Buenas noches y Los juegos florales son los títulos publicados por Santiago Isla, jovencísimo narrador que ha sido definido como el retratista de la generación Z y que huye del concepto de escritor maldito. Es también músico y tiene un trabajo de verdad en una oficina. No piensa si el apellido que lleva, ligado a éxitos empresariales, bonus, incentivos y demás, le favorece o no. Sabe que haga lo que haga va a ser juzgado por sus circunstancias personales. En Los juegos florales recorre la vida a través de un joven que quiere ser escritor. ¿Autobiográfico?: "Supongo que tiene algo de mí, no todo, reivindico la imaginación y la creatividad". Santiago es también el líder del grupo musical Chelsea Boots.

Dicen de usted que es el retratista de la generación Z.

Lo de retratar generaciones puede llegar a ser muy ambiguo. Cada generación retrata a tantos individuos y a tantas situaciones que siempre te vas a dejar algo fuera. Sí que diría que este libro es hijo de su tiempo.

Ha escrito dos. ¿Tiene usted algo que ver con sus personajes?

Depende. Es inevitable que tenga tintes autobiográficos, le ocurre a la mayoría de los autores. En mi caso puede que más, porque soy un tipo joven y he vivido menos, pero cuando se habla a veces de que hay puntos que unen a los personajes contigo se denosta la imaginación y la creatividad.

¿Se valoran más las historias autobiográficas?

Supongo que a mucha gente algo que es autobiográfico le parece más honesto y que tiene más de autenticidad. Sin embargo, con lo que trabaja un escritor o cualquier artista es con la imaginación. Sin imaginación no vas a ningún lado. En mis personajes hay de todo, tienen cosas de mí y cosas totalmente opuestas a mi manera de ser. Pero sobre todo hay un trabajo creativo, un trabajo de pensar y de imaginar.

Usted tiene diversas inclinaciones€

Ja, ja, ja€ Dicho así, no sé por dónde va la pregunta.

No es complicada. ¿Se siente más músico o escritor?

Las dos cosas, y lo bueno es que de momento no he tenido que elegir. Espero no tenerlo que hacer nunca. Me siento muy bien cómo músico y estupendamente cuando me siento y me pongo a imaginar una historia.

Es hijo de Pablo Isla, uno de los hombres más influyentes en el mundo empresarial español. ¿No le dijo a usted que se dedicara a algo más de provecho que la música o la literatura?

Ja, ja, ja€ También tengo un trabajo serio, un trabajo de oficina, eso que se llama un trabajo de verdad. Lo cierto es que en casa nunca me han dicho nada. Siempre he sido un chico responsable y nunca he dado problemas.

Trabaja en una oficina, es músico y publica libros. ¿Cómo le da tiempo a tener tantas actividades?

Soy un tipo organizado. Me da tiempo a hacer todo esto porque en el fondo lo disfruto y no me cuesta hacerlo. No son obligaciones. En el caso de la literatura no veo ese concepto del escritor sufridor.

¿No le gusta la figura del escritor maldito?

Ja, ja, ja€ No, no veo esa figura del autor atormentado o del exorcismo literario. Creo que me lo tomo de otra manera. Como gran parte de mi tiempo libre lo dedico a escribir o a la música disfruto mucho de cualquiera de las dos cosas. Si no fuera así, sería imposible. Escribir o hacer música están dentro de mis aficiones, no de mi trabajo. No podría estar las 24 horas del día trabajando. El secreto está en disfrutarlo. Me gustan muchos de los que se han llamado escritores malditos, pero el malditismo es algo que mola mucho desde fuera, porque si analizas las vidas de estos escritores malditos verás que han sido miserables, lo han pasado muy mal y han sufrido mucho.

Y usted no está por la labor, ¿no?

Pues no. Para mi vida personal me gustaría alejarme todo lo posible de ese concepto trágico de escritor maldito.

Santiago Isla, escribiendo, una de sus grandes aficiones junto con la música.

¿De dónde le sale su vena artística? ¿Tiene antecedentes familiares?

Desde que tengo uso de razón me ha gustado mucho la música, también me ha encantado leer y en casa contaba con muchos libros. Es una casa donde se ha leído mucho y también se ha hablado mucho de libros. Esa faceta de oyente y de lector fue evolucionando en mí. Aprendí a tocar un instrumento y a componer canciones y después dejé salir la necesidad que tenía de escribir historias.

¿Se considera usted generación Z?

Según a quien le preguntes te dirá que yo soy generación millennial. No sé, se juzga mucho por generaciones y yo creo que da lo mismo ser millennial que zeta. Son igual de buenas o malas que cualquier otra. En los últimos meses, sobre todo durante el verano pasado, se le ha metido mucha caña a las generaciones más jóvenes con el tema de la pandemia.

¿Ha sido injusto el tratamiento?

A mí me ha parecido sorprendente. Se abrían los informativos con un botellón en Salamanca, en Madrid, en Pamplona o donde sea. La gente llamaba de forma general irresponsable a la juventud. Decían que era una juventud egoísta, sin compromiso y le llamaban de todo. La gente joven se ha pasado año y medio haciendo una vida de mierda para que no se mueran sus padres y sus abuelos. Muchas veces y en muchos temas, no solo en este, se señala a la juventud de una forma injusta. Me ha parecido bastante egoísta llamar egoísta, valga la redundancia, a la juventud por parte de la gente más mayor.

¿Puede ser envidia por la juventud perdida?

Pues no lo sé, no me puedo poner en la piel de la gente mayor que critica a las generaciones más jóvenes, pero sí puedo ver que a veces las críticas han sido muy injustas. Hay quien dice que las cosas antes eran mejores.

¿Y no lo eran?

Sí y no. A mucha gente les parecían mejores porque ellos eran más jóvenes y las podían hacer. Lo que te digo, son opiniones que están dentro de los ciclos de la vida. Además, no toda la juventud ha participado en botellones. Ha sido al revés, una parte ínfima ha sido la que ha estado presente en botellones o en fiestas de cualquier tipo. Lo que me enerva de los medios de comunicación es que se hayan planteado buscar siempre lo peor de los jóvenes.

Acaba de publicar el segundo libro. ¿Tiene previsto un tercero?

Me gustaría escribirlo, pero no lo tengo planificado, no lo tengo en la cabeza. Seguro que lo haré, pero no puedo decir que tengo la cabeza llena de ideas para escribir una historia.

En su segunda novela nos encontrábamos con un mundo que muchos calificarían de pijo.

Hay una parte de eso, aunque visto con una lente un poco negativa. Es cierto que tiene una parte frívola, pero hay otra que no.

Esa etiqueta de pijo€

Me da igual la etiqueta de pijo, ni me molesta ni me agrada.

¿Cachorros de la jet set?

Esa una expresión más elaborada, como más elitista. Depende con quién hables.

¿Y si hablo con usted?

¿En qué parte me sitúo? En la mía. Si hablas de la posición socioeconómica, ya la sabes, pero personalmente ni pienso dónde estoy, salvo aquí y ahora, hablando contigo de un libro que he escrito, aunque tengo que reconocer que estoy en la parte más favorecida de la sociedad.

¿Pesa el apellido Isla, o ayuda?

Intento contestar con total honestidad. No me planteo esa pregunta, aunque no es la primera vez que me la hacen. El mundo de la música o de la literatura no depende de mí. En lo que me tengo que centrar es en escribir buenos libros y en hacer buena música. Quien se sienta atraído o repelido por mi apellido, pues muy bien; es algo que se escapa a mi control y no le voy a dar más vueltas.

PERSONAL

Edad: 27 años.

Lugar de nacimiento: Madrid.

Familia: Es hijo de Pablo Isla, presidente ejecutivo hasta abril de este año del grupo Inditex.

Formación: Licenciado en Derecho.

Trayectoria: Trabaja en Movistar+, donde está su trabajo de verdad. Desde muy joven ha sido muy aficionado a la música y siempre ha sido un gran lector. Estas dos aficiones desembocaron primero en un grupo musical que lidera, Chelsea Boots, y después en dos novelas: Buenas noches y Los juegos florales. Ambos describen el tiempo que le ha tocado vivir y comparte escenarios y situaciones con sus protagonistas.