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Érase un hombre a una Luger pegado

Inseparable de su pistola de la Segunda Guerra Mundial, García de Andoain rescató del olvido el pueblo de Berroci para hacerlo referencia de adiestramiento de élite

Érase un hombre a una Luger pegado

Bilbao - Tanto le gustaba a Genaro García de Andoain todo lo referido a la actividad militar que terminó enrolándose en la Segunda Guerra Mundial, en África, en antiaéreos. Hombre inquieto, de pequeña estatura y corpachón, era jovial y dicharachero con la gente de confianza y tremendamente reservado con quienes aún no habían franqueado ese círculo próximo.

Son muchas las anécdotas que guardaba sobre él Retolaza y quienes incluso hoy recuerdan a aquel hombre de principios e infatigable. Genaro tenía una Parabellum Luger P08, una de las armas cortas más famosas. Su aureola arrancó en la Segunda Guerra Mundial, siendo utilizada por los oficiales alemanes y destacaban de ella su fiabilidad, sin atascos. “Le ofrecieron a Genaro un arma nueva, menos pesada, adquirida en aquellos primeros años dentro de la remesa necesaria para los berrocis. Genaro contestó que él se mantenía fiel a su Luger, que nunca le había fallado”. - C. D.