizados por la Junta Municipal del PNV de Getxo para solemnizar el día de la Patria Vasca en sus calles. Como es sabido, el Aberri Eguna de 1936 no se celebró en una localización concreta, como en ediciones anteriores, sino que se descentralizó, dejando en manos de las Juntas Municipales la organización de los actos conmemorativos en sus respectivas localidades.

Poco antes del estallido de la Guerra Civil debió de ver la luz el segundo número del Getxotarra. El periódico dejó de publicarse debido a las circunstancias bélicas hasta que el 6 de marzo de 1937 se lanzó el tercer número del rotativo, con la intención de convertirlo en un semanario que se erigiera “en portavoz de los gudaris getxotarras”. Atendiendo a ese propósito, se dedicó la portada de aquel número a los gudaris Sabin Atutxa, José Antonio Ayestaran y Gabriel Elorriaga, fallecidos en el frente; homenajeando también a otros combatientes de Getxo de otras ideologías políticas, que habían perdido la vida, dando “ejemplo de lealtad a sus convicciones”.

Cabe señalar que conocemos bastante bien el contenido de este número del Getxotarra, gracias a Karla Llanos, que tuvo acceso al ejemplar original que conserva un vecino de Algorta, dando después forma a un artículo titulado Un diario getxotarra en 1937, que publicó en su conocido blog Memorias de Getxo.

Ignoramos si a este ejemplar le siguieron otros antes de la caída de Euskadi en manos de los sublevados; o si, por el contrario, fue la última vez que el Getxotarra fue voceado por las calles del municipio.

El autor: Koldo Somokueto

Urduliztarra. Licenciado en Historia por la Universidad de Deusto y actualmente cursando el Doctorado en la UPV/EHU. Es autor de dos libros dedicados a la Segunda República y a la Guerra Civil en Urduliz y de un pequeño estudio sobre el cementerio de Portugalete, todos ellos publicados por Eusko Ikaskuntza. También ha participado en la obra colectiva ‘Sopela. Nuestras historias’, abordando la biografía del escultor sopeloztarra Sabino Ercoreca. Este 2023 ha finalizado un amplio trabajo de investigación histórica sobre Sopela entre 1890 y 1950, aún inédito.