Arriolane, fiel al estilo de una cervecera tradicional

EN Plentzia, la Cervecera Arriolane es todo un referente. No en vano, lleva 26 años dando servicio. Desde 1997 se mantiene fiel a su oferta, en la que la estrella es el típico menú a base de pollo asado acompañado de morcilla, croquetas, patatas fritas, pimientos verdes de su propia huerta y ensalada, ya sea mixta o de tomate de casa o de Barrika, Lemoiz o Gatika, como la lechuga. Así, en sus mesas pueden degustarse productos del entorno, reconocibles por su sabor auténtico. Incluso tienen chorizo casero frito y últimamente ha ganado muchos adeptos el codillo .

Además, ofrecen cazuelitas de bacalao en salsa vizcaina, callos y chipirones en su tinta. Y tienen chuleta de ternera mayor, de un kilo. Sin olvidar las rabas el fin de semana.

Los postres son caseros, desde el arroz con leche a los flanes, natillas, quesada y tartas.

Con todo ello, el cliente puede componer un menú a su gusto. En el caso de grupos elaboran menús concertados, previa reserva.

Para beber imperan las jarras de cerveza bien fresca pero tienen también variedad de vinos, tintos de Rioja y blancos de distintas D.O. más txakoli vizcaino.

Las amplias instalaciones de Arriolane constan de un comedor interior para 120 personas y un txoko privado para 20 pax, a lo que suman dos terrazas cubiertas (aterpes) para 40 comensales cada una y una campa a la entrada de la cervecera acondicionada como comedor al aire libre, ideal con buen tiempo, a la sombra de árboles y sombrillas.

Una vez dispuestos a comer, en el momento de hacer el pedido en la barra entregan el menaje de mesa y un ticket con un número que al aparecer en pantalla indicará que el pedido está ya listo para recoger. El propio cliente lo llevará a la mesa, si bien tienen servicio de recogida para después de comer.

En Arriolane, tanto adultos como niños disfrutan de la visita. En el caso de los txikis, gracias a los columpios en los que jugarán mientras los mayores saborean la sobremesa. Con mimo y atentos al detalle, para este momento preparan copas ricas.

Con todo, Arriolane es el remate perfecto a un día de playa. A 15 minutos andando y a cuatro en coche, cuenta con amplio parking para comodidad del cliente, en muchos casos fiel y de varias generaciones. Ellos dan vida a un negocio familiar con cercanía a su clientela y de ambiente tranquilo. Como servicio añadido, preparan comida para llevar con recogida en la cervecera.