Boliña El Viejo, donde lo de siempre no pasa de moda

Boliña El Viejo ha llegado a nuestros días tras pasar de generación en generación familiar, y por méritos propios se ha convertido en un referente del buen comer en Gernika-Lumo, donde abrió sus puertas en los años 50 con este mismo nombre.

Siempre en línea tradicional, Boliña El Viejo trabaja los guisos de toda la vida de la cocina vasca con mimo, sin prisas y con pasión por las cosas bien hechas. Con sencillez y sin florituras llegan al paladar los productos de cercanía que elaboran en su cocina. Y así, el boca a boca atrae a su establecimiento a público de todas las edades.

Con luz propia brillan en la carta la sopa de pescado y las alubias, al igual que la casquería, representada en los callos, morros, manitas... que preparan en salsa vizcaina. Sin olvidar los fritos de toda la vida.

En el capítulo de los pescados traen el género salvaje de los puertos de Bermeo, Lekeitio y Ondarroa. Los platos estrella son la merluza frita y los chipirones en su tinta.

También de las huertas y proveedores cercanos les llegan las verduras y hortalizas con las que dan sabor a sus recetas.

Su clientela también pertenece a distintas generaciones, muchos ya fieles y otros jóvenes que se van haciendo adeptos a su propuesta culinaria. Esta se compone de menú del día de lunes a viernes y carta, que sirven también como picoteo.

Otro ejemplo de que lo de siempre “no pasa de moda”, como expresa su responsable, se encuentra en la bodega del restaurante, donde imperan los vinos de Rioja y Ribera del Duero, junto a txakolis vizcainos.

En sintonía con el clasicismo de sus elaboraciones están también sus dos comedores, para 20 y 50 comensales, donde el cliente se siente allí como en su propia casa.