Ni su reloj. A la familia no le hicieron llegar ninguna de sus pertenencias al morir en la batalla en el monte Saibi. Los franquistas arrasarían con todo ello y con su placa de identificación quizás como trofeo. Son suposiciones mías, pero no hemos podido conservar ni su reloj”. Son palabras sentidas de Teresa Usaola, nieta de una de las hermanas de Felipe Bediaga, comandante del batallón Arana Goiri muerto por una bala fascista. El periódico Eguna lo publicó con poesía: “Herido con fuego en el corazón”.

En el recuerdo de Bediaga, del capitán Olano, y de los numerosos gudaris y milicianos también asesinados en aquellos días de temporal de abril de 1937, el propio lehendakari Iñigo Urkullu hizo un llamamiento por internet a subir el pasado viernes a Saibi, denominación oficial del monte abadiñarra y no la errónea Saibigain. A la cima acudió un nutrido grupo de personas, entre ellas algunas relacionadas directamente con la memoria histórica, como la propia sobrina nieta de Bediaga, el superviviente del bombardeo de Gernika Emilio Aperribay, miembros de Euskal Prospekzio Taldea o Aitor Miñambres, director del Museo Memorial del Cinturón de Hierro. También autoridades jeltzales como el consejero de Cultura y Política Lingüística y portavoz del Gobierno, Bingen Zupiria, el alcalde de Abadiño, Mikel Garaizabal, o la presidenta de la Mancomunidad de Durangaldea, Mireia Elkoroiribe.

En aquel enclave, Urkullu declaró –según se puede cotejar en sus redes sociales– que “aún no se han hallado los cuerpos, pero continuaremos trabajando para encontrarlos”. Hasta la fecha, no se ha llevado a cabo ninguna prospección científica oficial. Años atrás, eso sí, se halló un calzado y un hueso, que se estima de la época. Aunque la figura de Felipe Bediaga es una de las más recordadas de la Guerra Civil en Euskadi, no hay excesiva información sobre su persona. Por esta razón, vale la pena arrojar luz sobre quién fue el personaje en cuestión.

Es su sobrina nieta, Teresa Usaola, quien comparte que Felipe nació en Neguri en 1906, aunque residió casi toda su vida en el casco viejo de Bilbao, “entre la zona de San Nicolás y el Arenal: en la calle Askao”. Hijo de Luisa Aranburu, guipuzcoana de Itxaso, y de Tomás Bediaga, de Etxano, municipio de la merindad de Zornotza. “El padre, de profesión, era jefe de estación del tren que iba de Bilbao a Lezama y también estuvo trabajando para la línea de Bilbao-Plentzia, por eso cada hijo nació en una localidad diferente”, transmite.

El matrimonio, de familia muy religiosa, tradición que heredó el futuro comandante de gudaris, tuvo seis hijos. Cuatro fueron mujeres y dos varones: Rosa, Agustina, Elisa y Valeria; y Felipe y Pablo. “En la familia, hemos conservado la idea de que fue un hombre muy culto, sabía cuatro idiomas: euskara, castellano, inglés y francés. Era de carácter jatorra, sin ser excesivamente sonriente. Sobre todo, era de espíritu noble y muy justo. Así, su palabra valía lo mismo que un documento firmado”.

Las balas franquistas asesinaron a Bediaga a los 31 años cuando tomaba la cima. El bilbaino tenía conocimientos militares porque había cumplido el servicio militar con el grado de alférez de complemento en Marruecos. Persona del PNV, estaba afiliado en el batzoki de Abando, y había formado parte de Juventud Vasca. Fue herido en el frente de los montes Intxorta el 4 de octubre de 1936 aunque, convaleciente, decidió seguir en el frente. “En Euskadi, muchos comandantes y otros altos mandos murieron en primera línea. Al no provenir de la disciplina militar, eran de actitud, de mostrar su valentía y determinación. Se lanzaban los primeros y ahí las pérdidas de Saseta, Arana, Larrañaga, Alzola, Castet, Etxeberria, García...”.

José María Muguerza, autor del libro De Euzkadi al campo de exterminio, cita a Bediaga. “Era un hombre de temperamento”, valoraba al tiempo que evocaba que de niños compartían juegos en la Plaza Nueva de Bilbao, e incluso, detalla que “Felipe hizo un viaje a México por temas burocráticos, aunque no sabemos en qué año o época fue”, aporta Miñambres, asistente al homenaje del pasado viernes.

Bediaga, según el testimonio de Muguerza, era conocido como Guerrión. Al surgir la guerra militar en julio de 1936, el director del Euzko Gudarostea, Ramón Azkue, le encarga a Bediaga organizar las milicias vascas en Iturribide, Bilbao. Él crearía la compañía Kortabarria, en recuerdo de uno de sus amigos apresado por los carlistas en Gorbeia y fusilado en Gasteiz.

Un primer contingente del batallón Arana Goiri parte a Gipuzkoa. Con los fusiles que llegan a la capital vizcaina se arma a aquella primera unidad el 23 de septiembre de 1936. Y desfilan por Bilbao vestidos con un buzo azul. Miñambres ilustra aquel momento: “Bediaga se encontró con Luis Arana, aislacionista, que abogaba por no tomar parte en una guerra que era española. Al encontrarse los dos, Arana le dio un abrazo a Bediaga y así partió al frente el primer batallón Arana Goiri”.

De allí, partirían a los frentes de Elgeta, Elgoibar... “En Elgeta fue herido y una bala le alcanzó un pulmón. Convaleciente, continuó al mando”, matiza Miñambres. Y llegó la ofensiva de Mola que amenazó con arrasar Bizkaia si no había rendición. Comenzó el 31 de marzo de 1937 con los bombardeos planificados de Elorrio y Durango. Los franquistas llegaban a Barazar, Urkiola... En ese marco, hubo una lucha de días para tener el Saibi bajo el poder de cada bando. Era una cota clave. Ibarrola mandó tomar el monte y lo consiguieron, pero Bediaga acabó perdiendo la vida.

Miñambres asegura que la jornada fue con una meteorología adversa de lluvia. “No pudieron vivaquear en la montaña. Los requetés volvieron hacerse con ella”. Sobre el manto verde quedaron muertos numerosos combatientes. “Los franquistas hicieron desaparecer los muertos y se cree que los pudieron dejar en las trincheras o en los embudos de proyectil”.

“Mis familiares mayores –concluye Teresa Usaola– casi no hablaban de él. Quizás también por el sufrimiento de cuando recibieron la noticia de que había muerto su hijo o su hermano. Sin duda, nos gustaría saber más sobre él. En la familia, seguimos investigando”.