Picoteo especial con cocina “divertida” y vida cultural propia en Lataska en Sopela

Apunto de cumplir un año de andadura, Lataska ve cumplido su reto de ofrecer un nuevo concepto hostelero en Sopela, en el que buscan diferenciarse en la cocina y a la vez añadir vida cultural propia a su propuesta con conciertos, recitales de poemas y hasta campeonatos de ajedrez o de rana.

Con esta filosofía, dan una vuelta a los reclamos clásicos del picoteo, como las rabas –las preparan con mayonesa de ajo negro– y añaden innovaciones a su carta, escueta pero con un toque diferente que sorprende. Ello de la mano del cocinero Aitor Gómez, llegado de la cantera del restaurante DiverXO de Dabiz Muñoz, que imprime a la cocina creatividad y una chispa propia con toques de cocina peruana, mexicana, oriental... sobre la base de “productos nuestros, más tradicionales y pegados a la temporada”, detallan en el propio local.

De este modo logran una cocina que describen como “divertida y con precio asequible” y de la que dicen que busca ser “toda una experiencia”. Prueba de ello, su talo Karri, el pan pita Cherry o el show de empanadillas argentinas. Ofrecen raciones en carta y menú degustación, recién cambiado, de siete platos y postre.

El espíritu del “buen rollo” perseguido por sus cuatro socios a la hora de abrir Lataska (Iñaki Gutiérrez, Santi Méndez, José Antonio Valle Pitxi y Natxo Gómez) lo mantienen con las actividades culturales, más allá de la hostelería. Véanse las exposiciones mensuales. Ello atrae al “garito” –como les gusta referirse al establecimiento– a un público variado y ecléctico, como lo es también la decoración del local, de dos plantas –abajo el bar y arriba el comedor para 16 personas–. Dispone, además, de una terraza privilegiada con árboles junto a un parque infantil donde juegan los niños durante el vermuteo, por ejemplo.