Maite Galdeano no tiene pelos en la lengua. Ni filtro. Dice lo que piensa y muchas veces le toca apechugar con las consecuencias. Este miércoles hacía un llamamiento en sus stories de Instagram “a todos los multimillonarios de España” para tener una cita con ella, pero advirtiéndoles de que ella llevaría a su “perro policía”, ya que ella misma ha reconocido abiertamente que es muy tacaña y que quiere a un hombre que la mantenga.

Este jueves ha tenido que matizar sus palabras afirmando que no quiere a su lado a un “viejales” sólo por el hecho de que tenga mucho dinero. Aseguraba que tras sus stories le habían escrito muchos hombres “haciéndose pasar por ricos". "A la mierda los ricos. Para trabajo sí, pero para guarradas no. Me encanto, no necesito a ningún gilipollas de este calibre. Y a los ricos os veo a los más miserables en cuanto a poder vivir felices, porque qué casualidad que todos los ricos tenéis hábitos malísimos, apestosos”.

Tras asegurar que ella es feliz entre los animales y ofrecerse a trabajar en una granja, la navarra admitió que en un hombre busca el dinero. “Hay gente que me está diciendo que a mí de un hombre lo único que me interesa es la pasta. ¡Claro! Pero ojo, que soy honrada y lo digo, porque tengo un trastorno del criminal de guerra (su exmarido) que se gastó todo el dinero que yo traía a casa durante 16 años. Tengo muchas secuelas debido a eso, porque podía tener imperios, porque ganaba como un general, porque era socia de la empresa de mi padre. Por eso hoy no quiero un bandurrias, sino un tío que pueda sufragar mis gastos, ¡bien de gastos! Pero sola estoy muy bien, de maravilla”.

Pero, eso sí, dejó muy claro que no acepta a un anciano a su lado por mucho dinero que tenga ni tampoco a un yogurín. “Fuera los jovencitos que nos vienen a dorar la píldora. Todo lo que sea 20 años de diferencia en adelante es interés, aquí y en San Petersburgo. No caigáis en la trampa. Los hombres hasta quieren caer con tal de llevar una titi con el culo duro y el rostro de piedra. ¡Pero qué imbéciles sois! Pero a mí como los tíos me dan igual…".

Maite Galdeano, hablando en sus stories.

Maite Galdeano, hablando en sus stories. Instagram (@maite_galdeano_)

A continuación, la madre de Sofía Suescun quiso poner ejemplos prácticos de por qué “la distancia generacional en las personas no trae más que la hecatombe total, no es duradero en el tiempo. Siempre hay intereses de por medio en la persona joven. ¡Siempre!”, exclamaba.

La jovencita con el "viejales"

En primer lugar simuló ser una estudiante universitaria con un señor mayor. “Imaginad que tengo 21 años y soy guapísima, pero estoy estudiando y no me alcanza para pagar la carrera. Conozco en el camino a un viejales de sesenta y pico años que quiere fardar conmigo, y veo más viabilidad en engancharme a este viejales para que me solucione hasta donde yo quiera la vida porque de esa manera no doy palo al agua, tengo el techo gratuito, los alimentos asegurados… Y encima el viejales se lo flipa porque lo único que le importa es hacerse fotos conmigo y decir que tiene una titi jovencita. ¿Vosotros pensáis que yo con 21 años me voy a enamorar de un viejales de 65 años?”.

Y ella misma se respondía, como si no se tratara de una pregunta retórica. “La chica joven busca su propio interés y le hace creer al viejales una fantasía, o igual acuerdan algo en casa. Ahí no hay nada, amor cero, puede haber empatía, un cariño como de vecino… Eso no es amor, eso es ¡basura!, ¡interés!”.

La señora mayor con el jovencito

Después, por si sus seguidores de Instagram no habían captado lo que quería decir, puso el ejemplo contrario: pasaba a ser una señora mayor a la que se le acercaba el jovencito. “Imaginad que ahora tengo 70 años, soy una persona mayor, me voy con mis amigas a una cafetería para distraerme y me guiña el ojo un tío de 21 años, el típico moreno alto, guapo, musculado…, pero muerto de hambre como él solo. Y tiene la salta cara de acercarse a mí y decirme que estoy muy guapa, qué ojos tengo, me invita al café… Y yo me lo voy creyendo y me lo llevo a casa”.

De nuevo la conclusión era la misma y probablemente no le haya gustado mucho a Kiko Matamoros. “Me engaña, me hace creer que soy maravillosa y que el amor no tiene edad, pero lo que quiere es supervivencia. Esto no es amor, a esto se le llama de toda la vida interés”.