Karlos Arguiñano sigue enamorando a su audiencia de 'Cocina Abierta' con sus recetas, chistes y anécdotas. Y, de vez, en cuando, el chef vasco también deja caer consejos imprescindibles para mejorar nuestros platos. Así sucedió el otro día, cuando Arguiñano habló en su programa de un ingrediente que puede dar mucha chispa o que, si no se tiene cuidado, podría arruinar el sabor de tu plato.

Uno de sus últimos avisos lo dio el pasado 27 de junio, mientras realizaba una receta a la que le añadía dos guindillas cayenas y recordaba: "Acordaos que estas luego hay que sacarlas porque si no os puede pasar como le pasó el otro día a mi nieto Víctor". Con su característico humor y cercanía con sus seguidores, el cocinero vasco contó la picante anécdota que le había sucedido a su nieto.

Parecía bacalao

“Estábamos cenando en Izeta una cazuela de bacalao al pil pil, que por cierto lo ponen buenísimo, y el pobre acabó pillando una guindilla pensando que era un trozo de bacalao, se la metió en la boca y le empezó a arder todo”, comentó Arguiñano entre risas. "Por eso digo que cuando metéis guindilla, le da mucha chispa, pero hay que saber sacarla luego a tiempo“, advertía el chef.

En caso de pasarse, existen remedios caseros con los que se puede evitar el ardor. Una idea es rallar manzana en el plato ya que hará que el picante se reparta y el sabor disminuya. También es recomendable utilizar leche entera o un producto lácteo como el yogur, mantequilla, nata o crema de leche. Por supuesto, esto se puede hacer siempre y cuando el plato que vas a preparar lo permita. Otra idea es agregar azúcar como miel o sirope que equilibran el picante y dejan un sabor sutil, pero no dulce. Los frutos secos también pueden servir ya que compensan con el toque amargo.

Cuidado al añadir guindillas en tus recetas Pixabay

Al contrario de lo que muchos piensan, tomar agua no sirve para rebajar el picor. La responsable de la sensación de ardor es la capsaicina. Cuando esta entra en contacto con nuestra lengua, se activa un receptor del dolor que es el que reacciona ante temperaturas elevadas. El cerebro interpreta esta señal como una experiencia dolorosa. Ahora bien, la capsaicina tiene moléculas no polares y el agua, polares. Por lo tanto, el agua, en lugar de aliviar, esparcirá las moléculas por toda la boca y se logrará el efecto contrario.